Las luces nómadas, de Esteban Martínez, es un poemario en el que los recuerdos de la infancia y la ausencia del padre se convierten en una clase de exorcismo vital
Por: Manuel García
Las luces nómadas, publicado en Bartleby Editores,es un texto poético donde los recuerdos de la infancia configuran un espacio imaginario completamente inédito para el lector, pero que, poco a poco, reconoce en los referentes que en el poema se fijan.
Lo que destaco de este libro es la capacidad de síntesis para armar todo un mundo autónomo sobre el pasado a través de pequeños objetos y acciones, que destilan un tono elegiaco cuando Martínez Serra los utiliza como materia verbal. Peceras, patios, humo y juguetes son objeto y símbolo al mismo tiempo para describir el destierro de una existencia inacabada.
El poeta siente la necesidad de regresar al pasado con el fin de cerrar el círculo de su propia experiencia en el presente, como si una deuda hubiese de ser saldada ahora que, desde la coyuntura, presiente que el tiempo se le escapa. La palabra se torna en una vivencia que ha de consumarse en ese retorno a lo conocido, pero que el lenguaje transforma en un hallazgo sobrecogedor y asombroso.
El poeta no se reconoce totalmente en aquello que canta, sino en la inmediatez del mismo hecho de escribir. Solo desde el presente cobra sentido la espontaneidad y el azar de la infancia. Todo estaba cifrado cuando se ejecutaba años atrás. También la ausencia del padre. Poemas emotivos sobre el lastre de una conversación pendiente, sobre una sombra, sobre las costumbres de una figura que desapareció para ser motivo literario en el pensamiento del hijo.
Aparentemente parece un poemario misceláneo, nutrido de un modernismo sobrio, pero ese crisol de experiencias y referentes conducen a una sola persistencia obsesiva: la infancia es un espacio perdido, su redescubrimiento es la verdad de su propia extinción y el presentimiento de que el presente se precipita hacia su concluyente fracaso. Enhorabuena, Esteban, por este libro.