En mi casa mi familia se adormila en su sillón
En mi casa se ha quedado a vivir la tradición
En mi casa las paredes se respetan como a un Dios
En mi casa hay una Iglesia que se llama comedor
En mi casa a mis padres yo les hablo con su voz
Pero aveces en mi casa el silencio es lo mejor
esto de Jugar a la vida, es algo que a veces duele
(De una canción de Amparo Ochoa)
No creo en los extraterrestres humanoides así como esos seres que viajan por galaxias, no quiere decir esto que no crea en los ovnis, ni que exista vida en otros cuerpos celestes. Pero ver como se ha formado lo que ahora existe ha sido una infinidad de coincidencias y combinaciones que hacen que el mundo se convierta en nuestro pequeño segundo universal. Pienso esto mientras miro las fotos de los lugares por donde viajaré muy pronto al sur de Chile, donde la naturaleza parece indómita al tiempo que estamos viviendo.
Me escucho en ocasiones y veo en mí, gestos de mis padres, y también los veo en las hijas de mis amigas... y cuando conozco a los padres de mis amigos voy comprendiendo más quién es cada persona... como si fuésemos una misma vida que se ensaya una y otra vez tratando de ser mejor... por más que no queramos tener algunos defectos, a veces nos afloran las cosas buenas y malas de ellos. Así parece que todo lo que estamos mirando ha sido en cada etapa una prueba de lo que viene... desde que una supuesta explosión sideral de eso que de algún modo que aún no conocemos creó todo el resto, entre el fuego y la oscuridad, el calor y las vueltas en un mismo e inmenso remolino cósmico, que ha ido compactando nuestro ser y lo que somos... somos hijos de las revoluciones cósmicas.
Tal vez por lo mismo Malick quiso retratar en una infancia esa distorsión que el presente acarrea, la mirada perdida de Jack (Sean Penn) prácticamente no mueve los labios, pero en su interior recorre todo lo que la vida le ha entregado, a cada hijo le queremos enseñar nuestras invisibles herramientas para lograr el éxito, para algunos eso significa dar la violencia, para otros la paz, así el tiempo después se encarga de convertir los odios y las incoherencias que vieron en los únicos ejemplos cercanos de lo que vivimos. Me ha tocado ver a padres que meten a sus hijos en escuelas competitivas, en cursos de piano y miles de actividades por obligación para que sean más fuertes sin siquiera entender como son realmente quien habita en esa infancia.
La infancia de Jack (Hunter McCracken) fue tan dura como la de muchos hermanos mayores, tuvo el doble rol de hijo primerizo y hermano más grande, le tocó vivir el amor absoluto y la aprehensión, para luego pasar por los celos del cariño nuevo, de ver como su padre el Señor O'Brien (Brad Pitt) con mano de hierro se encargó de hacerlo un hombre fuerte, en esa década del cincuenta en que el triunfo en la Segunda Guerra Mundial convirtió a Estados Unidos en una potencia vanidosa de su modo de vida. Con ese orgullo inmenso el amor se manifiesta de otro modo, por un lado lo que su esposa (Jessica Chastain) proyectaba en cada susurro a sus hijos y lo que el Señor O'Brien gritaba en cada "consejo" que entregaba. Pero la vida tiene recuerdos buenos y malos... lo ideal es que la infancia sea como un baúl de las imágenes más hermosas que la vida regala... porque con esos juegos, colores y aprendizajes es como vamos esculpiendo el mundo onírico que transportamos en nuestros intangibles anhelos del presente.
La vida de Jack parece una colección de combates entre el padre, la madre, la muerte, los celos y el éxito... como un árbol que se levanta para expandir sus ramas la vida se vuelve más incomprensible en cada gesto que vamos reconociendo de quienes nos crearon y de quienes nos criaron... en cada aire, en cada suelo en que hemos ido sembrando nuestros pasos van quedando personas vivas y muertas, jóvenes y viejas que caminan por nuestras playas sin comprender si vamos o si estamos volviendo, si va amaneciendo o si el ocaso termina. Tal vez por lo mismo esta historia de Terrence Malick parece tan compleja, porque nuestra vida es así, llena de lecciones morales, de momentos inconclusos y de sensaciones que no parecen terminar aún. No se si será una película recordada en el futuro, pero dentro de las controversias que hacen incomprensible esta "historia" me vi jugando a la vida con la alegría y el dolor que eso significa, me imaginé corriendo por las calles con mis hermanas, columpiándome y escuchando a mi padre y mi madre. Sentí esa infancia que sigue inserta en lo que soy... y que espero no perder.
Saludos a todos.
En especial a Amanda que hoy le sacó las rueditas pequeñas a su bicicleta.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- The Tree of Life en Wikipedia
4.- Trailer