Circula la leyenda de que, en la salida de los colegios, un hombre reparte caramelos gratuitos con droga a los niños. Este hombre no está preocupado por proporcionar nuevas experiencias a los escolares ni promover la accesibilidad de estas sustancias entre aquellos con menos recursos, sino "enganchar" a nuevos clientes que dependerán de él para obtener kilos de sustancias prohibidas para uso personal.
De igual manera, la naturaleza ofrece este mecanismo. En América central, el cornezuelo ( Vachellia cornigera) mantiene una relación simbiótica similar con las hormigas del género Pseudomyrmex. La relación comienza cuando una hormiga reina es atraída por el olor del árbol y comienza el nido en sus grandes púas huecas. Cuando la colonia alcanza los 400 miembros, comienzan a actuar como jardineros, atacando a insectos más grandes, mamíferos o a enredaderas epífitas. Incluso patrullan el suelo cercano para eliminar las semillas de cualquier competidor.
A cambio de todo esto, tienen acceso al néctar que producen los cuerpos beltianos, ricos en lípidos, glúcidos y proteínas. En otras especies del mismo género, es la Bagheera kiplingi, una araña saltadora herbívora, la que se alimenta de ellos. La relación entre la hormiga P. ferruginea y el V. cornigera es especial: una vez que lo han probado, es lo único que pueden tomar.
Las hormigas disfrutan de la sacarosa, que digieren con la enzima invertasa. P. ferruginea carece de esta enzima, por lo que no podría digerir la sacarosa. Por suerte, el néctar del V. cornigera contiene invertasa. Sin embargo, las larvas sí tenían la enzima. ¿Cómo la habían perdido?
El néctar del cornezuelo contiene quitinasas que desactivan a la invertasa. Las hormigas no lo toman por primera vez hasta que son adultas. Desde ese momento, las hormigas tienen una fuente de alimento accesible, pero dependerán de él.
A su vez, el cornezuelo produce inhibidores de proteasas, reduciendo casi al completo la capacidad de digerir proteínas de los escarabajos Zabrotes subfasciatus y Prostephanus truncatus. La P. ferruginea, en cambio, no se ve afectada, ya que los inhibidores de proteasas del cornezuelo no afectan a su enzima quimotripsina-1, un tipo especial de proteasa. El resultado es que la hormiga obtiene beneficio donde los escarabajos cosechan fracasos.
Fuente: National Geographic
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