Viñeta de 1913 de la antigua revista Life sobre los dictados de la moda.
El arte siempre se manifiesta con una clara intención de ser útil pero termina convirtiéndose en moda. Cuando el arte se convierte en moda, el interprete o artista se comporta con maneras de gran agradecimiento pero no deja de sentir la incomprensión del entorno y vive el momento con una absoluta tristeza.
Estar de moda se convierte en la concesión de un deseo envenenado. Sin embargo, desde la debilidad podemos rescatar la fuerza para encontrar nuevos caminos.
Si el objetivo básico de esta herramienta es generar clientes comprometidos con la marca a través de vínculos emocionales, aquellas empresas que apuesten por la satisfacción y por ofrecer a sus clientes vivencias únicas y memorables estarán mejor preparadas para afrontar cualquier acometida que deparen los mercados.
Las acometidas del mercado, son producto de cambios profundos en el comportamiento del usuario. Las empresas, acostumbradas a una movilidad casi nula, se ven obligadas a estructurar movimientos que sigan el cambio de sus clientes.
Si el artista, vive con normalidad pasmosa los cambios, resulta evidente, que tiene mucho que decir en estas cuestiones.
Siendo moda, el arte, optimiza y revierte la inversión. Siendo herramienta, el arte, optimiza, revierte la inversión triplicando las partidas.