Esta mañana he intervenido como ponente en la convención de ventas de una empresa veterinaria que se ha celebrado en Punta Prima (Sant Lluis, Menorca). Anoche fuimos a cenar a la Cova d´n Xoroi. Un espectacular local construido como un hormiguero en una cueva que cuelga sobre un impresionante acantilado. El paisaje es espectacular. Breathtaking que dicen los ingleses. La vegetación, las rocas, la luna, el rumor del mar, las olas rompiendo contra el acantilado.... Parte del mobiliario (mesas, sillas) y de la decoración están hechos con troncos de árboles.
Me acordé de la historia de un carpintero que después de un largo y duro día de trabajo cuando se disponía a volver a su casa, su furgoneta no arrancó. Llamó a la grúa y esta vino rápido. El mecánico enganchó el coche, lo dejaron en la puerta del taller y acercó al hombre hasta su casa.
Por el camino, el mecánico y él entablaron una amigable conversación. Tanto, que al llegar a casa, el carpintero le invitó a tomar algo y le presentó a su familia. Mientras se dirigían a la puerta de la casa, el carpintero se detuvo frente a un pequeño árbol tocando las puntas de las ramas con las manos.
Cuando abrió la puerta, parecía transformado. Todos los problemas de la jornada, el contratiempo de la furgoneta... habían desaparecido. Jugó con sus hijos, besó a su esposa y todo era alegría y atención a los demás. Después de tomar unas cervezas, el mecánico volvió a su grúa. El carpintero le acompañó.
Al pasar junto al pequeño árbol el mecánico le preguntó por qué lo había tocado antes de entrar en casa. El carpintero contestó:
- ¡Oh! Este es el árbol de los problemas. Se que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero esos problemas no pertenecen a mi familia, ni a mi mujer, ni a mis hijos. Así que los cuelgo en el árbol cada noche antes de entrar en casa. Luego a la mañana siguiente los recojo otra vez. Lo divertido es que a la mañana siguiente no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.
Y es que en nuestro camino de desarrollo personal y profesional no tenemos problemas, sino desafíos y retos. Tenemos que ser capaces de desterrar esos "problemas" y convertirlos en retos y en cualquier caso, siempre, no hacer cargar a otros con los nuestros. Es nuestra responsabilidad aprovecharlos para hacernos mejores.