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Por Gustavo Sierra
El barco sigue ahí, dado vuelta sobre una montaña de cochayuyos (algas) y basura, en la bahía de Dichato.
El pizarrón de la escuela de la playa de Iloca ya no tiene pared que lo sostenga. Los galpones de la pesquera del puerto de Talcahuano están retorcidos como una lata de atún. A lo largo de todo el sur de Chile permanecen claras las marcas del terremoto y tsunami que sacudieron esa región hace muy poco más de un año.
Las imágenes que llegaban desde Japón en el momento mismo en que las olas gigantes arrasaban todo lo que tenían enfrente –ése es otro fenómeno muy significativo: fue un tsunami en vivo – nos imponían el mismo fotograma chileno. La masa de agua entra con la fuerza de 10.000 turbinas y sale con un efecto de succión. Lo que queda es eso, montañas de maderas, autos, bombachas, camas, computadoras, mesas de luz, triciclos y pelucas (todo eso lo vi en una montaña de basura en el edificio Alto Río de Concepción) y cuando nos vamos acercando a la costa, lo mismo mezclado con botes, redes de pescador, arena.
Chile es un país sísmico. Están allí acostumbrados a los terremotos. Pero desde el 27/F advierten que lo que viene será mucho más frecuente y letal . Y ahí aparece el otro fotograma de esta catástrofe, el de las cumbres de cambio climático. Es donde me encontré con expertos de todo el mundo que primero aclaraban en voz muy alta que los terremotos y tsunamis no tienen nada que ver con el deterioro del medio ambiente (aunque hay algunos que comienzan a sospechar de una conexión) pero después se lanzaban a predicar a coro que las catástrofes naturales comienzan a tener una sucesión inédita y efectos cada vez más devastadores . Las tormentas mataron en 14 meses más gente que los actos terroristas de los últimos 40 años. El 2010 fue el año con más cataclismos del último siglo. Terremotos, olas de calor, inundaciones, deslizamientos, tsunamis, sequías y tifones mataron casi a un millón de personas en el último año y medio. No se trata de nada nuevo sino de fenómenos de una intensidad inusitada .
EL 2011 ya es el año de vivir peligrosamente.
Fuente: clarin.com