Revista Política

El arte de mentir

Publicado el 28 octubre 2013 por Pepecahiers

EL ARTE DE MENTIRLa mentira parece patrimonio del hombre, de su aspecto más ladino. Mentimos por muchas causas, incluso mentimos por pura bondad, aunque bien es cierto que los engaños piadosos tienen muchas lecturas y, a buen seguro, dispares. El engaño forma parte indisoluble del comportamiento social, formando parte de las intrigas propias del poder y sus mecanismos de autodefensa. Cuestionables, inmorales, sucias, innecesarias, despreciables, las mentiras han formado parte de nuestras vidas, desde que en nuestra infancia las vestimos con el cariñoso apelativo de mentirijillas. Pero no son patrimonio exclusivo del ser humano. En el mundo animal, al que pertenecemos a pesar de nuestra arrogancia, también se desarrollan semejantes comportamientos, pura estrategia de supervivencia en la lucha cotidiana por no acabar siendo el almuerzo de algún hambriento carnívoro. Algunas aves simula tener una ala rota para atraer sobre sí mismas a los depredadores, alejándolos de sus nidos. Existe una mosca que adopta la apariencia de una avispa para no ser atacada y también una serpiente cuya cola se parece a su cabeza.  Son artimañas sorprendentes, simples y eficaces, aunque no demasiado elaboradas. Algo que si plantea el comportamiento de un mono en concreto, el capuchino de cara blanca de Costa Rica. Dotados de un rudimentario pero efectivo lenguaje, son capaces de articular sonidos con un significado concreto. Vigilantes perennes, siempre en estado de alerta, serán capaces de formar "palabras" para identificar a un depredador específico. Un aviso para cada peligro, distinto si proviene del cielo, un ave rapaz, o si acecha en el agua, una serpiente. Un grito identificativo y todos los monos correrán hacia los árboles buscando un refugio eficaz. Sucede, no obstante, que la debilidad y la necesidad agudizan el ingenio, y algunos de los considerados de rango más bajo en el grupo han dado con la clave para obtener ciertos éxitos. Este mono observa un alimento que le interesa. Sabe que si lo toma entre sus manos despertará el interés de los demás, y sus congéneres dominantes se lo arrebataran sin piedad. La solución es bien clara, nuestro particular amigo grita con voz de alarma y en su idioma "¡Serpiente, serpiente!" y todo el grupo correrá a esconderse. Es obvio que es una mentira, no hay ningún depredador cerca, aprovechando su momento de soledad momentánea para dar buena cuenta del alimento. Es el antiguo cuento de "¡Que viene el lobo!", aplicado a una necesidad que su fortaleza no puede ofrecerle pero si su astucia.
EL ARTE DE MENTIREsta curiosa historia pueden encontrarla en el documental de la BBC "Monos inteligentes", disponible por breve tiempo en la página web de Televisión Española, un reportaje que, a estas alturas del género, aún ofrece algún que otro dato interesante. Como en el que describe al babuino gelada de Etiopía, formado por un número elevado de miembros y estructurado en harenes. Con un lenguaje más complejo y cierto dominio de la política, cercano al concepto de aldea humana, se producen dos consecuencias perniciosas ante las estratagemas del poder, la violencia y el estrés. Algo para estudiar y tener en cuenta, dado nuestro historial de comportamientos no ajenos a tales síntomas.


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