Revista Libros

El arquero dormido

Publicado el 08 julio 2010 por Jlmaldonado
El arquero dormido

Seguramente se preguntarán qué es una novela en miniatura. De dónde y cómo nace esa reducción que lleva a la novela, como objeto literario, a tan particular y breve tamaño.Esto me llevó a pensar también en los mini cuentos o mini relatos, muy bien trabajados y definidos en el texto de Violeta Rojo titulado Breve manual para reconocer mini cuentos. El asunto tal vez sea de percepción y la categorización no sea más con una treta del autor para llamar la atención, pero lo que sí es cierto, es que en El arquero dormido, las cinco novelas (o novelas en miniatura) escritas por Ednodio Quintero, hablan por sí solas en este sentido.

Desde la primera novela en miniatura del libro, La bailarina de Kachgar (la preferida de Quintero según me dijera) hasta la que se hace homónima con el libro, El arquero dormido, puede notarse en el imaginario narrativo de cada uno de los textos, todo un mundo con sus personajes y situaciones tan propios como el de una novela convencional, digamos, de las que van de mediano a largo aliento.

En este compilado de cinco narraciones, están con clara presencia las anécdotas, las emociones, los conflictos que cada personaje vive en las diversas tramas. Estos elementos a la vez, van de la mano de un factor primordial dentro de este imaginario en miniatura y que hacen del mismo, un aluvión de ideas: me refiero a la velocidad con que el autor cuenta cada historia, como si el tiempo fuera insuficiente y hubiera que contarlo todo antes de un virtual pitazo final.

Lo otro que me gustaría destacar son las licencias propias de una novela larga que Quintero utiliza en estos textos, y tienen qué ver con las digresiones que hacen que la lectura tome otro rumbo, pero que a la postre y necesariamente, vuelve a su cauce dentro de la trama principal. Esto se ve perfectamente en El cielo de Ixtab, en donde el personaje principal (Federico) mientras espera el ascensor, le da por rememorar varias historias.

También el tema de lo pasional, de lo carnal, marca una pauta importante dentro de El arquero dormido como elemento inquietante y llamativo. Dice en La bailarina de Kachgar: “el deseo aniquila las más sutiles intervenciones de la razón o de la voluntad. Lástima, querida, que esta experiencia mía, reveladora e inusual, y que no cambiaría por ninguna otra, no puede ser comunicada.Quizá se la cuente a mi dentista, pero tú la ignorarás”.

De igual modo en El cielo de Ixtab en un tono similar y siendo una novela en miniatura a parte, que incluye además una relación incestuosa, dice: “Es cierto que el deseo se nos adelanta como una sonda, pero el hombre amigo mío, es el único animal capaz de postergar su placer”. Y más adelante añade: “Y el deseo es mi única guía, el aguijón que me acicatea y traza mi derrotero”.

En Corazón ajeno el personaje principal recibe una terrible noticia vía fax. En el mismo le dicen sobre el fallecimiento de tres familiares. Al llegar a Venezuela procedente de Alemania, todo cambia y comienza la verdadera historia. Quintero nos lleva a indagar en el sub conciente de la voz narrativa a través de su prosa, que en muchas ocasiones, parece interpelar al lector.Este texto particular, lleva el humor muy bien trabajado entre líneas, situación que por demás se torna jocosa cuando el narrador entabla un “diálogo virtual con un mocoso danés”. durante su vuelo a Venezuela.

Lazos de sangre, comienza con un ajuste de cuentas. Un hombre recibe cinco disparos y queda paralítico. El personaje principal tomó esta decisión en defensa de la mujer que quería por respeto a su dignidad. Éste llega a la cárcel y su amada termina metiéndose a monja, pero el destino con sus extraños vuelcos, los transforman en un ex presidiario y en una monja fugitiva.

Me reencuentro con la literatura de Ednodio Quintero desde la última vez que lo leí en mis años de adolescencia. Un rescate y una lectura que necesitaba hacer, y qué mejor manera de lograrlo con este estupendo quinteto de novelas en miniatura concentradas en El arquero dormido, que parecen estar regidas por su propio ritmo y velocidad, y por las mujeres que construyen el mundo particular de cada historia.


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