El apego es un vínculo afectivo que una persona o animal establece entre sí mismo y otra persona o animal determinado; un vínculo que los obliga a estar juntos en el espacio y que permanece con el paso del tiempo (Mary Ainsworth). Su función es procurar, obtener y mantener un cierto grado de proximidad al objeto de apego. Para conseguir este vínculo de apego, el bebé humano exhibe tanto conductas que buscan la proximidad activa y el contacto como las de aproximación, seguimiento y abrazo o conductas tan significativas como la sonrisa, el llanto y las llamadas. Pero, ¿Cómo se forma el apego? Secundario Vs primario Clasicamente el apego se consideró una conducta secundaria que desarrollaba el niño con la madre al satisfacer esta sus necesidades de alimento. Para el psicoanálisis (Freud) el apego nace de una asociación entre la satisfacción de las necesidades de comida y la persona que se la proporciona, de tal manera que se va formando un vínculo que se vuelve independiente de la satisfacción de necesidades, estableciendose así el primer amor. Los conductistas (Watson) afirmaban que como la madre satisface las necesidades del niño y le proporcionan confort, se establece una relación entre esa satisfacción y el rostro de la madre, de tal manera que se forma una respuesta condicionada de amor ante la sola presencia de la persona. Desde la dedada de los 60 a la actualidad, diversos experimentos demostraron que el apego materno-filial es independiente de la búsqueda de alimento y cumple importares funciones biológicas, es decir, es adaptativo para nuestra especia y favorece nuestra supervivencia. Bowlby afirmaba que, dado que el niño no puede valerse por si mismo y a partir del momento en que comienza a desplazarse, el mantenerse próximo al adulto constituye una garantía para su supervivencia. Por ello la formación del vinculo es una necesidad primaria, que no se apoya en la satisfacción de otras necesidades. Los experimentos de laboratorio llevados a cabo por Harlow en 1965 demostraron, como Bowlby creía, que el apego era independiente de otras necesidades primarias como la búsqueda de alimento y confort. Para ello diseñó un experimento de laboratorio en el que utilizó crías de mono Rhesus separadas de su madre al nacer, que fueron sustituidas por madres de trapo y alambre. Las grabaciones del experimento ilustran estas palabras. Harlow descubrió que las madres de alambre "eran las que alimentaban a la cría", sin embargo el vínculo de apego era establecido con las madres de trapo. Por otro lado se ha observado que el vínculo de apego se forma igualmente en madres negligentes que cuidan deficientemente a sus hijos. Estos descubrimientos separan al apego de la búsqueda de placer y del condicionamiento clásico, situándolo en el marco de las conductas biológicas adaptativas escritas en nuestros genes por la evolución de nuestra especie. Dada la importancia del vínculo de apego para nuestra especie, no cabe duda que esta interacción entre el niño y la persona que se encarga de sus cuidados, servirán de modelo para la formación de vínculos con otras personas y tendrán una gran influencia en las relaciones posteriores que se establezcan con otros.
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