A estas alturas de la fiesta, ZP reclama el apoyo de la oposición; esto es: que comparta parte de la responsabilidades electorales que sin duda acarrearán las políticas económicas que su gabinete ha pergeñado sin contar con nadie (mucho menos con la oposición).
Por supuesto que sería deseable un acuerdo entre gobierno y oposición, pero para adoptar medidas tan impopulares como necesarias, y que el ejecutivo no se encuentre vendido a minorías ni a grupos de presión. Pero lo de hoy se limitará a una foto, la misma de siempre, y un nuevo escenario donde exhibir los mismos viejos desencuentros.