Cuando un arquero dispara una flecha sin objetivo alguno de tipo deportivo, hace una muestra de toda su destreza. Si está en juego una medalla de bronce, empieza a ponerse nervioso. Si se trata de una copa de oro, se le ciega la vista, ve entonces dos blancos y se desconcentra. Su habilidad sigue siendo la misma, pero el premio hace que esté más preocupado por ganar que por tirar con el arco. La tensión de la victoria le debilita.
- Tranxu -
Ahora, situemos este fenómeno en el punto de vista pedagógico, los exámenes, las notas y el ansia por los resultados académicos.
Extraído del libro La pedagogía del caracol, de Gianfranco Zavalloni.