" A veces uno no sabe por qué hace determinadas cosas ni cómo se atreve a tomar decisiones que sabe con certeza que son erróneas, o ilegales, o incluso peligrosas. Yo nunca he sido especialmente valiente ni osado, y mucho menos aventurero, pero decidí que valía la pena".
Carlos del Amor, periodista vinculado a los Servicios Informativos de RTVE, regresa tras su libro de relatos "La vida a veces", con esta nueva novela protagonizada por un escritor que en pleno mes de agosto se queda en Madrid trabajando. Nuestro protagonista quiere aprovechar el tiempo libre para dedicarse a su nuevo libro y salir de la situación de bloqueo y falta de inspiración en que se encuentra para avanzar en el mismo. Los días se van sucediendo en una ciudad, Madrid, vacía e invadida por el calor; la rutina va dejando huella en el protagonista, que se ha quedado también solo en el vecindario.La casualidad hace que un día se encuentre en el rellano de la escalera un manojo de llaves: las llaves que dan acceso a todas las viviendas vecinas, cuyos propietarios están fuera por las vacaciones u otros motivos. La desgana y la apatía van abriendo paso a la curiosidad y a la tentación de abrir la puerta de las vidas ajenas...Dicen que el ser humano es cotilla o curiosete por naturaleza. No sé si va en nuestro ADN, pero muchos en la situación del protagonista no podríamos evitar fisgonear en las moradas vecinas para saber cómo son etc. Carlos del Amor se vale de ese impulso para adentrarnos en la historia de distintos personajes que se van entrecruzando y que acaban despertando la curiosidad del lector también, centrándose de manera especial en la pareja formada por Simón Hurtado Díaz y Ana Gómez Serná. Cada 20 de septiembre, Simón recuerda la ausencia de su mujer, Ana, mediante esquelas en la presa. Pronto descubriremos una intensa relación de amor, traición y misterio que se mantiene viva con el paso de los años. ¿Qué le pasó a Ana? tendremos que llegar al final para descubrirlo.Una bonita, original y entretenida historia contada con un estilo muy sencillo. Debo decir que disfruto más de los textos que forman parte de los reportajes televisivos del autor, pero es cierto que su estilo es perfectamente reconocible en este libro. "No logré conciliar el sueño. Me dio por pensar en la cantidad de historias que suceden muy cerca de nosotros y de las que ni siquiera nos enteramos o queremos enterarnos".