Revista Opinión

El aniversario de la fundación de Fatah fue conmemorado en las universidades y academias de Judea y Samaria mediante la glorificación de los shahids y el aliento del terrorismo

Publicado el 17 enero 2018 por Emethgolem @NombredeIsrael

Reseña general

  • El 1 de enero de 2018 se cumplió el 53 aniversario de la fundación del movimiento Fatah. Para conmemorar dicho acontecimiento se organizaron varios eventos en Judea, Samaria y la Franja de Gaza. Entre las instituciones que celebraron el día del aniversario se encontraban también las universidades y academias de Judea y Samaria. Los eventos llevados a cabo en las instituciones académicas, que incluyeron marchas, manifestaciones y representaciones, fueron organizados principalmente por los movimientos estudiantiles de Fatah.
  • Contamos con imágenes que documentan los eventos realizados para conmemorar el aniversario de la fundación del movimiento Fatah en la Universidad de Birzeit, una de las universidades más destacadas en el campo de la educación superior de la Autoridad Palestina. Muchos de sus graduados han ocupado altos cargos en el liderazgo palestino de Judea y Samaria, incluyendo personas que ocuparon puestos importantes en las infraestructuras terroristas de Fatah y Hamás (como, por ejemplo, Marwan Barghouti en Fatah y Yahya Ayyash en Hamás). Otra documentación que exponemos a continuación se refiere a un acto celebrado en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Ramala (donde se educa la próxima generación de maestros para las escuelas de la Autoridad Palestina).
  • El movimiento Fatah, sobre cuya base funciona la Autoridad Palestina, ha integrado en los eventos del aniversario de su fundación varios motivos que, a todas luces, glorifican a las shahids muertas en ataques de suicidio y sacrificio causantes de numerosas bajas[1], y alientan la realización de ataques por terroristas suicidas. Se trata de un ejemplo más de la gran profundidad del arraigo de la “Cultura de Shahids”, en medio de la cual es educada la nueva generación de jóvenes en la Autoridad Palestina. Esta misma “cultura” es también compartida por los dirigentes de Fatah y de la Autoridad Palestina, sin que sea el dominio exclusivo de las organizaciones terroristas como Hamás.[2]

El grupo de edades de los jóvenes y estudiantes universitarios, hacia quienes van dirigidos los mensajes de Fatah en las instituciones académicas, es el que constituye durante los últimos años la “punta de lanza” en los enfrentamientos violentos con las Fuerzas de Seguridad Israelíes y el “núcleo principal” de los perpetradores de actos de terrorismo (en el marco del terrorismo popular denominado por la Autoridad Palestina la “resistencia popular”). La realización de eventos en instituciones académicas con evidentes símbolos militares que fomentan atentados suicidas constituye un mensaje claro por parte de Fatah y la Autoridad Palestina de que las actividades terroristas contra Israel son actos legítimos y hasta deseables, lo cual es totalmente opuesto a los mensajes dirigidos por ambas organizaciones hacia la comunidad internacional.[3]

La ceremonia en la Universidad de Birzeit

  • La ceremonia fue celebrada en la Universidad el 3 de enero de 2018 por el movimiento estudiantil de Fatah (Shabiba). En la página Facebook del movimiento estudiantil de la universidad se publicaron numerosas fotos del evento. La ceremonia incluyó, entre otras cosas, un desfile de estudiantes izando las banderas de Fatah. Los participantes del desfile iban enmascarados y algunos de ellos tenían puestos uniformes y chalecos antibalas. En la espalada de sus chalecos antibalas estaba escrito: “Unidades del Shahid Ra’ed al-Karami”.[4] Algunos de los participantes representaban a terroristas suicidas. Estaban vestidos con sudarios blancos y tenían ceñidos cinturones explosivos.Cada uno de ellos sostenía en sus manos un Corán. (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018).

Por su importancia reproduzco este articulo de ELÍAS COHEN del 2015.

Además de haber caído en contradicciones, las acciones del BDS no han contribuido a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto
Foto: Activistas a favor del boicot a Israel durante una protesta pro-palestina en Bilbao, en noviembre de 2012 (Reuters).
" data-medium-file="" data-large-file="" class="alignnone wp-image-53296" title="Activistas enmascarados, vestidos con sudarios blancos y ceñidos con cinturones explosivos, sosteniendo un Corán en las manos. (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018)." src="https://i2.wp.com/www.terrorism-info.org.il/app/uploads/2018/01/word-image-1515930858401.jpeg" alt="Activistas enmascarados, vestidos con sudarios blancos y ceñidos con cinturones explosivos, sosteniendo un Corán en las manos. (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018)." width="257" height="173" />    

Por su importancia reproduzco este articulo de ELÍAS COHEN del 2015.

Además de haber caído en contradicciones, las acciones del BDS no han contribuido a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto
Foto: Activistas a favor del boicot a Israel durante una protesta pro-palestina en Bilbao, en noviembre de 2012 (Reuters).
" data-medium-file="" data-large-file="" class="alignnone wp-image-53297" title="Activistas enmascarados, vestidos con sudarios blancos y ceñidos con cinturones explosivos, sosteniendo un Corán en las manos. (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018)." src="https://i2.wp.com/www.terrorism-info.org.il/app/uploads/2018/01/word-image-1515930859222.png" alt="Activistas enmascarados, vestidos con sudarios blancos y ceñidos con cinturones explosivos, sosteniendo un Corán en las manos. (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018)." width="258" height="172" />
Activistas enmascarados, vestidos con sudarios blancos y ceñidos con cinturones explosivos, sosteniendo un Corán en las manos. (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018).
  • Además, como parte del evento, los manifestantes representaron una simulación en la que un soldado de las FDI disparaba contra los manifestantes palestinos y, acto seguido, un simulacro del funeral de uno de los manifestantes que, según la representación, había muerto como consecuencia del tiroteo.
  • Durante la ceremonia y el desfile se izaron pancartas enfatizando que Jerusalén es palestina y expresando apoyo a los prisioneros. También se izaron carteles con la imagen de Yasser Arafat y su famoso lema: “millones de mártires marchan a Jerusalén”, así como imágenes de Yusuf al-Shaib, el coordinador de las actividades del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, que fuera detenido por el ejército israelí el 16 de diciembre de 2017.

Por su importancia reproduzco este articulo de ELÍAS COHEN del 2015 para El Confidencial

Desde su nacimiento, el BDS ha adquirido relevancia global: simpatizantes célebres como Roger Waters, Naomi Klein o Desmond Tutu, campañas sonadas como la que se llevó a cabo contra Scarlett Johansson por ser la imagen de la empresa israelí Sodastream, o las recientes declaraciones -posteriormente rectificadas- del CEO de Orange Stephen Richard en El Cairo, por las que expresaba sus deseos de que su empresa saliera del mercado israelí, entre otros, han otorgado una visibilidad internacional al movimiento BDS. En España, sin embargo, es un movimiento marginal que ha obtenido una sonada publicidad por haber conseguido que el cantante judío norteamericano Matisyahu no cantara en el Festival Rototom que se celebra en Benicàssim.
Trayectoria
Durante estos diez años, el BDS ha ampliado su lista de adherentes y ha desarrollado una trayectoria en lo que a boicot y desinversiones contra Israel se refiere. Figuras internacionales incontestables como Stephen Hawking, asociaciones universitarias como la ASA (American Students Association) -la gran implantación del movimiento está en las universidades occidentales- instituciones financieras como el fondo New Zealand Superannuation, el fondo de pensiones estatal de Luxemburgo, el Danske Bank, el banco más grande de Dinamarca, o el Gobierno de Islas Maldivas, han apoyado públicamente la campaña BDS y han actuado en consecuencia, rechazando acudir a Israel para una conferencia como Hawking, rompiendo acuerdos con instituciones financieras israelíes, o, como en el caso de Maldivas, prohibiendo la importación de todos los productos israelíes.
Según Sheffield, comentarista de Forbes, el BDS daña con más intensidad a la economía palestina, fuertemente dependiente de la israelí
No obstante, hasta ahora, además de haber caído en contradicciones y haber generado críticos en ambos lados, las acciones del BDS han difuminado sus objetivos, y no han contribuido a realizar lo planteado en su manifiesto inicial ni a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto.
Perjuicio a la economía palestina
El impacto actual que provoca el BDS en la economía israelí es muy pequeño. Recientemente, la Rand Corporation publicó un informe en el que examinaba los beneficios económicos de la paz entre israelíes y palestinos, así como los perjuicios económicos en otros escenarios, como el actual de dilatación de la “calma tensa” y del status quo. Si se prolonga este último, la Rand avisa de que se intensificaría la campaña de BDS, pero, en palabras de Charles Ries, presidente del think-tank en cuestión, aunque tenga mucha “publicidad”, su impacto no es tan grande.
Por otro lado, y más importante, según informó Carrie Sheffield, comentarista económica de Forbes, el BDS daña con más intensidad a la economía palestina. De acuerdo con Sheffield, el BDS perjudica la confluencia que existe entre las economías israelí y palestina, de la que esta última es fuertemente dependiente. Las cifras hablan por sí solas:
“Israel tiene un PIB de 291.000 millones dólares, los Territorios Palestinos de 11.300 millones. En 2012, las ventas de Israel a la Autoridad Palestina fueron de 4300 millones de dólares, aproximadamente el 5% de las exportaciones israelíes, menos de 2% del PIB de Israel. En 2012, las ventas de palestinos a Israel representaron alrededor del 81% de las exportaciones palestinas y menos de un punto porcentual del PIB israelí. Las compras palestinas en Israel representaron dos tercios de las importaciones palestinas totales (el 27% del PIB palestino)”.
Una mujer palestina recoge tuna en Nilin, Cisjordania (Reuters).Una mujer palestina recoge tuna en Nilin, Cisjordania (Reuters).
Además de que una mayor colaboración económica entre ambos pueblos mejoraría sin duda la convivencia y las posibilidades de paz, en Sodastream, y en otras empresas israelíes en las que trabajan palestinos, se paga un salario entre tres y cinco mayor que en los territorios de la Autoridad Nacional Palestina, como recuerda Sheffield -y, también, los trabajadores tienen unos derechos laborales similares a los de cualquier país europeo.
Un planteamiento injusto y discriminatorio
Los miembros del BDS han incurrido en ciertas actitudes que, cuanto menos, cuestionan los objetivos del movimiento. Ciertamente, es desconcertante que el boicot no haya sido dirigido exclusivamente contra determinados gobiernos de Israel o determinadas empresas estratégicas, o solamente contra empresas que operan en Cisjordania, como la ya citada Sodastream; al contrario, el BDS ha apuntado contra todo lo que provenga de Israel, ya sean profesores, artistas, escritores, deportistas etcétera. Noa, por ejemplo, famosa cantante israelí y pacifista, ha sido en varias ocasiones objeto de boicot como “embajadora cultural de Israel”; algo que no ha gustado ni siquiera a palestinos como la artista Awad.
Y es que, un boicot tan extensivo es hipócrita e injusto. En julio de 2014, alguien tan poco sospechoso de comulgar con las políticas israelíes como Noam Chomsky resumió claramente la doble vara de medir que aplica el BDS: “Si queremos boicotear la Universidad de Tel Aviv porque Israel viola los derechos humanos, entonces ¿por qué no boicotear a Harvard debido a las mucho mayores violaciones cometidas por los Estados Unidos?”
En primer lugar, señalar a todo lo israelí, no es justo, ya que hay muchos israelíes, como Noa, que están en favor de la paz con los palestinos; en realidad una ostentosa mayoría: según una encuesta del Peace Index elaborada el pasado mes de marzo, un 62,2% de los israelíes está a favor o muy a favor de que continúen las negociaciones de paz. Aparte de que exime de toda responsabilidad a los palestinos por el conflicto; algo que ya apuntaron en The Economist en 2007: culpar únicamente a Israel será percibido como injusto.
BDS del País Valenciá desveló con su acción que su intención no es ayudar al pueblo palestino, sino discriminar y acosar a judíos
En segundo lugar, miembros prominentes del BDS han sido protagonistas de polémicas que no dejan en buen lugar al movimiento y a sus supuestos principios, cuando no son abiertamente beligerantes a cualquier acercamiento hacia una convivencia con Israel. Omar Barghouti, líder de la rama cultural del BDS, Pacbi, ha estudiado, mientras promovía el boicot cultural y académico contra Israel, un Máster en la Universidad de Tel Aviv. En 2009, Barghouti realizó también unas declaraciones que no invitaban precisamente al entendimiento entre ambos pueblos, que los estándares de la comunidad internacional han establecido en una solución de dos estados:
“No se puede conciliar el derecho al retorno de los refugiados con una solución de dos estados. . . . Un retorno de los refugiados terminaría con la existencia de Israel como Estado judío”.
Pero Barghouti no ha sido el único líder del movimiento BDS que se ha mostrado hostil hacia la coexistencia entre israelíes y palestinos. Asad Abu Jalil, uno de los mayores representantes del BDS en los EE UU y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de California fue demasiado lejos: “La justicia y la libertad para los palestinos son incompatibles con la existencia del Estado de Israel”.
Estos comentarios han propiciado una legión de críticos contra el BDS, los cuales no son precisamente entusiastas pro israelíes, como el mentado Chomsky, también Norman Finkelstein que calificó al BDS de secta que quería destruir Israel o Roger Cohen, columnista del New York Times, que advirtió que el movimiento podía ser una cobertura para el antisemitismo. Por si todo ello fuera poco, Hamás mostró el año pasado su total apoyo al movimiento BDS.
Además de todo ello, el mayor delirio de las organizaciones BDS, en concreto en España, ha llegado de la mano de la polémica creada con Matisyahu. Hasta el director del Festival Rototom, que finalmente cedió a las presiones -aunque haya rectificado y pedido disculpas este miércoles- reconocía que se perseguía al cantante -que no es israelí, y sus letras versan sobre la paz y la convivencia- porque era judío. BDS del País Valenciá, que impulsó el boicot a Matisyahu, desveló con su acción que su intención no es ayudar al pueblo palestino, sino discriminar y acosar a judíos utilizando la solidaridad con los palestinos como pantalla.
Lejos de sus objetivos
Verdaderamente, el BDS aplica las mismas tácticas de boicot total que han aplicado la mayoría de los países árabes tras el establecimiento del Estado de Israel en 1948. Sin embargo, los acuerdos de paz con Egipto y Jordania muestran que ni la guerra tradicional ni la guerra comercial construyen un futuro mejor para la región.
El BDS no ha conseguido ninguno de los objetivos que estableció en 2005. En sus campañas más conocidas, tampoco hizo fortuna: Scarlett Johansson no renunció a ser imagen de Sodastream, el escritor Antonio Muñoz Molina rechazó las peticiones de boicot y acudió a recoger el premio Jerusalén, el CEO de Orange declaró posteriormente que se habían malinterpretados sus palabras y expresó su deseo de seguir apostando por el mercado israelí. Vetando a Matisyahu, además, se ha mostrado como un subproducto de odio hacia los judíos.

Además de haber caído en contradicciones, las acciones del BDS no han contribuido a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto
El 9 de julio del año 2005, terminada la Segunda Intifada, 171 organizaciones que apoyan la causa palestina publicaron un manifiesto en el que pedían el boicot, desinversiones y sanciones (BDS) contra Israel con el objetivo de, según el documento, (a) que Israel cumpla las leyes internacionales (b) que Israel se retire a las fronteras anteriores a 1967 (c) que Israel derribe el muro de separación en Cisjordania (d) que exista una igualdad real y total para los ciudadanos árabes de Israel y (e) respetar, proteger y promover los derechos de los refugiados palestinos a regresar a sus casas y a recuperar sus propiedades.
Una lista ambiciosa de objetivos que el recién nacido movimiento BDS pretendía lograr tomando como ejemplo el boicot internacional contra la Sudáfrica del apartheid. La gran mayoría de la financiación que obtiene la red de ONG suscritas al movimiento BDS consiste en subvenciones de la Unión Europea y de varios de sus países miembros como Irlanda, España, Suecia u Holanda.

" data-medium-file="" data-large-file="" class="alignnone wp-image-53300" title="una pancarta con la imagen de Yasser Arafat y su lema “millones de mártires marchan a Jerusalén” (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018)." src="https://i0.wp.com/www.terrorism-info.org.il/app/uploads/2018/01/word-image-1515930862400.png" alt="una pancarta con la imagen de Yasser Arafat y su lema “millones de mártires marchan a Jerusalén” (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018)." width="284" height="193" />    

Por su importancia reproduzco este articulo de ELÍAS COHEN del 2015 para El Confidencial>

Desde su nacimiento, el BDS ha adquirido relevancia global: simpatizantes célebres como Roger Waters, Naomi Klein o Desmond Tutu, campañas sonadas como la que se llevó a cabo contra Scarlett Johansson por ser la imagen de la empresa israelí Sodastream, o las recientes declaraciones -posteriormente rectificadas- del CEO de Orange Stephen Richard en El Cairo, por las que expresaba sus deseos de que su empresa saliera del mercado israelí, entre otros, han otorgado una visibilidad internacional al movimiento BDS. En España, sin embargo, es un movimiento marginal que ha obtenido una sonada publicidad por haber conseguido que el cantante judío norteamericano Matisyahu no cantara en el Festival Rototom que se celebra en Benicàssim.
Trayectoria
Durante estos diez años, el BDS ha ampliado su lista de adherentes y ha desarrollado una trayectoria en lo que a boicot y desinversiones contra Israel se refiere. Figuras internacionales incontestables como Stephen Hawking, asociaciones universitarias como la ASA (American Students Association) -la gran implantación del movimiento está en las universidades occidentales- instituciones financieras como el fondo New Zealand Superannuation, el fondo de pensiones estatal de Luxemburgo, el Danske Bank, el banco más grande de Dinamarca, o el Gobierno de Islas Maldivas, han apoyado públicamente la campaña BDS y han actuado en consecuencia, rechazando acudir a Israel para una conferencia como Hawking, rompiendo acuerdos con instituciones financieras israelíes, o, como en el caso de Maldivas, prohibiendo la importación de todos los productos israelíes.
Según Sheffield, comentarista de Forbes, el BDS daña con más intensidad a la economía palestina, fuertemente dependiente de la israelí
No obstante, hasta ahora, además de haber caído en contradicciones y haber generado críticos en ambos lados, las acciones del BDS han difuminado sus objetivos, y no han contribuido a realizar lo planteado en su manifiesto inicial ni a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto.
Perjuicio a la economía palestina
El impacto actual que provoca el BDS en la economía israelí es muy pequeño. Recientemente, la Rand Corporation publicó un informe en el que examinaba los beneficios económicos de la paz entre israelíes y palestinos, así como los perjuicios económicos en otros escenarios, como el actual de dilatación de la “calma tensa” y del status quo. Si se prolonga este último, la Rand avisa de que se intensificaría la campaña de BDS, pero, en palabras de Charles Ries, presidente del think-tank en cuestión, aunque tenga mucha “publicidad”, su impacto no es tan grande.
Por otro lado, y más importante, según informó Carrie Sheffield, comentarista económica de Forbes, el BDS daña con más intensidad a la economía palestina. De acuerdo con Sheffield, el BDS perjudica la confluencia que existe entre las economías israelí y palestina, de la que esta última es fuertemente dependiente. Las cifras hablan por sí solas:
“Israel tiene un PIB de 291.000 millones dólares, los Territorios Palestinos de 11.300 millones. En 2012, las ventas de Israel a la Autoridad Palestina fueron de 4300 millones de dólares, aproximadamente el 5% de las exportaciones israelíes, menos de 2% del PIB de Israel. En 2012, las ventas de palestinos a Israel representaron alrededor del 81% de las exportaciones palestinas y menos de un punto porcentual del PIB israelí. Las compras palestinas en Israel representaron dos tercios de las importaciones palestinas totales (el 27% del PIB palestino)”.
Una mujer palestina recoge tuna en Nilin, Cisjordania (Reuters).Una mujer palestina recoge tuna en Nilin, Cisjordania (Reuters).
Además de que una mayor colaboración económica entre ambos pueblos mejoraría sin duda la convivencia y las posibilidades de paz, en Sodastream, y en otras empresas israelíes en las que trabajan palestinos, se paga un salario entre tres y cinco mayor que en los territorios de la Autoridad Nacional Palestina, como recuerda Sheffield -y, también, los trabajadores tienen unos derechos laborales similares a los de cualquier país europeo.
Un planteamiento injusto y discriminatorio
Los miembros del BDS han incurrido en ciertas actitudes que, cuanto menos, cuestionan los objetivos del movimiento. Ciertamente, es desconcertante que el boicot no haya sido dirigido exclusivamente contra determinados gobiernos de Israel o determinadas empresas estratégicas, o solamente contra empresas que operan en Cisjordania, como la ya citada Sodastream; al contrario, el BDS ha apuntado contra todo lo que provenga de Israel, ya sean profesores, artistas, escritores, deportistas etcétera. Noa, por ejemplo, famosa cantante israelí y pacifista, ha sido en varias ocasiones objeto de boicot como “embajadora cultural de Israel”; algo que no ha gustado ni siquiera a palestinos como la artista Awad.
Y es que, un boicot tan extensivo es hipócrita e injusto. En julio de 2014, alguien tan poco sospechoso de comulgar con las políticas israelíes como Noam Chomsky resumió claramente la doble vara de medir que aplica el BDS: “Si queremos boicotear la Universidad de Tel Aviv porque Israel viola los derechos humanos, entonces ¿por qué no boicotear a Harvard debido a las mucho mayores violaciones cometidas por los Estados Unidos?”
En primer lugar, señalar a todo lo israelí, no es justo, ya que hay muchos israelíes, como Noa, que están en favor de la paz con los palestinos; en realidad una ostentosa mayoría: según una encuesta del Peace Index elaborada el pasado mes de marzo, un 62,2% de los israelíes está a favor o muy a favor de que continúen las negociaciones de paz. Aparte de que exime de toda responsabilidad a los palestinos por el conflicto; algo que ya apuntaron en The Economist en 2007: culpar únicamente a Israel será percibido como injusto.
BDS del País Valenciá desveló con su acción que su intención no es ayudar al pueblo palestino, sino discriminar y acosar a judíos
En segundo lugar, miembros prominentes del BDS han sido protagonistas de polémicas que no dejan en buen lugar al movimiento y a sus supuestos principios, cuando no son abiertamente beligerantes a cualquier acercamiento hacia una convivencia con Israel. Omar Barghouti, líder de la rama cultural del BDS, Pacbi, ha estudiado, mientras promovía el boicot cultural y académico contra Israel, un Máster en la Universidad de Tel Aviv. En 2009, Barghouti realizó también unas declaraciones que no invitaban precisamente al entendimiento entre ambos pueblos, que los estándares de la comunidad internacional han establecido en una solución de dos estados:
“No se puede conciliar el derecho al retorno de los refugiados con una solución de dos estados. . . . Un retorno de los refugiados terminaría con la existencia de Israel como Estado judío”.
Pero Barghouti no ha sido el único líder del movimiento BDS que se ha mostrado hostil hacia la coexistencia entre israelíes y palestinos. Asad Abu Jalil, uno de los mayores representantes del BDS en los EE UU y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de California fue demasiado lejos: “La justicia y la libertad para los palestinos son incompatibles con la existencia del Estado de Israel”.
Estos comentarios han propiciado una legión de críticos contra el BDS, los cuales no son precisamente entusiastas pro israelíes, como el mentado Chomsky, también Norman Finkelstein que calificó al BDS de secta que quería destruir Israel o Roger Cohen, columnista del New York Times, que advirtió que el movimiento podía ser una cobertura para el antisemitismo. Por si todo ello fuera poco, Hamás mostró el año pasado su total apoyo al movimiento BDS.
Además de todo ello, el mayor delirio de las organizaciones BDS, en concreto en España, ha llegado de la mano de la polémica creada con Matisyahu. Hasta el director del Festival Rototom, que finalmente cedió a las presiones -aunque haya rectificado y pedido disculpas este miércoles- reconocía que se perseguía al cantante -que no es israelí, y sus letras versan sobre la paz y la convivencia- porque era judío. BDS del País Valenciá, que impulsó el boicot a Matisyahu, desveló con su acción que su intención no es ayudar al pueblo palestino, sino discriminar y acosar a judíos utilizando la solidaridad con los palestinos como pantalla.
Lejos de sus objetivos
Verdaderamente, el BDS aplica las mismas tácticas de boicot total que han aplicado la mayoría de los países árabes tras el establecimiento del Estado de Israel en 1948. Sin embargo, los acuerdos de paz con Egipto y Jordania muestran que ni la guerra tradicional ni la guerra comercial construyen un futuro mejor para la región.
El BDS no ha conseguido ninguno de los objetivos que estableció en 2005. En sus campañas más conocidas, tampoco hizo fortuna: Scarlett Johansson no renunció a ser imagen de Sodastream, el escritor Antonio Muñoz Molina rechazó las peticiones de boicot y acudió a recoger el premio Jerusalén, el CEO de Orange declaró posteriormente que se habían malinterpretados sus palabras y expresó su deseo de seguir apostando por el mercado israelí. Vetando a Matisyahu, además, se ha mostrado como un subproducto de odio hacia los judíos.

Además de haber caído en contradicciones, las acciones del BDS no han contribuido a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto
El 9 de julio del año 2005, terminada la Segunda Intifada, 171 organizaciones que apoyan la causa palestina publicaron un manifiesto en el que pedían el boicot, desinversiones y sanciones (BDS) contra Israel con el objetivo de, según el documento, (a) que Israel cumpla las leyes internacionales (b) que Israel se retire a las fronteras anteriores a 1967 (c) que Israel derribe el muro de separación en Cisjordania (d) que exista una igualdad real y total para los ciudadanos árabes de Israel y (e) respetar, proteger y promover los derechos de los refugiados palestinos a regresar a sus casas y a recuperar sus propiedades.
Una lista ambiciosa de objetivos que el recién nacido movimiento BDS pretendía lograr tomando como ejemplo el boicot internacional contra la Sudáfrica del apartheid. La gran mayoría de la financiación que obtiene la red de ONG suscritas al movimiento BDS consiste en subvenciones de la Unión Europea y de varios de sus países miembros como Irlanda, España, Suecia u Holanda.

" data-medium-file="" data-large-file="" class="alignnone wp-image-53301" title="una pancarta con la imagen de Yusuf al-Shaib, el coordinador de las actividades del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, que fue detenido por el ejército israelí el 16 de diciembre de 2017." src="https://i0.wp.com/www.terrorism-info.org.il/app/uploads/2018/01/word-image-1515930863948.png" alt="una pancarta con la imagen de Yusuf al-Shaib, el coordinador de las actividades del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, que fue detenido por el ejército israelí el 16 de diciembre de 2017." width="290" height="193" />
Pancartas izadas durante el evento. Derecha: una pancarta con la imagen de Yusuf al-Shaib, el coordinador de las actividades del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, que fue detenido por el ejército israelí el 16 de diciembre de 2017. Izquierda: una pancarta con la imagen de Yasser Arafat y su lema “millones de mártires marchan a Jerusalén” (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018).

Por su importancia reproduzco este articulo de ELÍAS COHEN del 2015 para El Confidencial

Desde su nacimiento, el BDS ha adquirido relevancia global: simpatizantes célebres como Roger Waters, Naomi Klein o Desmond Tutu, campañas sonadas como la que se llevó a cabo contra Scarlett Johansson por ser la imagen de la empresa israelí Sodastream, o las recientes declaraciones -posteriormente rectificadas- del CEO de Orange Stephen Richard en El Cairo, por las que expresaba sus deseos de que su empresa saliera del mercado israelí, entre otros, han otorgado una visibilidad internacional al movimiento BDS. En España, sin embargo, es un movimiento marginal que ha obtenido una sonada publicidad por haber conseguido que el cantante judío norteamericano Matisyahu no cantara en el Festival Rototom que se celebra en Benicàssim.
Trayectoria
Durante estos diez años, el BDS ha ampliado su lista de adherentes y ha desarrollado una trayectoria en lo que a boicot y desinversiones contra Israel se refiere. Figuras internacionales incontestables como Stephen Hawking, asociaciones universitarias como la ASA (American Students Association) -la gran implantación del movimiento está en las universidades occidentales- instituciones financieras como el fondo New Zealand Superannuation, el fondo de pensiones estatal de Luxemburgo, el Danske Bank, el banco más grande de Dinamarca, o el Gobierno de Islas Maldivas, han apoyado públicamente la campaña BDS y han actuado en consecuencia, rechazando acudir a Israel para una conferencia como Hawking, rompiendo acuerdos con instituciones financieras israelíes, o, como en el caso de Maldivas, prohibiendo la importación de todos los productos israelíes.
Según Sheffield, comentarista de Forbes, el BDS daña con más intensidad a la economía palestina, fuertemente dependiente de la israelí
No obstante, hasta ahora, además de haber caído en contradicciones y haber generado críticos en ambos lados, las acciones del BDS han difuminado sus objetivos, y no han contribuido a realizar lo planteado en su manifiesto inicial ni a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto.
Perjuicio a la economía palestina
El impacto actual que provoca el BDS en la economía israelí es muy pequeño. Recientemente, la Rand Corporation publicó un informe en el que examinaba los beneficios económicos de la paz entre israelíes y palestinos, así como los perjuicios económicos en otros escenarios, como el actual de dilatación de la “calma tensa” y del status quo. Si se prolonga este último, la Rand avisa de que se intensificaría la campaña de BDS, pero, en palabras de Charles Ries, presidente del think-tank en cuestión, aunque tenga mucha “publicidad”, su impacto no es tan grande.
Por otro lado, y más importante, según informó Carrie Sheffield, comentarista económica de Forbes, el BDS daña con más intensidad a la economía palestina. De acuerdo con Sheffield, el BDS perjudica la confluencia que existe entre las economías israelí y palestina, de la que esta última es fuertemente dependiente. Las cifras hablan por sí solas:
“Israel tiene un PIB de 291.000 millones dólares, los Territorios Palestinos de 11.300 millones. En 2012, las ventas de Israel a la Autoridad Palestina fueron de 4300 millones de dólares, aproximadamente el 5% de las exportaciones israelíes, menos de 2% del PIB de Israel. En 2012, las ventas de palestinos a Israel representaron alrededor del 81% de las exportaciones palestinas y menos de un punto porcentual del PIB israelí. Las compras palestinas en Israel representaron dos tercios de las importaciones palestinas totales (el 27% del PIB palestino)”.
Una mujer palestina recoge tuna en Nilin, Cisjordania (Reuters).Una mujer palestina recoge tuna en Nilin, Cisjordania (Reuters).
Además de que una mayor colaboración económica entre ambos pueblos mejoraría sin duda la convivencia y las posibilidades de paz, en Sodastream, y en otras empresas israelíes en las que trabajan palestinos, se paga un salario entre tres y cinco mayor que en los territorios de la Autoridad Nacional Palestina, como recuerda Sheffield -y, también, los trabajadores tienen unos derechos laborales similares a los de cualquier país europeo.
Un planteamiento injusto y discriminatorio
Los miembros del BDS han incurrido en ciertas actitudes que, cuanto menos, cuestionan los objetivos del movimiento. Ciertamente, es desconcertante que el boicot no haya sido dirigido exclusivamente contra determinados gobiernos de Israel o determinadas empresas estratégicas, o solamente contra empresas que operan en Cisjordania, como la ya citada Sodastream; al contrario, el BDS ha apuntado contra todo lo que provenga de Israel, ya sean profesores, artistas, escritores, deportistas etcétera. Noa, por ejemplo, famosa cantante israelí y pacifista, ha sido en varias ocasiones objeto de boicot como “embajadora cultural de Israel”; algo que no ha gustado ni siquiera a palestinos como la artista Awad.
Y es que, un boicot tan extensivo es hipócrita e injusto. En julio de 2014, alguien tan poco sospechoso de comulgar con las políticas israelíes como Noam Chomsky resumió claramente la doble vara de medir que aplica el BDS: “Si queremos boicotear la Universidad de Tel Aviv porque Israel viola los derechos humanos, entonces ¿por qué no boicotear a Harvard debido a las mucho mayores violaciones cometidas por los Estados Unidos?”
En primer lugar, señalar a todo lo israelí, no es justo, ya que hay muchos israelíes, como Noa, que están en favor de la paz con los palestinos; en realidad una ostentosa mayoría: según una encuesta del Peace Index elaborada el pasado mes de marzo, un 62,2% de los israelíes está a favor o muy a favor de que continúen las negociaciones de paz. Aparte de que exime de toda responsabilidad a los palestinos por el conflicto; algo que ya apuntaron en The Economist en 2007: culpar únicamente a Israel será percibido como injusto.
BDS del País Valenciá desveló con su acción que su intención no es ayudar al pueblo palestino, sino discriminar y acosar a judíos
En segundo lugar, miembros prominentes del BDS han sido protagonistas de polémicas que no dejan en buen lugar al movimiento y a sus supuestos principios, cuando no son abiertamente beligerantes a cualquier acercamiento hacia una convivencia con Israel. Omar Barghouti, líder de la rama cultural del BDS, Pacbi, ha estudiado, mientras promovía el boicot cultural y académico contra Israel, un Máster en la Universidad de Tel Aviv. En 2009, Barghouti realizó también unas declaraciones que no invitaban precisamente al entendimiento entre ambos pueblos, que los estándares de la comunidad internacional han establecido en una solución de dos estados:
“No se puede conciliar el derecho al retorno de los refugiados con una solución de dos estados. . . . Un retorno de los refugiados terminaría con la existencia de Israel como Estado judío”.
Pero Barghouti no ha sido el único líder del movimiento BDS que se ha mostrado hostil hacia la coexistencia entre israelíes y palestinos. Asad Abu Jalil, uno de los mayores representantes del BDS en los EE UU y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de California fue demasiado lejos: “La justicia y la libertad para los palestinos son incompatibles con la existencia del Estado de Israel”.
Estos comentarios han propiciado una legión de críticos contra el BDS, los cuales no son precisamente entusiastas pro israelíes, como el mentado Chomsky, también Norman Finkelstein que calificó al BDS de secta que quería destruir Israel o Roger Cohen, columnista del New York Times, que advirtió que el movimiento podía ser una cobertura para el antisemitismo. Por si todo ello fuera poco, Hamás mostró el año pasado su total apoyo al movimiento BDS.
Además de todo ello, el mayor delirio de las organizaciones BDS, en concreto en España, ha llegado de la mano de la polémica creada con Matisyahu. Hasta el director del Festival Rototom, que finalmente cedió a las presiones -aunque haya rectificado y pedido disculpas este miércoles- reconocía que se perseguía al cantante -que no es israelí, y sus letras versan sobre la paz y la convivencia- porque era judío. BDS del País Valenciá, que impulsó el boicot a Matisyahu, desveló con su acción que su intención no es ayudar al pueblo palestino, sino discriminar y acosar a judíos utilizando la solidaridad con los palestinos como pantalla.
Lejos de sus objetivos
Verdaderamente, el BDS aplica las mismas tácticas de boicot total que han aplicado la mayoría de los países árabes tras el establecimiento del Estado de Israel en 1948. Sin embargo, los acuerdos de paz con Egipto y Jordania muestran que ni la guerra tradicional ni la guerra comercial construyen un futuro mejor para la región.
El BDS no ha conseguido ninguno de los objetivos que estableció en 2005. En sus campañas más conocidas, tampoco hizo fortuna: Scarlett Johansson no renunció a ser imagen de Sodastream, el escritor Antonio Muñoz Molina rechazó las peticiones de boicot y acudió a recoger el premio Jerusalén, el CEO de Orange declaró posteriormente que se habían malinterpretados sus palabras y expresó su deseo de seguir apostando por el mercado israelí. Vetando a Matisyahu, además, se ha mostrado como un subproducto de odio hacia los judíos.

Además de haber caído en contradicciones, las acciones del BDS no han contribuido a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto
El 9 de julio del año 2005, terminada la Segunda Intifada, 171 organizaciones que apoyan la causa palestina publicaron un manifiesto en el que pedían el boicot, desinversiones y sanciones (BDS) contra Israel con el objetivo de, según el documento, (a) que Israel cumpla las leyes internacionales (b) que Israel se retire a las fronteras anteriores a 1967 (c) que Israel derribe el muro de separación en Cisjordania (d) que exista una igualdad real y total para los ciudadanos árabes de Israel y (e) respetar, proteger y promover los derechos de los refugiados palestinos a regresar a sus casas y a recuperar sus propiedades.
Una lista ambiciosa de objetivos que el recién nacido movimiento BDS pretendía lograr tomando como ejemplo el boicot internacional contra la Sudáfrica del apartheid. La gran mayoría de la financiación que obtiene la red de ONG suscritas al movimiento BDS consiste en subvenciones de la Unión Europea y de varios de sus países miembros como Irlanda, España, Suecia u Holanda.

" data-medium-file="" data-large-file="" class="alignnone wp-image-53302" title="La imagen de Yasser Arafat y, a su lado, la de George Habash, quien fuera el fundador de la organización terrorista "Frente Popular para la Liberación de Palestina", sobre la que se lee: “no hay paz ni convivencia con la entidad sionista” (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018)." src="https://i0.wp.com/www.terrorism-info.org.il/app/uploads/2018/01/word-image-1515930865380.png" alt="La imagen de Yasser Arafat y, a su lado, la de George Habash, quien fuera el fundador de la organización terrorista "Frente Popular para la Liberación de Palestina", sobre la que se lee: “no hay paz ni convivencia con la entidad sionista” (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018)." width="261" height="175" />
La imagen de Yasser Arafat y, a su lado, la de George Habash, quien fuera el fundador de la organización terrorista “Frente Popular para la Liberación de Palestina”, sobre la que se lee: “no hay paz ni convivencia con la entidad sionista” (página Facebook del movimiento estudiantil de Fatah en la Universidad de Birzeit, 3 de enero de 2018).

La Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Ramala

  • El 4 de enero de 2018, el movimiento estudiantil de Fatah y la asociación de estudiantes llevaron a cabo un desfile militar con motivo del 53 aniversario de la fundación de Fatah en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Ramala, establecimiento que educa a la próxima generación de docentes de la Autoridad Palestina. Los participantes del desfile iban enmascarados y vestidos con uniformes militares y chalecos antibalas. Las fotos del evento fueron publicadas en la página Facebook oficial de Fatah.

Por su importancia reproduzco este articulo de ELÍAS COHEN del 2015 para El Confidencial:

 

Desde su nacimiento, el BDS ha adquirido relevancia global: simpatizantes célebres como Roger Waters, Naomi Klein o Desmond Tutu, campañas sonadas como la que se llevó a cabo contra Scarlett Johansson por ser la imagen de la empresa israelí Sodastream, o las recientes declaraciones -posteriormente rectificadas- del CEO de Orange Stephen Richard en El Cairo, por las que expresaba sus deseos de que su empresa saliera del mercado israelí, entre otros, han otorgado una visibilidad internacional al movimiento BDS. En España, sin embargo, es un movimiento marginal que ha obtenido una sonada publicidad por haber conseguido que el cantante judío norteamericano Matisyahu no cantara en el Festival Rototom que se celebra en Benicàssim.
Trayectoria
Durante estos diez años, el BDS ha ampliado su lista de adherentes y ha desarrollado una trayectoria en lo que a boicot y desinversiones contra Israel se refiere. Figuras internacionales incontestables como Stephen Hawking, asociaciones universitarias como la ASA (American Students Association) -la gran implantación del movimiento está en las universidades occidentales- instituciones financieras como el fondo New Zealand Superannuation, el fondo de pensiones estatal de Luxemburgo, el Danske Bank, el banco más grande de Dinamarca, o el Gobierno de Islas Maldivas, han apoyado públicamente la campaña BDS y han actuado en consecuencia, rechazando acudir a Israel para una conferencia como Hawking, rompiendo acuerdos con instituciones financieras israelíes, o, como en el caso de Maldivas, prohibiendo la importación de todos los productos israelíes.
Según Sheffield, comentarista de Forbes, el BDS daña con más intensidad a la economía palestina, fuertemente dependiente de la israelí
No obstante, hasta ahora, además de haber caído en contradicciones y haber generado críticos en ambos lados, las acciones del BDS han difuminado sus objetivos, y no han contribuido a realizar lo planteado en su manifiesto inicial ni a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto.
Perjuicio a la economía palestina
El impacto actual que provoca el BDS en la economía israelí es muy pequeño. Recientemente, la Rand Corporation publicó un informe en el que examinaba los beneficios económicos de la paz entre israelíes y palestinos, así como los perjuicios económicos en otros escenarios, como el actual de dilatación de la “calma tensa” y del status quo. Si se prolonga este último, la Rand avisa de que se intensificaría la campaña de BDS, pero, en palabras de Charles Ries, presidente del think-tank en cuestión, aunque tenga mucha “publicidad”, su impacto no es tan grande.
Por otro lado, y más importante, según informó Carrie Sheffield, comentarista económica de Forbes, el BDS daña con más intensidad a la economía palestina. De acuerdo con Sheffield, el BDS perjudica la confluencia que existe entre las economías israelí y palestina, de la que esta última es fuertemente dependiente. Las cifras hablan por sí solas:
“Israel tiene un PIB de 291.000 millones dólares, los Territorios Palestinos de 11.300 millones. En 2012, las ventas de Israel a la Autoridad Palestina fueron de 4300 millones de dólares, aproximadamente el 5% de las exportaciones israelíes, menos de 2% del PIB de Israel. En 2012, las ventas de palestinos a Israel representaron alrededor del 81% de las exportaciones palestinas y menos de un punto porcentual del PIB israelí. Las compras palestinas en Israel representaron dos tercios de las importaciones palestinas totales (el 27% del PIB palestino)”.
Una mujer palestina recoge tuna en Nilin, Cisjordania (Reuters).Una mujer palestina recoge tuna en Nilin, Cisjordania (Reuters).
Además de que una mayor colaboración económica entre ambos pueblos mejoraría sin duda la convivencia y las posibilidades de paz, en Sodastream, y en otras empresas israelíes en las que trabajan palestinos, se paga un salario entre tres y cinco mayor que en los territorios de la Autoridad Nacional Palestina, como recuerda Sheffield -y, también, los trabajadores tienen unos derechos laborales similares a los de cualquier país europeo.
Un planteamiento injusto y discriminatorio
Los miembros del BDS han incurrido en ciertas actitudes que, cuanto menos, cuestionan los objetivos del movimiento. Ciertamente, es desconcertante que el boicot no haya sido dirigido exclusivamente contra determinados gobiernos de Israel o determinadas empresas estratégicas, o solamente contra empresas que operan en Cisjordania, como la ya citada Sodastream; al contrario, el BDS ha apuntado contra todo lo que provenga de Israel, ya sean profesores, artistas, escritores, deportistas etcétera. Noa, por ejemplo, famosa cantante israelí y pacifista, ha sido en varias ocasiones objeto de boicot como “embajadora cultural de Israel”; algo que no ha gustado ni siquiera a palestinos como la artista Awad.
Y es que, un boicot tan extensivo es hipócrita e injusto. En julio de 2014, alguien tan poco sospechoso de comulgar con las políticas israelíes como Noam Chomsky resumió claramente la doble vara de medir que aplica el BDS: “Si queremos boicotear la Universidad de Tel Aviv porque Israel viola los derechos humanos, entonces ¿por qué no boicotear a Harvard debido a las mucho mayores violaciones cometidas por los Estados Unidos?”
En primer lugar, señalar a todo lo israelí, no es justo, ya que hay muchos israelíes, como Noa, que están en favor de la paz con los palestinos; en realidad una ostentosa mayoría: según una encuesta del Peace Index elaborada el pasado mes de marzo, un 62,2% de los israelíes está a favor o muy a favor de que continúen las negociaciones de paz. Aparte de que exime de toda responsabilidad a los palestinos por el conflicto; algo que ya apuntaron en The Economist en 2007: culpar únicamente a Israel será percibido como injusto.
BDS del País Valenciá desveló con su acción que su intención no es ayudar al pueblo palestino, sino discriminar y acosar a judíos
En segundo lugar, miembros prominentes del BDS han sido protagonistas de polémicas que no dejan en buen lugar al movimiento y a sus supuestos principios, cuando no son abiertamente beligerantes a cualquier acercamiento hacia una convivencia con Israel. Omar Barghouti, líder de la rama cultural del BDS, Pacbi, ha estudiado, mientras promovía el boicot cultural y académico contra Israel, un Máster en la Universidad de Tel Aviv. En 2009, Barghouti realizó también unas declaraciones que no invitaban precisamente al entendimiento entre ambos pueblos, que los estándares de la comunidad internacional han establecido en una solución de dos estados:
“No se puede conciliar el derecho al retorno de los refugiados con una solución de dos estados. . . . Un retorno de los refugiados terminaría con la existencia de Israel como Estado judío”.
Pero Barghouti no ha sido el único líder del movimiento BDS que se ha mostrado hostil hacia la coexistencia entre israelíes y palestinos. Asad Abu Jalil, uno de los mayores representantes del BDS en los EE UU y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de California fue demasiado lejos: “La justicia y la libertad para los palestinos son incompatibles con la existencia del Estado de Israel”.
Estos comentarios han propiciado una legión de críticos contra el BDS, los cuales no son precisamente entusiastas pro israelíes, como el mentado Chomsky, también Norman Finkelstein que calificó al BDS de secta que quería destruir Israel o Roger Cohen, columnista del New York Times, que advirtió que el movimiento podía ser una cobertura para el antisemitismo. Por si todo ello fuera poco, Hamás mostró el año pasado su total apoyo al movimiento BDS.
Además de todo ello, el mayor delirio de las organizaciones BDS, en concreto en España, ha llegado de la mano de la polémica creada con Matisyahu. Hasta el director del Festival Rototom, que finalmente cedió a las presiones -aunque haya rectificado y pedido disculpas este miércoles- reconocía que se perseguía al cantante -que no es israelí, y sus letras versan sobre la paz y la convivencia- porque era judío. BDS del País Valenciá, que impulsó el boicot a Matisyahu, desveló con su acción que su intención no es ayudar al pueblo palestino, sino discriminar y acosar a judíos utilizando la solidaridad con los palestinos como pantalla.
Lejos de sus objetivos
Verdaderamente, el BDS aplica las mismas tácticas de boicot total que han aplicado la mayoría de los países árabes tras el establecimiento del Estado de Israel en 1948. Sin embargo, los acuerdos de paz con Egipto y Jordania muestran que ni la guerra tradicional ni la guerra comercial construyen un futuro mejor para la región.

El BDS no ha conseguido ninguno de los objetivos que estableció en 2005. En sus campañas más conocidas, tampoco hizo fortuna: Scarlett Johansson no renunció a ser imagen de Sodastream, el escritor Antonio Muñoz Molina rechazó las peticiones de boicot y acudió a recoger el premio Jerusalén, el CEO de Orange declaró posteriormente que se habían malinterpretados sus palabras y expresó su deseo de seguir apostando por el mercado israelí. Vetando a Matisyahu, además, se ha mostrado como un subproducto de odio hacia los judíos.

Además de haber caído en contradicciones, las acciones del BDS no han contribuido a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto

El 9 de julio del año 2005, terminada la Segunda Intifada, 171 organizaciones que apoyan la causa palestina publicaron un manifiesto en el que pedían el boicot, desinversiones y sanciones (BDS) contra Israel con el objetivo de, según el documento, (a) que Israel cumpla las leyes internacionales (b) que Israel se retire a las fronteras anteriores a 1967 (c) que Israel derribe el muro de separación en Cisjordania (d) que exista una igualdad real y total para los ciudadanos árabes de Israel y (e) respetar, proteger y promover los derechos de los refugiados palestinos a regresar a sus casas y a recuperar sus propiedades.
Una lista ambiciosa de objetivos que el recién nacido movimiento BDS pretendía lograr tomando como ejemplo el boicot internacional contra la Sudáfrica del apartheid. La gran mayoría de la financiación que obtiene la red de ONG suscritas al movimiento BDS consiste en subvenciones de la Unión Europea y de varios de sus países miembros como Irlanda, España, Suecia u Holanda. " data-medium-file="" data-large-file="" class="alignnone wp-image-53304" title="El desfile militar de Fatah en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Ramala (página Facebook oficial de Fatah, 4 de enero de 2018)." src="https://i1.wp.com/www.terrorism-info.org.il/app/uploads/2018/01/word-image-1515930868966.png" alt="El desfile militar de Fatah en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Ramala (página Facebook oficial de Fatah, 4 de enero de 2018)." width="291" height="165" />    

Por su importancia reproduzco este articulo de ELÍAS COHEN del 2015 para El Confidencial:

 

Desde su nacimiento, el BDS ha adquirido relevancia global: simpatizantes célebres como Roger Waters, Naomi Klein o Desmond Tutu, campañas sonadas como la que se llevó a cabo contra Scarlett Johansson por ser la imagen de la empresa israelí Sodastream, o las recientes declaraciones -posteriormente rectificadas- del CEO de Orange Stephen Richard en El Cairo, por las que expresaba sus deseos de que su empresa saliera del mercado israelí, entre otros, han otorgado una visibilidad internacional al movimiento BDS. En España, sin embargo, es un movimiento marginal que ha obtenido una sonada publicidad por haber conseguido que el cantante judío norteamericano Matisyahu no cantara en el Festival Rototom que se celebra en Benicàssim.
Trayectoria
Durante estos diez años, el BDS ha ampliado su lista de adherentes y ha desarrollado una trayectoria en lo que a boicot y desinversiones contra Israel se refiere. Figuras internacionales incontestables como Stephen Hawking, asociaciones universitarias como la ASA (American Students Association) -la gran implantación del movimiento está en las universidades occidentales- instituciones financieras como el fondo New Zealand Superannuation, el fondo de pensiones estatal de Luxemburgo, el Danske Bank, el banco más grande de Dinamarca, o el Gobierno de Islas Maldivas, han apoyado públicamente la campaña BDS y han actuado en consecuencia, rechazando acudir a Israel para una conferencia como Hawking, rompiendo acuerdos con instituciones financieras israelíes, o, como en el caso de Maldivas, prohibiendo la importación de todos los productos israelíes.
Según Sheffield, comentarista de Forbes, el BDS daña con más intensidad a la economía palestina, fuertemente dependiente de la israelí
No obstante, hasta ahora, además de haber caído en contradicciones y haber generado críticos en ambos lados, las acciones del BDS han difuminado sus objetivos, y no han contribuido a realizar lo planteado en su manifiesto inicial ni a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto.
Perjuicio a la economía palestina
El impacto actual que provoca el BDS en la economía israelí es muy pequeño. Recientemente, la Rand Corporation publicó un informe en el que examinaba los beneficios económicos de la paz entre israelíes y palestinos, así como los perjuicios económicos en otros escenarios, como el actual de dilatación de la “calma tensa” y del status quo. Si se prolonga este último, la Rand avisa de que se intensificaría la campaña de BDS, pero, en palabras de Charles Ries, presidente del think-tank en cuestión, aunque tenga mucha “publicidad”, su impacto no es tan grande.
Por otro lado, y más importante, según informó Carrie Sheffield, comentarista económica de Forbes, el BDS daña con más intensidad a la economía palestina. De acuerdo con Sheffield, el BDS perjudica la confluencia que existe entre las economías israelí y palestina, de la que esta última es fuertemente dependiente. Las cifras hablan por sí solas:
“Israel tiene un PIB de 291.000 millones dólares, los Territorios Palestinos de 11.300 millones. En 2012, las ventas de Israel a la Autoridad Palestina fueron de 4300 millones de dólares, aproximadamente el 5% de las exportaciones israelíes, menos de 2% del PIB de Israel. En 2012, las ventas de palestinos a Israel representaron alrededor del 81% de las exportaciones palestinas y menos de un punto porcentual del PIB israelí. Las compras palestinas en Israel representaron dos tercios de las importaciones palestinas totales (el 27% del PIB palestino)”.
Una mujer palestina recoge tuna en Nilin, Cisjordania (Reuters).Una mujer palestina recoge tuna en Nilin, Cisjordania (Reuters).
Además de que una mayor colaboración económica entre ambos pueblos mejoraría sin duda la convivencia y las posibilidades de paz, en Sodastream, y en otras empresas israelíes en las que trabajan palestinos, se paga un salario entre tres y cinco mayor que en los territorios de la Autoridad Nacional Palestina, como recuerda Sheffield -y, también, los trabajadores tienen unos derechos laborales similares a los de cualquier país europeo.
Un planteamiento injusto y discriminatorio
Los miembros del BDS han incurrido en ciertas actitudes que, cuanto menos, cuestionan los objetivos del movimiento. Ciertamente, es desconcertante que el boicot no haya sido dirigido exclusivamente contra determinados gobiernos de Israel o determinadas empresas estratégicas, o solamente contra empresas que operan en Cisjordania, como la ya citada Sodastream; al contrario, el BDS ha apuntado contra todo lo que provenga de Israel, ya sean profesores, artistas, escritores, deportistas etcétera. Noa, por ejemplo, famosa cantante israelí y pacifista, ha sido en varias ocasiones objeto de boicot como “embajadora cultural de Israel”; algo que no ha gustado ni siquiera a palestinos como la artista Awad.
Y es que, un boicot tan extensivo es hipócrita e injusto. En julio de 2014, alguien tan poco sospechoso de comulgar con las políticas israelíes como Noam Chomsky resumió claramente la doble vara de medir que aplica el BDS: “Si queremos boicotear la Universidad de Tel Aviv porque Israel viola los derechos humanos, entonces ¿por qué no boicotear a Harvard debido a las mucho mayores violaciones cometidas por los Estados Unidos?”
En primer lugar, señalar a todo lo israelí, no es justo, ya que hay muchos israelíes, como Noa, que están en favor de la paz con los palestinos; en realidad una ostentosa mayoría: según una encuesta del Peace Index elaborada el pasado mes de marzo, un 62,2% de los israelíes está a favor o muy a favor de que continúen las negociaciones de paz. Aparte de que exime de toda responsabilidad a los palestinos por el conflicto; algo que ya apuntaron en The Economist en 2007: culpar únicamente a Israel será percibido como injusto.
BDS del País Valenciá desveló con su acción que su intención no es ayudar al pueblo palestino, sino discriminar y acosar a judíos
En segundo lugar, miembros prominentes del BDS han sido protagonistas de polémicas que no dejan en buen lugar al movimiento y a sus supuestos principios, cuando no son abiertamente beligerantes a cualquier acercamiento hacia una convivencia con Israel. Omar Barghouti, líder de la rama cultural del BDS, Pacbi, ha estudiado, mientras promovía el boicot cultural y académico contra Israel, un Máster en la Universidad de Tel Aviv. En 2009, Barghouti realizó también unas declaraciones que no invitaban precisamente al entendimiento entre ambos pueblos, que los estándares de la comunidad internacional han establecido en una solución de dos estados:

“No se puede conciliar el derecho al retorno de los refugiados con una solución de dos estados. . . . Un retorno de los refugiados terminaría con la existencia de Israel como Estado judío”.

Pero Barghouti no ha sido el único líder del movimiento BDS que se ha mostrado hostil hacia la coexistencia entre israelíes y palestinos. Asad Abu Jalil, uno de los mayores representantes del BDS en los EE UU y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de California fue demasiado lejos: “La justicia y la libertad para los palestinos son incompatibles con la existencia del Estado de Israel”.

Estos comentarios han propiciado una legión de críticos contra el BDS, los cuales no son precisamente entusiastas pro israelíes, como el mentado Chomsky, también Norman Finkelstein que calificó al BDS de secta que quería destruir Israel o Roger Cohen, columnista del New York Times, que advirtió que el movimiento podía ser una cobertura para el antisemitismo. Por si todo ello fuera poco, Hamás mostró el año pasado su total apoyo al movimiento BDS.

Además de todo ello, el mayor delirio de las organizaciones BDS, en concreto en España, ha llegado de la mano de la polémica creada con Matisyahu. Hasta el director del Festival Rototom, que finalmente cedió a las presiones -aunque haya rectificado y pedido disculpas este miércoles- reconocía que se perseguía al cantante -que no es israelí, y sus letras versan sobre la paz y la convivencia- porque era judío. BDS del País Valenciá, que impulsó el boicot a Matisyahu, desveló con su acción que su intención no es ayudar al pueblo palestino, sino discriminar y acosar a judíos utilizando la solidaridad con los palestinos como pantalla.

Lejos de sus objetivos.

Verdaderamente, el BDS aplica las mismas tácticas de boicot total que han aplicado la mayoría de los países árabes tras el establecimiento del Estado de Israel en 1948. Sin embargo, los acuerdos de paz con Egipto y Jordania muestran que ni la guerra tradicional ni la guerra comercial construyen un futuro mejor para la región.

El BDS no ha conseguido ninguno de los objetivos que estableció en 2005. En sus campañas más conocidas, tampoco hizo fortuna: Scarlett Johansson no renunció a ser imagen de Sodastream, el escritor Antonio Muñoz Molina rechazó las peticiones de boicot y acudió a recoger el premio Jerusalén, el CEO de Orange declaró posteriormente que se habían malinterpretados sus palabras y expresó su deseo de seguir apostando por el mercado israelí. Vetando a Matisyahu, además, se ha mostrado como un subproducto de odio hacia los judíos.

Además de haber caído en contradicciones, las acciones del BDS no han contribuido a mejorar la vida de los palestinos ni, mucho menos, a torcer el brazo de Israel en sus políticas respecto al conflicto

El 9 de julio del año 2005, terminada la Segunda Intifada, 171 organizaciones que apoyan la causa palestina publicaron un manifiesto en el que pedían el boicot, desinversiones y sanciones (BDS) contra Israel con el objetivo de, según el documento, (a) que Israel cumpla las leyes internacionales (b) que Israel se retire a las fronteras anteriores a 1967 (c) que Israel derribe el muro de separación en Cisjordania (d) que exista una igualdad real y total para los ciudadanos árabes de Israel y (e) respetar, proteger y promover los derechos de los refugiados palestinos a regresar a sus casas y a recuperar sus propiedades.
Una lista ambiciosa de objetivos que el recién nacido movimiento BDS pretendía lograr tomando como ejemplo el boicot internacional contra la Sudáfrica del apartheid. La gran mayoría de la financiación que obtiene la red de ONG suscritas al movimiento BDS consiste en subvenciones de la Unión Europea y de varios de sus países miembros como Irlanda, España, Suecia u Holanda. " data-medium-file="" data-large-file="" class="alignnone wp-image-53305" title="El desfile militar de Fatah en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Ramala (página Facebook oficial de Fatah, 4 de enero de 2018)." src="https://i1.wp.com/www.terrorism-info.org.il/app/uploads/2018/01/word-image-1515930870384.png" alt="El desfile militar de Fatah en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Ramala (página Facebook oficial de Fatah, 4 de enero de 2018)." width="294" height="164" />
El desfile militar de Fatah en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Ramala (página Facebook oficial de Fatah, 4 de enero de 2018).
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[1] Para más información acerca de la glorificación de las shahids como parte de la celebración del aniversario de la fundación de Fatah, véase la publicación del Centro de Información del 4 de enero de 2018: “la cultura palestina de mártires: para el aniversario de la fundación de Fatah, la página Facebook oficial de dicha organización glorificó a cinco terroristas palestinas que estuvieron involucradas en ataques de suicidio y sacrificio asesinos. [2] El terrorismo popular cuenta con la legitimidad de Fatah y de la Autoridad Palestina, lo cual fue recientemente ratificado en la Séptima Conferencia de Fatah celebrada en Ramala (29 de noviembre – 4 de diciembre de 2016). [3] Mahmud Abás dijo en una conferencia de prensa en la Casa Blanca: “Educamos a nuestros niños, descendientes e hijos para una cultura de paz” (Wafa, 3 de mayo de 2017). [4] Raed al-Karami: un militante de alto rango de Fatah, y uno de los dirigentes más importantes del ala militar de Fatah en la zona de Tulkarem. Estuvo involucrado en decenas de ataques terroristas que lesionaron y causaron la muerte de numerosos israelíes. Operaba bajo el mando directo de Marwan al-Barghouti, quien fue condenado a cinco cadenas perpetuas consecutivas por el asesinato premeditado de cinco personas. Ra’ed al-Karami murió el 14 de enero de 2002, durante la segunda Intifada. Israel fue acusado de su muerte. Después de la muerte de Raed al-Karami, Marwan Barghouti estuvo directamente involucrado en un ataque de venganza en el que Yoelle Chen, q.e.p.d., murió a disparos en la carretera Nº 443 cerca de Givat Zeev (15 de enero de 2002). 

Fuente: Centro Meir Amit


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