Ya son algunas Semanas Santas vívidas y siempre fue la lluvia la que sacaba de la boca de mí madre "él año que viene si Dios quiere ". Esta misma frase es la que repetí este año a mis hijos con la tranquilidad y la experiencia de que la vida sigue y son muchas estaciones de penitencia las que me quedan vivir junto a ellos...
Espero que volvamos con más fuerza que nunca, recuperando esos juegos que nos hacían parecer mayores, donde dos tablas y diez puntillas nos bastaban para sacar un pasito a la calle disfrutando de un juego que nos llevaría a mantener nuestra tradición desde la Fé y lo ya vivido. Aquí los vemos, con más ilusión que él mejor de los emprendedores...
La imagen como sacada de un cuento nos lleva a los años 70, en una Calle muy particular pues la anduve muchas veces para visitar "al que todo lo puede", que así llama mi madre al Gran Poder, concretamente en la Calle Gravina. Afinamos la vista y vemos un cartel donde leemos "camas Romero"...
No era una tienda de muebles ni mucho menos, más bien una pensión donde durante años se alojaron comerciales y gente de buena fé que venían a la capital en busca de una oportunidad...
A día de hoy no la busquen pues ya pasó a peor vida, la de la piqueta. Esta calle, al igual que sus hermanas Bailen o Canalejas, han sido o están siendo pasto del poder piquetero, y levantando manotretos donde antaño la cal y el ladrillo de barro dieron la piel a esta bendita ciudad...
Terminamos el artículo de hoy como lo empezamos, "el año que viene si Dios quiere ", estaremos absorviendo el azahar por los poros de nuestra piel y volviendo disfrutar de nuestra Fé con la reflexión que nos dejó esta "cuarentena que no cuaresma", de que esto es algo más que bandas, costaleros, o flores...
ABC
Lourdes Campano Criado