Revista Opinión
Estas de vacaciones, has vuelto o por el contrario te vas en breve. Sirvan estas recomendaciones para disfrutar un poco más de esas vacaciones presentes o futuras. De entrada vamos a suponer que te las mereces y además las necesitas, da igual si te vas a la montaña, a la playa o al pueblo de tus antepasados.
Los requisitos son mínimos, un sitio silencioso y unas vistas gratificantes. Ahora lo vemos…
Reserva en tus vacaciones una semana para practicar y aprender el “Arte de no hacer nada”. Un lugar tranquilo donde comer, dormir, sestear, pasear, bañarte, conversar, tener sexo (si es posible), leer y sobre todo “mirar las musarañas”, esto último es lo que debes aprender. En esa semana nada de actividades programadas, viajes excitantes o tontunas similares que ofrecen las agencias de viajes para sacarte el dinero y mantenerte estresado.
Avisa a familiares y amigos, ya que debes prescindir de móvil, tablet, portátil, música y televisión. Las nuevas tecnologías te permiten estar conectado, pero ahora se trata de lo contrario. Si no puedes desenganchar una sola semana… mal estamos.
El sitio no tiene que ser paradisiaco, ni estar a miles de kilómetros de tu residencia habitual. Simplemente procura que la casa este en un sitio tranquilo –aislada si es posible– sin ruidos, con un amplio horizonte de campo, montaña o mar y un jardín, patio o terraza para estar al aire libre y practicar la contemplación.
Vamos con el arte en si. Es muy fácil, no precisa esfuerzo, manuales, libros para principiante, complejas técnicas mentales, posturas especiales ni predisposición mental. Simplemente ganas de no hacer nada y disfrutarlo.
Sal a tu terraza, patio o jardín, escoge una hamaca o similar que te permita estar ligeramente recostado pero no tumbado y que sea cómoda. Puedes tener una mesa cerca donde dejar libro, bebida o tabaco, sólo eso. La ropa que sea confortable y holgada, nada de pendientes, pulseras, collares, anillos y sobre todo nada de relojes. Recuerda que nos queremos olvidar del tiempo.
Puede ser por la mañana, tarde, noche o de madrugada, es indiferente. Simplemente vigila que la temperatura no sea ni calurosa ni excesivamente fresca. Es importante –si es por el día– estar a la sombra, no estamos hablando de aprovechar para broncearte, andar con cremas, vaporizadores de agua, gafas de sol, sombreros y demás accesorios.
Ya estas ubicado. Escucha los sonidos, respira el aire y si tienes suerte aspira su fragancia. Y ahora mira al frente, es un paisaje lejano de montañas, árboles, campo, mar o playa. Cielo y tierra, no hay más. No tienes que pensar en nada, déjate llevar. Recorre ese paisaje con la vista una y otra vez, sin prisa. Si es por la noche mira también el cielo.
Ya está, sin darte cuenta has dejado de pensar, el tiempo pasa despacio mientras miras al infinito sin hacer nada más, sin un objetivo claro, sin perseguir un fin. Estás “mirando las musarañas”, “estas en Babia”, totalmente abstraído mirando sin ver y feliz de estar sin hacer. Ese es el arte de no hacer nada y disfrutar haciéndolo.
Cuanto más tiempo consigas estar así durante esa semana, más arte tendrás. Si durante el proceso tus ojos se cierran y dormitas mucho o poco, hablamos ya de un arte sublime… has cruzado la línea, estas más allá, puedes ser guía y “guru” de otros menos afortunados.
Bienvenido al arte de no hacer nada, tan gratificante que crea saludable afición.
Nota: recuerde que estar ocioso no es vergonzoso, pero absténgase de practicar estos métodos en reuniones familiares, charlas, cursos, trabajo o similares ya que pueden producir despidos o rechazo social.