Este es el segundo libro de este autor y el anterior “Escuela de felicidad” ya lo comenté en este blog hace unos años. Además tiene un tercer libro que está siendo líder de ventas durante muchos meses. Personalmente creo que el éxito de este autor radica en que sabe expresar de forma clara y sencilla la metodología de la psicología cognitiva-conductual, concretamente la terapia racional emotiva. Con esto consigue acercarse a muchas personas sin necesidad de que tengan conocimientos de psicología y aprenden rápidamente los principios de esta orientación psicológica.
De esta obra podría estar hablando mucho tiempo porque refleja mi trabajo en la consulta. De los principales conceptos a destacar serían la “necesititis”, la idea de que necesitamos cosas para ser felices cuando la felicidad podemos alcanzarla si tenemos comida y agua, todo lo demás es añadido. Podemos tener sueños, deseos pero no los necesitamos para ser felices. En este preciso instante puedes ser muy feliz con todo lo que tienes, aunque no estés bien de salud o no tengas suficiente dinero. Puedes desear mejorar esas situaciones pero mientras puedes ser muy feliz tal como estás ahora. Rafael nombra a personas que se encuentran en momentos muy difíciles y han conseguido ser felices. Eso se debe a un trabajo mental que han hecho basado principalmente en eliminar nuestras ideas irracionales y hacerlas mas racionales.
Otro concepto fundamental es la “terribilitis”, normalmente evaluamos mal los acontecimientos de nuestra vida y si no son buenos, tendemos a exagerar su malestar lo cual nos provoca más sufrimiento.
El cambio en la forma de pensar viene dado si trabajamos todos los días unos minutos detectando los pensamientos irracionales y tras una serie de distintos métodos transformarlos en conceptos más positivos que nos aporten salud mental.
La realidad depende principalmente de las creencias que tengamos puesto que actúan como un filtro. El cambio de estas creencias van a la mano de nuestra felicidad.
Invito fervientemente a cualquier lector a iniciarse en su lectura no quedará decepcionado y en el caso de que no se anime a practicar esta nueva forma de pensar, habrá aprendido algo sobre psicología que nunca viene mal.
Crecemos con muchas ideas erróneas que nos hacen mucho daño y nos provocan bastante malestar. Sería una suerte poder transmitir creencias más racionales y nada distorsionadas a nuestros hijos, sobrinos para que crezcan libres de ataduras mentales. Como dice Santandreu, de entre las muchas dificultades que la vida nos obliga a afrontar, quizá la principal sea cómo evitar las trampas que nos tendemos a nosotros mismos cuando el miedo, la angustia o la baja autoestima nos atenazan. Aprender a no amargarnos ante nuestras experiencias es el primer y decisivo paso para protagonizar una existencia alegre y emocionante que nos sirva de trampolín hacia la felicidad.
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