Revista Psicología
Llegó la Navidad, por lo menos en nuestros televisores y en los grandes almacenes, y con ella llegó el anuncio del sorteo más importante del año, el anuncio de la Lotería del Gordo de Navidad. Desde que el calvo de la Lotería y la agencia de publicidad para la que trabajaba se fueran con sus trastos a otra parte, todos los años nos intentan vender la ilusión por el sorteo con grandes anuncios que llamen la atención y nos conmuevan de mil y una maneras. El año pasado casi todo el mundo fue unánime en su valoración: fue el anuncio más horrible de año, y quizás de la historia (si quitamos el de Rebeca y Aurgi). Y este año el anuncio viene, aunque no exento de polémica, con una opinión mayoritaria: es muy bueno y tierno. Más de un amigo me ha confesado que se ha emocionado con el anuncio, que ha llorado. Sin ir más lejos, a mí me puso la piel de gallina, es un anuncio que toca la fibra... y es el anuncio más triste del año.
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