Revista Cultura y Ocio

El asesino de la montaña, de Anders de la Motte

Publicado el 18 enero 2024 por Covadonga Mendoza @Cova_Mendoza
El asesino de la montaña, de Anders de la Motte

Traducción: Pontus Sánchez

Tras ser destituida de su puesto en el Departamento de Crímenes Violentos, Leonore Asker es "ascendida" a otro puesto, en el que, sin pretenderlo, se encuentra investigando el mismo caso del que la han retirado: la desaparición de una pareja, en la que ella, Smilla, es hija de una familia conocida y adinerada.

El asesino de la montaña es, en principio, más de lo mismo, no se sale de lo que se publica mayoritariamente en la actualidad, lo que podría ser tanto bueno como malo. Hay situaciones, como la de enviar a la protagonista a un nuevo puesto, donde se encuentra con personal poco convencional, que recuerdan a las novelas del Departamento Q escritas por Jussi Adler-Olsen y protagonizadas por Carl Mørck y Assad, aunque las similitudes son superficiales.

Da la impresión de que las novelas de misterio se dividen entre las que dan pistas para resolver lo que sucede y las que no lo hacen. En esta ocasión, el autor opta por dirigir las sospechas a casi cualquier personaje, excepto al que resulta ser el culpable. Alguien que haya leído muchas obras del género podría deducir con relativa facilidad la identidad del asesino por simple eliminación de posibilidades.

La novela, narrada principalmente en tercera persona y presente (en pasado está la historia del villano), alterna varias narraciones, dos de ellas en el pasado: cómo el asesino de la montaña se va convirtiendo poco a poco en un monstruo que llega a ser, y la de cómo Leonore (Leo) Asker llega a ser una policía condicionada por su pasado, y el comienzo de la relación con Martin Hill, otro de los protagonistas. De interés desigual, se diría más convencional la vida del asesino que la de Asker.

En el presente se alterna la investigación de Asker con la de Hill, hasta que, inevitablemente, convergen, con los pasajes de Smilla, prisionera del monstruo, y sus intentos de escapar, situaciones que no tienen nada nuevo que aportar, aunque en algún momento se intente sorprender con algún giro pretendidamente impactante que en realidad no lo es tanto; ya está todo escrito.

Los componentes del Departamento de Recursos (Virgilsson, Gunilla Rosén, Enok Zafer, Kent Attermon, al que llaman Atila, y hasta el anterior jefe de departamento, Bengt Sandgren, al que sustituye durante su baja) son poco convencionales y tienen potencial, que quizá se desarrolle en las posteriores entregas de la Unidad de Casos Perdidos. aunque, en esta ocasión, apenas son presentados.

Otros personajes, como la familia de Asker y la peculiar relación que mantiene con sus progenitores, la amistad con Martin Hill o la rivalidad con Jonas Hellman, un policía con quien tiene una historia personal, sirven para enriquecer la personalidad de la protagonista.

Detalles como la creación de la inmensa maqueta de tren que tiene su importancia en la historia, la afición de varios personajes por la urbex (exploración urbana de lugares abandonados) o el entrenamiento al que es sometida Asker en su adolescencia, destacan y llaman la atención.

En resumen, aunque El asesino de la montaña (El reemplazador en el original) contiene muchas convenciones del género y no resulta muy original, el autor se las apaña para mantener el interés, hay momentos que engancha, los personajes tienen potencial y, aunque es algo engañosa y tiene un desenlace demasiado largo, lo cierto es que cumple su cometido de entretener.

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