A Colorado Larrazabal le encargan que investigue las circunstancias alrededor de la violenta muerte de la agente literario Laura Olivo. Larrazabal es un investigador un tanto atípico, pues es un expolicía peruano afincado en Madrid, tras cruzarse en su trabajo los esbirros de la dictadura de Jujimori. También lo marcan su mestizaje al provenir de un fugaz encuentro de un marino vasco y una negra limeña, lo cual le convierten en un poco usual negro de origen vasco. Y para redondear tan singular acreditación, tiene una novia, Fátima, proveniente de una muy tradicional familia magrebí, y vive en el Lavapiés multicultural de nuestros días.Pero más allá de sus singular atrezzo, el personaje nos deslumbra pues es un paciente, intuitivo y sagaz investigador, que en las pesquisas necesarias para dar luz a este presuntamente bien probado asesinato, nos llevará a transitar por el proceloso mundo de los escritores y sus agentes literarios. Pues a medida que se desarrolla la narración, ésta se va desdoblando por un lado en una investigación criminal, y por otro en el desentrañamiento de un auténtico misterio editorial. De esta forma tendremos una novela detectivesca y un thriller literario, en el que el autor nos llevará a conocer a gran número de especímenes de esa singular tribu que forma el mundo de los escritores, de los que se nos mostrarán una variopinta colección de tipos. Y junto a los escritores, se nos enseñará a la no menos singular fauna de los agentes literarios y la relación ambigua y perniciosa que mantienen con sus autores representados. En esta línea en boca de la agente asesinada se llegará a escuchar:
porque despreciaba en muchos de ellos su vanidad, su pueril sentimiento de superioridad ...que fueran tan inseguros y timoratos... Es como si siguieran siendo niños, unos niños envejecidos y decrépitos, que solo han mantenido de la infancia lo peor de ella, la insensatez, el egoísmo y el capricho
Pero la narración no sólo se centra en la personalidad de los escritores y sus no fáciles relaciones con sus agentes, sino que aparecerán también algunas prácticas de la industria del libro, entre las cuales se nos relatan auténticas canalladas, en las que los autores supondrán meras víctimas, sicarios o intermediarios entre la obra literaria y el producto comercial.A lo largo de la novela aparecerán algunas de estas granujadas, que nos recuerdan muy vivamente a algunos escándalos recientes de la industria editorial patria. Y con claras referencias a una de estas historias, que resultó uno de los escándalos más sórdidos de los últimos años, el autor montará una intriga editorial, para la que rescatará la figura del ficticio escritor ecuatoriano Marcelo Chiriboga, una ficción creada por los escritores José Donoso y Carlos Fuentes, para que hubiera un escritor ecuatoriano en el boom literario sudamericano de la segunda mitad del siglo XX.Pero uno de los grandes logros de esta novela, es que no es una historia de buenos y malos, de listos e imbéciles, sino que matiza y da una dimensión humana, en los más amplios claroscuros de la personalidad, a distintos elementos de cada uno de estos colectivos, mostrando las grandezas y miserias de los diversos actores de ese gran drama artístico-comercial que significa la creación literaria y la edición y materialización de dicho producto . Con todos estos mimbres el autor nos ofrece una correcta historia criminal con un estupendo thriller literario, preñado de magníficas historias personales, que nos muestran como la gran hoguera de la creación literaria puede consumir a sus actores, y que puede darnos tanto luz y calor para nuestros espíritus, como ceniza y rescoldos para algunos de los que participan en semejante espectáculo.Alianza, 2018Compra en Casa del LibroJosé María Sánchez Pardo