Revista Diario

El Antisistema

Por Dolega @blogdedolega

La otra noche cuando estábamos festejando el primer día de verano, mientras cenábamos, el niño me reprochaba la entrada de su adolescencia.

-Te has pasado cuatro pueblos, madre. Yo no era así ni de coña, era un poco rebelde pero de eso a ser un energúmeno, nada.

Las carcajadas de El Consorte, la Niña y mías se oyeron en todo el restaurante.

Le empezamos a recordar millones de pequeñas cosas, que ahora que nos lo tomamos a chunga, podemos decirlas sin tener ganas de partirle la boca.

Por su parte él me acusaba de desquiciarlo mucho y alterarle su “hábitat mental adolescente”.

El Consorte, la Niña y yo con caras de acelga.

Ponía como claro ejemplo la siguiente anécdota:

Principios de Septiembre, sábado de compras a pocos días para que empiecen las clases. El consorte está “ocupadísimo” y le es imposible acompañarnos. La niña ha quedado.

-Necesito unas zapatillas

-Vale, vamos a comprarlas y también la ropa para el colegio que lo tienes todo pequeño, un plumas y sudaderas y eso

-No. Solo necesito unas zapatillas. Además este curso no quiero un plumas, quiero un chubasquero.

-¿Un chubasquero? Te recuerdo que sigues estudiando en plena sierra de Madrid, no en canarias. Ya me contarás que haces con un chubasquero en invierno.

-He dicho que quiero unas zapatillas y un chubasquero.

-Vale, ya veremos lo que compramos.

Me arreglo y me visto, me pongo la armadura de paciencia, pillo mis CD´s favoritos para ir escuchando música. Y me animo.

-Venga preciosa mía, que esto te lo ventilas en un pis pas.

Me monto en el coche y por supuesto él no está. Espero, pito, espero, grito y por fin lo veo salir y pienso:

skaterboy

Parecidísimo a esto por la calle con él, sin anestesia ni nada, a pelo. Para que veais lo valiente que soy.

-Anda que manda huevos tener que salir con El Monje Loco de compras.

Empiezo a mirar de reojo, no vaya a haber metido la guadaña en el coche.

Se pone los cascos, se cruza de brazos y así sin quitarse la capucha y de luto riguroso se queda mirando al frente como si lo estuvieran llevando al cadalso.

Trayecto sin decir palabra. Oigo la música de sus cascos desde mi asiento.

Me desahogo pensando.

-So capullo, como estés esperando a que te compre el audífono cuando te quedes sordo vas listo.

Recuerdo que tengo que pasar a comprar un protector de madera para la ventana de la cocina y me queda de paso a donde vamos a comprar.

Me desvío hacia la tienda de bricolaje.

-¿¡Donde vamos!?

-Aquí a comprar el Lasur para la ventana de la cocina.

-¡joder, ya estamos con tus recados! Pues yo no me bajo.

-Sí, mejor. Yo vuelvo enseguida.

Me bajo, compro y cuando llego a la caja me lo veo allí, a la entrada con la capucha puesta y cruzado de brazos retándose con la mirada con el guarda de seguridad.

-No, si todavía la tenemos antes de comprar nada… Me acerco.

-Vamos.

-¿Has visto al tronco ese? ¡Pues no va y me dice que donde voy!

-No me extraña. Porque si te veo por la calle, dudo entre darte una limosna ó cruzarme de acera. Venga, deja de decir estupideces y sube al coche.

-¡¡¡Claro, para ti todo lo que digo son estupideces, el tío me para y no me quiere dejar entrar y claro tú le das la razón!!!

Juan Luis Guerra, te necesito…. No me digan que los médicos se fueron, no me digan que no tienen anestesia, no me digan que el alcohol se lo bebieron y que el hilo de coser fue bordado en un mantel…

Vamos al Centro Comercial de outlet de grandes marcas, porque la criaturita las zapatillas que usa cuestan un riñón y allí por lo menos tienen un gran descuento. A pesar de ello es el típico sitio pijo, pijo.

El Antisistema

Llegamos a la tienda de las zapatillas. Se pone a ver las zapatillas “chachi-guay- re–chulis-pataflás” y yo me voy a ver las que están de “super–oferta-últimos-números–restos”.

Veo unas que están bien de apariencia (son de piel y no de tela que es lo que quiere pero que le duran tres días y medio) y de precio. Me voy donde la dependienta que está buscándole números y le digo.

-Te querré por siempre si lo convences de que estas son las zapatillas de su vida.

Me mira y al ver mi cara de desesperación, me sonríe, las coge:

-Que suerte tienes tío, mira lo que acabo de encontrar. Me quedan solo estas, las últimas mira son estas de la foto, se agarran al monopatín de manera impresionante, las mejores con diferencia.

-A ver ¡anda que bonitas! Y si tienen buen agarre…

¡Dios santo, lo que hay que oír! Si se las enseño yo, son una mierda y encima ¡Será fantasma, pero si no monta en monopatín el jodío! ¡Si solo las usa para fardar!

Bueno ¡Prueba superada!

Allá que salimos de la tienda y enfrente hay una tienda de marca especializada en ropa de montaña. Y se me ocurre decirle:

-¿Entramos allí a ver si hay algún chubasquero gordito?

Y la criatura se convierte en Darth Vader pero con capucha

-¿¿¿¿Ahí, Ahí, quieres entrar ahí???. ¡¡¡¡¡ Tú estás loca, loca si crees que le voy a dar ni un céntimo de MI dinero a esa asquerosa multinacional. Yo no le doy MI dinero a las multinacionales, te enteras!!!!!!!

La que escribe empieza a sospechar que el paquete de fortuna que lleva en el bolso no es tabaco normal. Es algún alucinógeno que le hace oír soplapolleces cuando lo inhala y claro por eso está siendo el centro de atención de todas las pijas que se pasean por allí. Aparte de ir acompañada por el monje loco en estado de shock y con una bolsa de conocida marca de zapatillas.

Y claro, empieza a dudar si ponerse en modo venganza total ó directamente pasar a modo asesinato.

-¿¿¿¿¿¿PERDOOOOOONNNNN??????? ¿¿¿Que tú no le vas a dar TU dinero a esa asquerosa multinacional???

-¡¡¡¡Claro que no se lo vas a dar, so pedazo de capullo, porque ya me encargo yo de darle el mío, no te jode!!!!!

En ese momento, la que llamaba la atención era yo. Así que el que empezaba a estar incómodo con la situación era él (Mil gracias Laura por el truco)

-Pero tienes razón, mira. Tanta pijada y tanta gaita. ¡A la mierda las Multinacionales! ¡Trae acá que devolvamos las asquerosas zapatillas que acabamos de comprar ¡coño! Que nos vamos a ir al mercadillo; que todavía llegamos!

¡¡¡¡¡El gitano de la ropa nos da dos pares de deportivas por 10€, dos chandals completos por 15€ y tienes toda la razón, no necesitas ningún plumas, ¡para qué! si en casa tenemos los chubasqueros que te dan en Disneyworld para que no te mojes en las atracciones, mira que bien así no se te mojarán ni los libros, imbécil. Vamos!!!!!

El monje loco estaba muerto de vergüenza y solo atinaba a decir:

-Por favor no te pongas así, vale vale. Me prometió comprarse un plumas. Pero no soltaba la bolsa de las zapatillas el jodío.

Llegamos al coche con la adrenalina a tope y ya volvió sin capucha puesta y un pelín más amble.

-Joder tía como te pones, en serio lo tuyo no es normal. Menudo numerito has montado.

-Claro, te crees que aquí el único que sabe poner al mundo en modo “tierra trágame” eres tú. ¡JA!

 


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