Andreu Nin nació en la localidad Tarragonesa de El Vendrell, en 1892. Inquieto intelectual y políticamente, militó en organizaciones republicanistas, socialistas, anarcosindicalistas y marxistas. Fue, durante una temporada, funcionario de la Unión Soviética, hasta que, en 1930, fue expulsado tras la caída de Trotski, con él que mantenía posturas ideológicas cercanas.
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La Segunda República Española significó para Nin una especie de edad de oro. Nin encontró en la España de los años 30 un país en desarrollo, avanzando en sentido contrario a la Rusia que acababa de abandonar, cada vez más retrograda.
El asesinato de Andreu Nin
En 1934 se produjo la ruptura de Trotsky y de Nin, debido al acercamiento de este último con la izquierda socialista. El 29 de Septiembre de 1935 Nin se convirtió en fundador del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista, organización afín con el ideario trotskista.
El 18 de Julio de 1936 se produjo el levantamiento militar que dio inicio a la Guerra Civil Española. El gobierno republicano, ante la ayuda prestada por el gobierno nacionalsocialista y fascista a los militares sublevados y frente a la indiferencia de las potencias occidentales, se vio obligado a pedir ayuda a la Unión Soviética. La URSS envió, además de armas, consejeros militares, entre los cuales se encontraban antiguos compañeros de Nin en la Unión Soviética.
En Mayo de 1937, Barcelona se vio dividida en dos bandos enfrentados. Por un lado, el gobierno catalán y el PSUC (estalinistas), y por otro la CNT (anarquistas) y el POUM (trotskistas).
El PSUC salió reforzado de aquella crisis, y obligó al gobierno presidido por Juan Negrín a mostrarse conforme con las decisiones soviéticas. Significó a la vez, el principio de la caída en desgracia de Andreu Nin.
El asesinato de Andreu Nin fue una pieza más en el complejo entramado orquestado por un agente soviético llamado Alexander Orlov con el objetivo de destruir el POUM. Una de las claves de esta farsa consistía en desprestigiar al POUM acusándolo de colaborar con nacionalsocialistas y falangistas.
El 16 de Mayo de 1937, el POUM se reunió por última vez. La reunión acabó cerca de la una de la tarde, y poco después Nin se dirigió a la Rambla de los Estudios, donde fue detenido para ser trasladado a la Jefatura Superior de Policía. Los cargos de los que se acusaban a Nin eran los de alta traición y colaboración con el ejército enemigo.
Nin no tardó en empezar un viaje sin retorno cuyo supuesto destino era Alcalá de Henares, a cuarenta kilómetros de Madrid.
Una vez en prisión, Nin se negó a confesar unos crímenes que no había cometido. Permanecerá en prisión hasta que, en el marco del conocido como “Caso Nicolai” en los papeles del servicio secreto soviético, es secuestrado por tres policías a las órdenes de Orlov, quienes aprovecharon la hora de reparto de la comida para sacar a Nin de su celda.
Orlov presentó esta operación ante los medios como una fuga, pero Nin nunca llegaría a alcanzar la libertad. Fue trasladado hasta el bunker de un general de aviación del ejército republicano, donde sería torturado sistemáticamente a través del método de “la cadena”, consistente en privar a la víctima de sueño mediante una sucesión de interrogatorios sin apenas intervalo de tiempo entre ellos.
Andreu Nin fue asesinado el 22 de Junio de 1937, en la localidad de Perales de Tajuña.
Las reacciones ante su muerte fueron dispares. La respuesta de los intelectuales españoles fue notoria por su práctica inexistencia (por el contrario, en Francia e Inglaterra numerosos intelectuales se preocuparon por el destino de Andreu Nin). Los comunistas españoles llenaron Barcelona de pintadas con las palabras “¿Dónde está Nin?”, pregunta bajo la cual solían aparecer las palabras “En Salamanca y Berlín”.
El propio Juan Negrín, presidente de gobierno de la República, se vio obligado a sostener públicamente (debido a la presión de los comunistas soviéticos) que Nin había sido liberado “por sus colegas de la Gestapo”. Cuando Nin le contó esta historia “oficial” a Manuel Azaña, presidente de la República, este respondió que “todo resulta demasiado novelesco”.
El asesinato de Andreu Nin ha suscitado la creación de miles de artículos y estudios, además de cientos de documentos que atestiguan que Nin era un espía de Franco. No obstante, el único crimen de Nin fue defender la independencia del proletariado español frente a las maquinaciones burocráticas de Moscú. Y lo pagó con su vida.
Autor: Pablo Menéndez Fernández para revistadehistoria.es
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Bibliografía:
- Genovés, Dolors y Ferri, Llibert. Operación Nikolai: el secuestro y asesinato de Andreu Nin. TV3, 1992. Barcelona.
- Pagés, Pelai. Andreu Nin: una vida al servicio de la clase obrera. Laertes, 2011. Barcelona.
- Padura, Leonardo. El hombre que amaba a los perros. Tusquets, 2009. Barcelona.
- Trotsky, León. Escritos sobre la revolución española (1930-1939). Fundación Federico Engels, 2010. Madrid.
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