Este pequeño jardín de aproximadamente 40m2 necesitaba una cara nueva.
Los nuevos habitantes de la casa querían un espacio exterior donde pudieran disfrutar del tiempo libre con sus hijas y amigos.
Pero la verdad es que como estaba el jardín, uno tenia mas ganas de quedarse dentro de casa. Oscuro, triste y apagado. Un espacio que agobiaba un poco, con tanta pizarra y casi nada de verde.
Uno de los principales requisitos que nos pedía el cliente, es que el espacio pareciera mas grande de lo que era. Y que el estilo del jardín fuera predominantemente el rustico. Deseaban césped, pero el espacio apenas recibía sol, y nos hemos decidido por el césped artificial. Reduciendo así también el mantenimiento y sobretodo el consumo de agua.
El porche que hay nada mas salir del salón de la vivienda recibió un cerramiento acristalado para que se pueda hacer uso de las zonas exteriores también en el invierno. Y en este mismo porche pusimos una hamaca brasileña, de algodón y artesanal, donde las niñas de la casa puedan tumbarse, jugar o que descansen los adultos.
Hemos mantenido dos de los tres arboles que existían en el jardín. Al magnolio le hemos buscado otro hogar, porque el espacio era demasiado pequeño para tanto árbol. Cuando hacemos jardines siempre debemos tener en cuenta el tamaño adulto de las plantas, porque de no pensar en ellas surgen problemas como estos, que el espacio no es suficiente.
También hemos aprovechado algunas de las pizarras que habían en el suelo antes, para crear un camino hasta la puerta. Y al utilizarlas guiando el paseo de forma diagonal (cruzando el jardín) hacemos con que el espacio parezca mas grande. Función que también cumplen los espejos y la celosía que tapa la puerta y crea la sensación de que hay mas jardín detrás de ella…
Un banco de traviesas de trillo de tren fue colocado de forma estratégica debajo del abeto y delante de las fuentes de agua. Creando un rincón donde estar a la sombra, descansando y apreciando el movimiento del agua así como su relajante sonido.
Al quitar toda la pizarra y jugar con la mezcla de texturas del césped artificial y la gravilla color marfil, ya conseguimos hacer que el sitio tuviera mas luz. Y revistiendo la pared con un cerramiento de corteza de pino hemos aportado un toque autentico y rustico al mismo tiempo. Luego el toque verde a los laterales le darán los partenocissus y clematis que delicadamente cubrirán el cerramiento.Una pequeña escalerita de traviesas salva el desnivel que lleva hacia al jardín, desde el porche, pasando por las tres fuentes creadas con macetas vietnamitas azules, y que reciclan el agua que reciben a través de un tubo de cobre, elegido para mantener la rusticidad a pesar de la modernidad de estos elementos.
Monique Briones