Los servicios secretos existen para prever las acciones hostiles al país, a sus autoridades y a sus ciudadanos, pero en el caso español, tanto el franquista SECED, como su sucesor en 1978, el CESID, reformado en 2002 como Centro Nacional de Inteligencia (CNI), no parece que hayan cumplido su misión porque pudieron ser parte de las conjuras que cambiaron el país.
Crea usted que da miedo lo que describe uno de los mayores expertos españoles e internacionales en espionaje, Fernando J. Muniesa, consultor-especialista en asuntos de inteligencia.
Muniesa es autor de libros como “Los espías de madera”, sobre los errores de estos profesionales españoles, “La España otorgada” escrito con el exagente del CESID, coronel Diego Camacho, y “La venganza de Mukhabarat”, sobre el asesinato en 2003 de ocho enviados del CNI a Irak.
Tremendas intrahistorias de las agencias que teóricamente velan por nuestra seguridad y sobre las que Muniesa acaba de escribir un nuevo libro, “El archivo amarillo” ( Edit. Multimedia Militar) que va mucho más allá que los anteriores.
Sólo en las primeras cien de sus 360 páginas revela el papel del espionaje en tres asuntos cercanos: la presencia de la CIA y del SECED en el asesinato del primer ministro de Franco, Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973; el protagonismo del CESID en el golpe de Estado militar de 1982; y la presencia de los servicios secretos marroquíes en los atentados del 11M de 2004.
“El archivo amarillo” tiene como prólogo una joya del magistrado del TSJM, doctor en Derecho Comparado y escritor José Luís Aulet, que analiza la legislación sobre servicios secretos en los países del entorno español.
Seguiremos mañana con otros capítulos de este texto fundamental para analizar algunos de quienes mueven los países como a las marionetas.
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SALAS