«Me gustaría que este libro fuera como uno de esos cofres que, en las fábulas, flotan en las aguas del tiempo y donde se guarda algo vivo y desconocido. Y que leerlo fuera darle nuestra propia sangre por alimento.»
Cubierta de: ‘El árbol de los sueños’
" aria-describedby="caption-attachment-68739" data-orig-size="194,300" sizes="(max-width: 194px) 100vw, 194px" data-image-title="Cubierta de ‘El árbol de los sueños’" data-orig-file="https://laslecturasdeguillermo.files.wordpress.com/2021/10/cubierta-de-el-arbol-de-los-suenos.jpg" data-image-description="" data-image-meta="{"aperture":"0","credit":"","camera":"","caption":"","created_timestamp":"0","copyright":"","focal_length":"0","iso":"0","shutter_speed":"0","title":"","orientation":"0"}" data-medium-file="https://laslecturasdeguillermo.files.wordpress.com/2021/10/cubierta-de-el-arbol-de-los-suenos.jpg?w=194" data-permalink="https://laslecturasdeguillermo.wordpress.com/2021/10/19/el-arbol-de-los-suenos-de-gustavo-martin-garzo/cubierta-de-el-arbol-de-los-suenos/" alt="Cubierta de 'El árbol de los sueños'" srcset="https://laslecturasdeguillermo.files.wordpress.com/2021/10/cubierta-de-el-arbol-de-los-suenos.jpg 194w, https://laslecturasdeguillermo.files.wordpress.com/2021/10/cubierta-de-el-arbol-de-los-suenos.jpg?w=97 97w" class="alignnone size-full wp-image-68739" data-large-file="https://laslecturasdeguillermo.files.wordpress.com/2021/10/cubierta-de-el-arbol-de-los-suenos.jpg?w=194" />Se cuenta que Scheherezade consiguió entretener al sultán Shahriar durante mil y una noches para acabar convenciéndolo de que no debía cortarle la cabeza sino casarse con ella. A mí, Gustavo Martín Garzo habría podido entretenerme durante ciento siete noches, con la Nota final, si hubiera decidido leer una historia cada día. Pero no ha sido así. Un fin de semana en el que se hicieron cortas las casi quinientas páginas de su último libro El árbol de los sueños.
En este caso es una madre que les cuenta historias a sus dos hijos cada noche. Son historias que ha ido escuchando a lo largo de sus viajes, ya que a pesar de su juventud ha recorrido gran parte del mundo ya que desde muy pequeña no había hecho otra cosa que viajar. Nuestro abuelo era embajador, y había visitado a su lado los salones y los palacios de los hombres más poderosos de la Tierra. No había cumplido los catorce años y ya había recorrido prácticamente todo Oriente Próximo, gran parte de Sudamérica y casi toda Europa. Entonces el abuelo murió, dejándole una pequeña fortuna que le permitió seguir viajando por el mundo. Vivió dos años en Japón, cuya lengua hablaría con facilidad, y visitó en tres ocasiones la India, país que amaba sobre todas las cosas, ya que siempre consideró el budismo como la religión más perfecta. No es fácil explicarse cómo pudo tener tiempo para realizar todos aquellos viajes, pues apenas contaba veintiocho años cuando murió. Tampoco qué la llevó a unirse a mi padre, un hombre de gustos sedentarios, con el que apenas compartía otra cosa que su afición por la lectura y el cine…
Son historias donde las cosas soñadas conviven con naturalidad con las reales, hasta el punto de que no es fácil distinguirlas entre sí. En ellas se habla, por ejemplo, de una reina que visita a Salomón para que le ayude a completar un poema cuyo primer verso ha soñado su hermana poco antes de morir, de los eunucos que entretienen a las esposas del faraón en la Casa de la Vida, de héroes griegos que prefieren las delicadas ropas de las doncellas a las armaduras de los guerreros, de un libro perdido donde se explica cómo resucitar a los muertos, de una joven que se enamora del más cruel de los bandidos, de un ser deforme que acoge en su cabaña a una niña muerta, de muchachos que se transforman en ciervos, de ángeles que descienden a la tierra atraídos por la belleza de los seres humanos, de árboles misteriosos cuyos frutos tienen el poder de devolver a quien los prueba la memoria del cuerpo que tuvimos en el paraíso.
En una de esas historias una mujer rica le pide a una anciana que le dé la nieta que cuida, pues vive fascinada por su belleza. La anciana se niega a hacerlo, y la mujer le reprocha enfurecida que esté engañando a la niña con sus fantasías. Solo le cuentas cosas que no son verdad, le dice. ¿Y qué si no son verdad? -contesta la anciana-. ¿Sabe acaso la verdad lo que quiere el amor? Esa apuesta por el amor, aun a costa de la verdad, es la apuesta de El árbol de los sueños, cuya estructura remite a ese libro de los libros que es Las mil y una noches. El libro que todos los narradores han soñado con escribir alguna vez.
Disfrutareis mucho con su lectura, y entre otras muchas historias sabrás que pasó con el regalo del plumier nuevo, con un palillero y varias plumillas…, y que fue del frasco de láudano…, o la maravillosa historia del corazón del ciervo, y de la niña que lo cuidaba…
Lo dicho, mil y una historias.
Lee y disfruta de las primeras páginas del libro.
El autor:
Gustavo Martín Garzo (Valladolid, 1948) ha publicado más de quince libros entre novela, ensayo y libros para jóvenes. Muchas de sus obras han merecido premios como El lenguaje de las fuentes (1993, Premio Nacional de Narrativa), Marea oculta (1993, Premio Miguel Delibes), Las historias de Marta y Fernando (1999, Premio Nadal), Tres cuentos de hadas (2004, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil), El jardín dorado (2008, Premio de las Letras de Castilla y León), Tan cerca del aire (2010, Premio Torrevieja de Novela) o Sesión continua (2010, Premio Vargas Llosa de relatos). Sus novelas más recientes son Donde no estás (2015), No hay amor en la muerte (2017) y La ofrenda (2018). Sus obras se han traducido al francés, griego, danés, italiano, portugués y alemán.
El libro:
El árbol de los sueños ha sido publicado por la Editorial Galaxia Gutenberg en su Colección Narrativa. Encuadernado e tapa tura con sobrecubierta, tiene 484 páginas.
Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.
Como complemento pongo un vídeo en el que Gustavo Martín Garzo nos presenta su nuevo libro El árbol de los sueños.
Para saber más:
Gustavo Martín Garzo en el Instituto Cervantes.
Gustavo Martín Garzo en Wikipedia.