Las doce sospechosas
Capítulo 1
Encendió su cigarrillo, prendió el grabador, los truenos rebotaban en el techo del viejo monasterio, una fría noche acompañaba el asesinato perturbador de Clara , la abadesa que por años había servido a la causa católica, tenía bajo su cargo a doce monjas, era muy querida y respetada en el convento de Tilisarao, aunque su rostro incrustado sobre aquella hacha un tanto mocha, despertaría dudas en Rafael, el detective a cargo de esclarecer tan tremendo crimen.
Nadie pudo imaginar tanta saña con la madre superiora, yacía desnuda, a metros del confesionario, boca arriba, un hachazo frontal atravesó su boca, provocó la destrucción de la nariz y la pérdida de dientes, Rafael notó, entre la sangre que cubría al cuerpo, una daga plateada, se encontraba perforando el tórax de la religiosa, a la altura del corazón, el asesino o la asesina, se tomó un tiempo para decorar terrible suceso con una rosa negra, colocada sobre su pecho.
Unas huellas rojas llamaron la atención del investigador, estas pisadas sangrientas fueron observadas con sútil detenimiento y desencadenaron la pista más contundente, ya que daban al patio del monasterio, ningún ser humano pudo salir por allí del convento, lo que significó que la homicida se encontraba entre los habitantes del lugar.
Cristina, una monja que acostumbra rezar hasta altas horas de la madrugada, fue quien halló el cadáver de Clara, ella dió aviso a la policía, no obstante en la abadía de Tilisarao habitan once hermanas más, ahora todas sospechosas y potenciales asesinas de la abadesa.
Rafael interrogó a Cristina de manera feroz, con la esperanza de quebrar su inquebrantable serenidad, en lo absoluto, se mostraba imperturbable, no había escuchado ni oído nada, aquella “rezadora nocturna” sólo se topó con la hermana asesinada y hasta allí llegó su cuento.
El detective prosiguió con los interrogatorios, el café y las colillas de cigarrillos se juntaron como los charcos de agua que se veían desde los ventanales aledaños al patio, la fuerte tormenta eléctrica parecía devorar la abadía, sin previo aviso la hermana Eva irrumpió en la escena, y con voz firme, afirmó ; “yo sé quién tenía motivos para matar a Clara”.
Continuará…