EL ÁRBOL CORTADO
Nací de una semilla enterrada, unido a la tierra que me dio vida y que también sería el nicho en el que un día moriría.
El transcurso de los años grabó en mi interior sus ciclos. El oro del otoño me expolió, el hielo del invierno me aterió, la verde primavera me atavió, y el fuego del estío me abrasó.
Con mi raíz he hoyado las firmes rocas del suelo. He resistido los vientos que me arrancaban las hojas al ansiar quebrar mis ramas. He acariciado el cielo. He sido el hogar de pájaros que levantaban sus nidos en la trama de mi copa. Al extenderse mi sombra, he ofrecido cobijo a furiosas tempestades y un lecho fresco y mullido para descansar del sol.
Lo último fue el dolor, el quejido de mi tronco cuando el hombre me cortó.
Soy un vestigio de lo que fui, recuerdos devueltos al tiempo de un muñón y una raíz.