Revista Insólito

El arte de beber

Publicado el 27 julio 2016 por Monpalentina @FFroi
El arte de beber

Agustín Fernández Merino
(in Memoriam)
Químico que creó licores a partir de frutos, flores y raíces
Si solamente pensásemos en el millón largo de alcohólicos que hay en España quemaríamos el libro y nos dedicaríamos a otro menester. Pero esto no es un canto ni a los borrachos ni al alcoholismo. Tampoco elaboramos licor para emborrachar al personal. He creado varias fórmulas de licores, tengo cientos de botellas y, sin embargo, bebo con mucha moderación. Este es el camino.
La salvaje costumbre de los anglosajones de beber los fines de semana como auténticos animales ha generado en esos países una reacción desmedida en contra del alcohol, que se traduce, desde el punto de vista práctico, en la pretenciosa ostentación del virtuosismo puritano de los astemios a ultranza. Esta actitud se ha llegado a convertir en una manía tan obsesiva que se puede clasificar como un auténtico vicio, nocivo para la salud. Así lo han declarado eminentes cardiólogos al afirmar que la ingestión de cantidades moderadas de alcohol es mejor para nuestra salud que no beber nada. Los consumidores de pequeñas cantidades de alcohol bajan su nivel de colesterol y disminuyen el riesgo de padecer enfermedades coronarias. Por tanto, el vino y los licores, volvemos a insistir, son buenos; lo malo es el abuso, como perjudicial es también excederse en el consumo de grasas, huevos y carne.
Está claro pues, que la virtud está en el medio; en esa ponderada moderación que nos va a permitir disfrutar de un sinfín de sensaciones.
Vivimos en un país privilegiado para la elaboración de licores: nuestras hierbas, frutos y plantas, sazonados y madurados bajo un sol que no tiene par en Europa. Además, tenemos todos los tipos de suelo y de clima que nos van a proporcionar el más rico espectro de plantas y frutos. Queremos que la riqueza de nuestra flora sea provechosa para algo más que inducir metáforas en nuestra rica literatura o imágenes para soporte de bodegones. Somos descendientes de Ramón Llull, Juan de la Rupescisa y Arnaldo de Vilanova; salgamos al encuentro de la naturaleza de una forma práctica y experimental para transformarla, con el fuego de nuestros alambiques, en los más preciados licores.
Hacemos licores para beberlos pero con arte. Beber bien es una manifestación de la cultura y de la personalidad de un individuo. En este punto, las actitudes son tan diversas como nuestra propia condición humana. Ovidio Nasón, en el mundo clásico, nos enseñó en el campo del amor, cómo proceder con arte y destreza. Obsopeo, en el Renacimiento, nos muestra el "ars potandi", que en román paladino lo llaman "el arte de levantar el jarro". El Santo Tribunal de la Inquisición prohibió esa obra y condenó a ese autor, tal como nos dice el padre Alaejos, prior y bibliotecario del Real Monasterio del Escorial.
Un inciso, dejando nuestro discurso sobre los licores, para descargar un pequeño golpe sobre el negro poder inquisitorial: cuando los infatigables estudiosos del Renacimiento van sentando las bases de la incipiente revolución científica, estos hijos de las tinieblas queman sus obras, prohiben sus libros e incluso queman algún autor; en una palabra, privan a nuestros antepasados hispanos de las obras científicas más significativas, de las personalidades más significativas de la época sólo porque "eran conocidos herejes".
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El arte de beber Artículos de esta serie de "QUINTAESENCIAS" que publicaremos en "Curiosón" mensualmente.
  • Licor de Génépy
  • El bayley's de Sarah Fehan
  • Licor de Ana
  • Los bicos del Sr. Ferreiro
  • El cuturrús del Sr. Tavo
  • Licor de madroño
  • Licor de los PP Carmelitas
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Entrevista de Froilán de Lózar al autor de "Quintaesencias"  para el NORTE DE CASTILLA
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