Este domingo más de 7,8 millones de colombianos votaron al presidente Juan Manuel Santos para que repitiera mandato. Su contrincante, Óscar Iván Zuluaga cosechó el 45% de los votos. Ambos fueron ministros con el polémico presidente Álvaro Uribe, pero Santos hace tiempo que se alejó de su mentor. Uno de los retos principales de esta legislatura serán las negociaciones de paz que se están llevando con las FARC en la Habana. Albert Traver, periodista de la Agencia Efe en Bogotá, analiza en esta entrevista las claves de la victoria de Santos y cuáles serán los retos de su segundo mandato
Albert Traver vive en Bogotá desde hace más de dos años y trabaja en la Agencia EFE/ Foto cortesía de Albert Traver
1. ¿Por qué crees que los colombianos han elegido a Santos como presidente?
Yo creo que la paz ha tenido menos peso del que se le quiere dar a nivel internacional. En las regiones más afligidas eso sí es muy claro, pero en las grandes sociedades urbanas lo que ha pesado a la hora de la victoria de Santos es el antiuribismo que, por primera vez en 12 años, ha sido mayoritario. El voto por Santos ha sido un voto de opinión logrado con los debates cara a cara, en los que Zuluaga se mostró muy agresivo, y con el incontestable apoyo de la izquierda, que se ha volcado en la campaña y le ha aportado dos de cada cinco voto
2. Santos y Zuluaga los dos vienen del uribismo, ¿Qué diferencias hay entre ambos?
Una, y grande. Santos proviene de la oligarquía urbana, al contrario que el expresidente Álvaro Uribe, que es un ganadero-terrateniente, y de esa órbita también es Óscar Iván Zuluaga. Santos y Uribe estuvieron aliados porque los dos sectores se necesitaban mutuamente para mantener el poder, pero eso no significa que fueran lo mismo.
La oligarquía es la clase dirigente tradicional, siempre ha tenido la Presidencia menos en el periodo de Uribe, y ha combatido a las guerrillas desde una relativa, entre muchas comillas, legalidad, con las Fuerzas Militares y desde el Estado. Como he dicho, con muchas manchas negras por el camino.
Los terratenientes, representados por Uribe, se tomaron la justicia por su cuenta a partir de los años ochenta y crearon los paramilitares para combatir a la insurgencia. Ellos son los de las motosierras, los de las masacres, etcétera. Hoy, la oligarquía es capaz de firmar la paz con las FARC y el ELN porque coyunturalmente le interesa; a los ganaderos-terratenientes les mueve el odio y el miedo a perder sus privilegios obtenidos a base de despojo y desplazamiento.
3. ¿Cómo definirías el mandato de Santos?
El reelegido presidente Juan Manuel Santos votó a primera hora de la mañana, sobre las ocho./ Foto de la presidencia de Colombia
Camaleónico. Se eligió como candidato del uribismo y rápidamente le dio la vuelta a los pilares ideológicos de su mentor: rehizo lazos con la Venezuela de Hugo Chávez y el Ecuador de Rafael Correa, lazos que él había ayudado a romper como ministro de Defensa. Este talante ha hecho que a nivel internacional le haya ido bien, tomó una Colombia apestada por las violaciones masivas a los Derechos Humanos y la ha puesto en las grandes ligas. Otra cosa es que esto se reconozca o importe a nivel interno, que creo que no. Del mismo modo con la paz con las guerrillas: puede pasar a la historia como el presidente que ponga fin a 50 años de conflicto armado, pero eso a las clases medias urbanas les importa poco. Mientras que a nivel internacional está cada vez mejor visto, con el apoyo de todos los países y todos los organismos multilaterales.
Económicamente ha sido profundamente neoliberal, ha firmado 10 Tratados de Libre Comercio (TLC) entre ellos el de Estados Unidos y la Unión Europea. Eso le ha generado mucha protesta interna, sobre todo del campesinado, que ha protagonizado las mayores protestas de la historia reciente del país.
Pero sin duda, el primer mandato de Santos pasará a la historia por abrir los procesos de paz con las guerrillas. El segundo puede pasar por culminarlos.
4. ¿Cómo serán los próximos cuatro años de mandato de Santos?
Más de lo mismo. A causa de sus políticas económicas neoliberales, que no va a modificar pese a su alianza con la izquierda, tendrá problemas y duros con el campo, castigado por los TLC’s.
Quizás, lo más importante en este segundo periodo es lograr que avance la democracia en Colombia, un país que por la guerra interna ha sufrido atropellos y violaciones. Pero se me hace difícil que logre cumplir los retos de los que hablábamos. Al final es un oligarca bogotano, y su corte también. Viven desconectados de la Colombia real. Y no sé si les interesa demasiado.
Al tiempo que aumente su prestigio internacional, que lo seguirá haciendo, también aumentará la contestación interna. La única forma de contrarrestar esto es convencer a los colombianos que la paz sirve a las grandes mayorías e impulsar las reformas.
5. Para ti cuáles son los principales retos de esta legislatura
Firmar la paz, el primero y primordial. Pero con la paz tienen que llegar las reformas: combate a la pobreza, justicia social, código minero, estatuto de la oposición… El reto de la legislatura es cambiar el país desde la reforma. Si no lo hacen ahora, la clase dirigente se habrá mostrado incapaz de asumir este reto.
6. ¿Se alcanzará el soñado acuerdo de paz con Santos?
Algo muy fuerte tiene que pasar para que se rompan las negociaciones. Con las FARC faltan dos puntos de la agenda (víctimas y fin del conflicto), así como la implementación de los acuerdos. Con el ELN recién empezarán los diálogos. Si Santos logra fijar un ritmo adecuado a la negociación con el ELN podría estar firmando la paz con las dos guerrillas y poniendo fin al conflicto armado interno a finales del año 2015.
7. ¿Cómo crees que hubiera sido una legislatura de Zuluaga? Y cómo habría afectado su victoria al proceso de paz.
Como dijo el líder campesino César Jerez, quien estuvo exiliado en Barcelona durante el Gobierno de Uribe: “Si gana Zuluaga se perderán escenarios de diálogo e interlocución y miles de vidas. Si gana Santos incumplirá, pero miles podrán contarlo”. Colombia hubiera vuelto a la persecución, el exilio, el espionaje, la impunidad, el narcoparamilitarismo infiltrado en todas las estructuras del Estado. Al miedo.
Por otro lado, Zuluaga prometía al inicio suspender las negociaciones el día de su investidura, luego le tocó matizar la postura tras aliarse con Marta Lucía Ramírez, del Partido Conservador, lo que sin duda le hizo perder votos en la extrema derecha. Pese a ese matiz, las negociaciones se hubiesen roto igualmente en unos meses porque Zuluaga no reconoce los avances logrados hasta el momento -ya en la mitad del proceso de paz-, y fijaba unas condiciones incumplibles a las FARC, políticas y militares.
Núria Segura Insa