Vivimos en un mundo de grandes diferencias sociales. Sin duda, la economía es una fuente de bienestar para cualquier población puesto que cualquier ser humano necesita poder tener las necesidades básicas cubiertas para poder cumplir objetivos más elevados. Pero además, existe una gran relación entre la esperanza de vida de una población determinada, el desarrollo médico existente y las condiciones de higiene.
En este sentido, la solidaridad es un valor en alza en una sociedad individualizada. Mediante la ayuda social, podemos aportar nuestro granito de arena en la construcción de un mundo mejor pero además, aquel que da siempre recibe mucho más de lo que ofrece: se siente útil e integrado en el seno de la comunidad. Descubre que vive su vida con un sentido concreto.
No sólo es posible ayudar en la propia ciudad gracias a diferentes organizaciones sino que también es posible ayudar a un niño del tercer mundo mediante el apadrinamiento que ha sido promovido por algunas ONG. Mediante el apadrinamiento, aquel que apadrina establece un vínculo con el niño ya que puede mantener un diálogo mediante cartas. Por otra parte, mediante una pequeña cantidad económica al mes también aporta un gran bienestar en relación con los cuidados del niño.
Hoy día, son muchas las personas que se han animado a apadrinar a un niño del tercer mundo puesto que la infancia debería de ser un tiempo de la vida feliz y pleno, lleno de sonrisas e ilusiones. Sin embargo, el hambre o la falta de una familia son los enemigos más importantes que surgen en tales circunstancias.
Estamos en un momento de crisis económica en el que muchas familias tienen dificultades para llegar a fin de mes. Sin embargo, apadrinar a un niño es posible y merece la pena puesto que no sólo se requiere una pequeña cantidad de dinero sino que además, también es un gesto solidario que aporta alegría y energía a uno mismo.