Una entidad crea un producto destinado al ocio. Ese producto puede ser un libro, una película, una serie de televisión, manganime, comic o videojuego. Independientemente del éxito comercial derivado tanto del propio producto como del material relativo a él, lo cierto es que ha cumplido en mayor o menor medida en su objetivo de llegar al público para el que está orientado, y este lo corresponde no solo con el consumo estándar, ya que también puede aportar su propia creatividad para compartir su afinidad, expandiendo e incluso ampliando el metaverso que rodea a la licencia que le ha servido de inspiración.
¿Quien no ha querido alguna vez implicarse en su hobby de una forma profunda? ¿Cuál persona, como mínimo, no ha reimaginado un suceso en una trama ficticia y a pensado en un desarrollo alternativo? Diantres, solo por el hecho de que un veterano ayude a los novatos con sus miniaturas y vehículos teledirigidos ya demuestra una mínima implicación para con la actividad, que aporta otro punto de vista visto desde fuera.
Y eso, en los temas que trata este blog, suele dar en la gran mayoría de casos a resultados muy positivos. Resultados que en verdad animan a gente ajena a probar el material original en el que se inspiran estos proyectos, a descubrir nuevas maneras de disfrutar del tiempo de ocio, a desenterrar glorias del pasado cuyas fórmulas han sabido envejecer como el buen vino, poder acceder a ellas gracias no solo al hecho de que una tercera persona las ha puesto a su alcance, sino que en ocasiones esa misma tercera persona se ha encargado de echar abajo la barrera del idioma.
Es irónico, porque tambien suele darse el caso de que el producto al que se sigue, sea corregido u optimizado por los propios consumidores, solo por el hecho de que este tenga una versión final pulida en la medida de lo posible. Que alguien ajeno a una empresa desarrolladora de un videojuego se tome la molestia de rectificar bugs o traducciones dice mucho por ambas partes.
Desde los escritores de fanfics hasta los dibujantes.
Desde los rom hackers hasta los modders.
Desde los fansubs hasta los scanlations.
Desde los compositores hasta los animadores.
Desde los intérpretes hasta los remezcladores.
Desde los roleros hasta los cosplayers.
Desde los trekkies hasta los bronies.
Aquí les hago un homenaje, y desde aquí animo a que esta actividad no decaiga en las generaciones venideras. Porque lo que se hace entre bambalinas, también merece reconocimiento.
Artículo escrito por Ryo Dragoon