El 20 de Agosto de 1940, Ramón Mercader clavó un piolet en la cabeza de Trotsky.
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Mientras Mercader recibía una paliza brutal, cortesía de los guardaespaldas de Trotsky, este último gritaba:
“¡No le matéis! Tiene que decir quién le envía.”
Trotsky murió al día siguiente. ¿Por qué sucedió todo esto?
El asesinato de Trotsky
Es bien conocido el papel de Liev Davidovich Bronstein (conocido en España como León Trotsky), nacido en Ucrania en los últimos meses del año 1879 (la fecha exacta no se conoce con seguridad), en la Revolución Rusa de 1917, en la Guerra Civil Rusa, y su influencia como ideólogo y político de la URSS. Por ese motivo, el propósito de este artículo es hacer una breve semblanza de los hechos conocidos acerca de su asesinato.
El primer “punto de inflexión” que llevaría a la muerte de Trotsky es su exilio de la URSS en 1929, tras sus disputas ideológicas con Stalin y su progresiva degradación como dirigente del gobierno soviético por este motivo.
Trotsky iniciaría en los años siguientes un peregrinaje por Turquía, Francia y Noruega, hasta recalar finalmente en México en 1936, un país que ese momento estaba sufriendo un proceso de apertura bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas.
Es en este momento cuando entra en escena su asesino. Su nombre era Ramón Mercader del Río, aunque se hacía llamar Jacques Mornard. Nacido en Barcelona en Febrero de 1914, Mercader del Río provenía de una familia burguesa catalana. Su padre, Pablo Mercader, había hecho fortuna en la industria. Sin embargo, su madre, Eustaquia María Caridad del Rio Hernández, nacida en Cuba pero de origen español, tenía opiniones izquierdistas.
Caridad del Río Hernández formó parte de la GPU como agente secreto en Paris. Ramón Mercader del Rio fue miembro del Partido Socialista Unificado de Cataluña. Participó en la guerra civil española, como soldado del ejército republicano español. En 1937 viajaría a la URSS. Pronto ingresó en los servicios secretos soviéticos como infiltrado de la policía estalinista: el NKVD. Ramón Mercader pronto recibió la misión de asesinar a León Trotsky.
Una vez en México, Trotsky se instaló en la Casa Azul, propiedad de Frida Khalo y Diego Rivera, conocidos artistas de los círculos intelectuales mexicanos. La relación de Trotsky y Frida Khalo ha sido ampliamente discutida. Ambos llegaron a ser incluso amantes. En cualquier caso, durante su estancia en México, Trotsky se vio rodeado casi constantemente por admiradores y seguidores de sus ideas intelectuales. Y de este hecho se aprovecharía Ramón Mercader para cometer su crimen.
Mercader utilizaría la identidad falsa de Jacques Mornard. El servicio secreto soviético preparó un encuentro aparentemente casual con Silvia Ageloff, secretaria personal de Trotsky. Mercader inició una relación sentimental prefabricada con Ageloff, lo que, poco a poco, le permitió introducirse en los círculos más íntimos de Trotsky. Aun así el proceso fue lento. De hecho, Mercader era el “plan B” del servicio secreto soviético.
En la madrugada del 23-24 de Mayo de 1940, un grupo de pistoleros encabezado por David Alfaro Siqueiros (rival artístico e intelectual de Diego Rivera) asaltó la Casa Azul. El ataque fue repelido y, ante el fracaso de la operación, el propio Stalin dio el visto bueno a la Operación Pato.
Mornard comenzó a escribir artículos periodísticos, con el objetivo secreto de presentárselos a Trotsky para unas hipotéticas correcciones y así poder acceder a su domicilio. Y entonces sucedió lo inevitable. 20 de Agosto de 1940. Trotsky aceptó que Mornard le presentara unos manuscritos. Trotsky se acercó a una ventana para ver con claridad los papeles y entonces Mornard atacó.
Un piolet clavado en la nuca. Sangre. Gritos. Golpes. Convulsiones.
Así murió uno de los pensadores más importantes del siglo XX.
Tras el asesinato de Trotsky, Mercader del Río pasó casi veinte años en prisión. Durante este tiempo se dedicó a alfabetizar a sus compañeros de prisión. Tras su salida de la cárcel se trasladó hasta la URSS, dónde se le conocía como Ramón Pavlovich López. Recibió la distinción de Héroe de la Unión Soviética y la Medalla de Lenin.
Por extraño que pueda parecer, estos años en la URSS pasaron factura a Mercader del Río. Quizá porque fue entonces consciente de lo que significaba vivir bajo una dictadura, por mucho que la suya fuera una dictadura proletaria y su cárcel, una cárcel de oro.
Se trasladó a La Habana castrista. Murió en Octubre de 1978. Antes de desaparecer, Mercader del Río escribió una carta a Santiago Carrillo solicitando asilo político en España. Su petición fue denegada.
“Mató a Trotsky, pero malo no era”.
Eso es lo que Sara Montiel llegó a decir de Ramón Mercader, un personaje ambivalente, complejo y tan fascinante como el propio Trotsky.
Mercader no era lunático de ojos saltones con vocación de magnicida, sino un caballero culto, educado y refinado. Quizá un tanto burgués, aún a pesar de su fanatismo comunista.
Autores: Pablo Menendez Fernández y Nayade Libertad García Huelves para revistadehistoria.es
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– Luri, Gregorio. El cielo prometido. Una mujer al servicio de Stalin. Ariel, 2016. Barcelona.
– Padura, Leonardo. El hombre que amaba a los perros. Tusquets, 2009. Barcelona.
– Service, Robert. Trotsky. Ediciones B, 2010.
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