Basado en sus experiencias de las vacaciones, Jordi Fortuny nos explica los beneficios de no hacer nada:
Y no hacer nada, es precisamente esto: nada. O dicho de otra manera, realmente es hacer algo: nada. Sólo descansar. De este modo, no nos sirve, por ejemplo, consultar las redes sociales durante un descanso, o aprovechar la hora del bocata para leer el periódico… idealmente, optimizaremos nuestro descanso, no haciendo nada. Salir de la sala de reuniones y andar un poco, no quedarse discutiendo o consultando fugazmente el correo electrónico.
Descansar no es suficiente para recuperarte. Debes hacer nada. O incluso mejor: ¡hay que aburrirse!1
Yo intento aburrirme al menos 10 minutos al día, cada fin de semana busca una hora para aburrirme y al menos una vez al año tengo un día entero llena de aburrimiento.
¿Cuando ha sido la última vez que te has aburrido?
- Gasper, K., & Middlewood, B. L. (2014). Approaching novel thoughts: Understanding why elation and boredom promote associative thought more than distress and relaxation. Journal of Experimental Social Psychology, 52, 50–57. ↩︎
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