Hemos visto que si el pianista desea progresar en su arte, debe asentar una buena base en lo que se refiere a la posición de la mano, la condición corporal, los movimientos correctos de los dedos, y poner una cuidadosa atención a los detalles más pequeños en el toque y la producción de sonido.
Este es el comentario que se escucha a menudo de las personas que acaban de asistir a un recital de piano: "Daría cualquier cosa del mundo por tocar así." Pero, ¿dedicarían el tiempo necesario, por no decir nada de la paciencia infinita, la energía incansable, la indomable perseverancia que van de la mano para crear un virtuoso?
¿Cuánto tiempo de estudio necesita realmente el artista? Paderewski dedica todo su tiempo durante los periodos en los que prepara sus giras. En ciertos momentos del año, la mayoría de los artistas destinan gran parte del día al trabajo pianístico. Godowski es un trabajador incesante. Burnham utiliza las mañanas enteras para estudiar piano. Germaine Schnitzer dedica al piano seis horas diarias y si deja de estudiar un día recupera el tiempo en las sesiones siguientes. Eleanor Spencer "practica en su tiempo libre", tal y como ella comenta.
Un pianista profesional debe dedicar un número determinado de horas al día a la práctica, además de todo lo que se hace fuera del instrumento. El trabajo mental es continuo, independientemente de que uno se siente o no al instrumento.
El aspecto que más nos interesa es el siguiente: ¿Cómo se debe practicar para aprovechar bien el tiempo y obtener los mejores resultados? ¿Qué estudios, si los hubiere, deberías utilizar y qué material para el trabajo de la técnica es el más útil y eficaz?
Wilhelm Backhaus, cuya consumada técnica es conocida por todos, dice lo siguiente: "Soy demasiado anticuado para creer todavía en las escalas y arpegios. Algunos de los intérpretes actuales parece que no utilicen nunca estos recursos, pero yo creo que son muy importantes. Esto no quiere decir necesariamente que tenga que tocar las escalas en todas las tonalidades cuando practico. Selecciono unas pocas y las trabajo. Comienzo con movimientos ridículamente simples - paso del pulgar por debajo de la mano y la mano sobre el pulgar - unos pocos movimientos cada vez, pero así se consigue preparar la mano para abordar las escalas y los arpegios, a las que dedico media hora al día. Tengo que revisar mi técnica una o dos veces a la semana para comprobar que todo está en orden. Las escalas y los arpegios son objeto de crítica. Las trabajo con diferentes tipos de toque aunque con mayor frecuencia utilizo el legato, porque es más difícil y también más bello que otros. Cuando es posible, trabajo la técnica una hora al día incluyendo a Bach."
Sigismond Stojowski considera que las escalas y los arpergios deben formar parte de la rutina de trabajo diaria.
Thuel Burnham declara lo siguiente: "De mis horas de práctica, al menos una la dedico a la técnica, escalas, arpegios, octavas, acordes, ¡y Bach! Creo en la importancia de la selección de obras de Bach para trabajar, transportar a todas las tonalidades y pulir al máximo. En cuanto a los estudios, es mejor perfeccionar unos pocos que tocar muchos."
Brower, H. (1915). Piano Mastery. Talks with master pianists and teachers. New York: Frederick A. Stokes Company.
Traducción: Francisco José Balsera Gómez