Tenía ganas de leer a Carlos del Amor, este periodista al que tanto me gusta escuchar y que, por fin, publicase una novela era la mejor de las opciones. Un buen título, una buena sinopsis, una portada de un Madrid casi vacío de un mes de agosto que los de aquí tan bien conocemos, era una buena oportunidad para ello.
EL AUTOR
CARLOS DEL AMOR (Murcia, 1974) es periodista y su carrera profesional está vinculada al área de Cultura de los Servicios Informativos de RTVE.Su especial manera de enfocar la información en el Telediario le ha convertido en una de las voces más personales, reconocibles y seguidas del panorama periodístico. Colaborador en el programa No es un día cualquiera, de RNE, donde aporta esa mirada diferente sobre la actualidad, ha cubierto los principales festivales de cine del mundo y entrevistado a numerosas personalidades de la cultura.
Asimismo, ha publicado artículos en diferentes revistas, e imparte clases y charlas en numerosas universidades.
Pero todo lo dicho anteriormente se resume en una frase: es un contador de historias.
ARGUMENTO
"Es pleno verano, Madrid está vacío y hay un periodista que tiene tiempo y ganas de curiosear. Las llaves están hechas para abrir puertas, buzones, coches, sueños. Y vidas ajenas. Aun así, lo que menos se imagina es que se va a encontrar con una historia de amor y con una misteriosa muerte que se verá inevitablemente abocado a investigar. La vida de los otros puede resultar sorprendente".MIS IMPRESIONES
En mis estanterías todavía se encuentra sin leer La vida a veces, el primer libro publicado de Carlos del Amor y con el que me hice después de una charla con alguien que me lo recomendó mucho.Quizás el que se tratase de un libro de cuentos o de relatos cortos haya sido el motivo por el cual todavía no me he adentrado en su lectura, por eso cuando supe que el nuevo libro de este autor era una novela, no dude ni un instante en que más pronto que tarde me pondría con su lectura, como así ha sido.
En El año sin verano me he encontrado con un libro original y con estilo propio, que nos relata la historia de un periodista que se incorpora a su trabajo en un mes de agosto, en el que Madrid podría decirse que es una ciudad dormida, en suspenso, que se encuentra un manojo de llaves de las viviendas de su edificio, y cuya curiosidad es tan grande que hace que no pueda resistirse a invadir esa intimidad que todos escondemos tras la puerta de nuestras casas. El periodista utilizará lo que encuentra en estas casas, sobre todo en una de ellas, como base para escribir su próxima novela.
La novela comienza narrada en primera persona por un periodista de "cultura" que como he dicho, se incorpora a sus tareas laborales en un mes de agosto con poco trabajo, y que aprovechando el tiempo libre que espera tener, quiere acabar su segunda novela que su editorial está esperando después del éxito de su primer libros de cuentos cortos.
¿Os suena lo anterior? Seguro que a los que veis la Primera en la televisión y que de alguna manera seguís a Carlos de Amor sí. Son muchas las similitudes del autor de la novela y el periodista de la historia que también es escritor.
Pero no es este periodista del que no conoceremos el nombre, el principal protagonista. Es más, para mi El año sin verano es una novela coral, en la que en un principio el periodista podría parecernos su protagonista, pero pronto descubriremos que son otros los personajes que la habitan y le roban este título, ya que si bien el hilo conductor de la novela es el periodista, el resto de los inquilinos de las viviendas con sus pequeñas grandes historias, tienen mucho que contarnos, aunque algunos de ellos prevalezcan sobre los demás. Como es el caso del inquilino del 5º izquierda, aunque su casa permanece siempre desocupada y con las persianas bajadas.
La casa donde vive el periodista es una casa de siete pisos con un par de viviendas en cada uno de ellos. Una casa con unos pisos muy diferentes, con distintas distribuciones, hasta algunos de los pisos han sido transformados por sus inquilinos. Viviendas que pueden resultar tan distintas como diferentes son quienes las habitan. Unas viviendas que, en definitiva, tanto nos pueden decir de quienes en ellas viven.
Y es que en En el año sin verano parece que Carlos del Amor no quiere alejarse demasiado de su primer libro de cuentos cortos, porque así es como yo calificaría la historia de cada uno de los habitantes de esa casa, como un cuento corto. Unos cuentos que tienen tienen puntos en común y que el periodista se encarga de aunar para conformar una novela.
En estas historias Carlos del Amor utiliza la tercera persona. Aquí no es el periodista el que nos pone al tanto de lo que pasó, de como eran, de como vivían, de como transcurría la vida de estos inquilinos, sino que, utilizando la tercera persona, será un narrador omnisciente el encargado de darnos cuenta de ello. El lector va a tener una información adicional de la que el periodista carece.
¿Serán los hechos tal y como los relata el autor en su novela o quizás, las cosas sucedieron de otra manera? ¿Conoceremos como fueron en realidad? Tendréis que leer la novela para descubrirlo. Eso sí ya os anuncio que la sorpresa final está asegurada.
En Un año sin verano me he encontrado con una bella prosa, sin artificios innecesarios, con una historia bien tejida, que me ha mantenido desde principio a fin pegada a las páginas de esta novela.
No sé si los consejos de su amigo enviados por mail y las apreciaciones del jardinero del parque sobre su anterior libro serán ciertas, pero lo que sí es seguro es que Carlos del Amor ha hecho caso a ambos y el resultado ha sido todo un acierto.
FICHA DEL LIBRO
FRAGMENTO DE LA NOVELA