Revista Coaching

El arte de parecer ocupado

Por Juanmartinezsalinas76

El parecer ocupado Asertividad 1en el trabajo cuando en realidad se está ocioso es un “arte” para la cual no todo el mundo vale. Y no se me malinterprete, que no lo estoy defendiendo.

En la actualidad la recesión económica ha traído un descenso de actividad en la gran mayoría de los sectores. Y si se vende menos significa que se debe producir menos y que por la tanto, teóricamente, no se precisa ya tanto personal. Esto es un efecto en cadena que ya está comenzado y que no sabemos cuando tendrá fin.

Las personas que de momento han conseguido conservar su trabajo hacen lo imposible, no sólo por ser necesarios sino también por parecerlo. Muchas de estas personas tienen poco trabajo y deben ir estirándolo para estar ocupados. El problema surge cuando hay departamentos que están ociosos y otros no llegan. En este caso, hay que hacer una redistribución de tareas e implicar a las personas que tienen menos trabajo en las actividades que tienen más faena. Sin embargo, esto hay muchas empresas que no lo efectúan y después de haber despedido a personal de los departamentos sin trabajo, en más de una ocasión, contratan personas para otros departamentos que necesitan gente. Está claro que aquí hay un grave problema en la gestión de las personas que hace que no se efectúen las tareas vitales.

Si fuera que toda la empresa la que no tuviera trabajo, tendría peor pinta y más difícil solución.

También he de decir que cuando hay menos actividad se puede aprovechar para hacer otras cosas para las que antes nunca se había tenido tiempo como organizar todo, archivar, repasar todas las actividades finalizadas para comprobar que todo esté en regla, revisar los procedimientos y las formas de hacer las cosas para descubrir nuevas maneras de llevarlas a cabo, por mencionar algunas.

Lo triste es que la solidaridad en las empresas no es lo que más abunda, es decir, que si un departamento tiene mucho trabajo y otro no, ¿qué más da? Normalmente, los que están de brazos cruzados no sienten la necesidad de ofrecerse para ayudar a los que no llegan. Y esto es un error porque las personas que forman parte de una organización deben ser un gran equipo que se ayuden unos a otros cuando lo precisen.

También suele afectar las rencillas internas interdepartamentales, que desgraciadamente, sufren las empresas.

Así que en estos momentos de cambios generado por el parón globalizado que vivimos, se debe de hacer un análisis exhaustivo de cada departamento y de cada puesto de trabajo para ver cuál es la nueva carga real de trabajo de cada uno de ellos y, de esta forma, con la información veraz en la mano, reestructurar y redistribuir personas y cargas de trabajo de forma adecuada. Lo que no se debería hacer es acometer cambios de estructura a ciegas o por lo que nos digan las personas de nuestra confianza. Siempre se debe contrastar este tipo de información y recopilarla de todas las partes involucradas.

Ahora, las compañías necesitan que las personas que quedan se involucren y trabajen más que nunca para salir adelante. Para ello, las empresas tienen previamente que motivar y preocuparse realmente por sus trabajadores. Por ello es muy necesario el contacto habitual y la comunicación fluida para saber en todo momento como van las cosas.

Las compañías tienen que saber detectar de forma real qué personas trabajan y cuáles no para quedarse con estas últimas, que serán las que se precisen para avanzar. No olvidéis que, a veces, las apariencias engañan y determinadas personas os muestran lo que queréis ver sin que realmente sea así. Si una persona es un buen profesional y no tiene trabajo, se mostrará dispuesto a ayudar donde sea preciso y lo comunicará para ser útil. Por ello, es preciso tener indicadores que nos permitan saber el trabajo real de cada persona y su aportación.


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