El asesino de la regañá
Autor Julio Muñoz Gijón (1985)Alias: @RancioSevillano LibroEditorial: AlmuzaraEdición: noviembre 2013Páginas: 169ISBN: 978-84-15828-37-2
Mi impresión
Cuando uno se viene a vivir a Sevilla, no siendo de aquí ni andaluz, hay un mar de tópicos, típicos, que le inundan. Al principio no se cree la mitad, pero van pasando los años y uno cada día descubre una cosa más que le deja boquiabierto. En fin, este libro refleja muy bien qué es y cómo es la sociedad sevillana pero, evidentemente, llevándalo a un extremo de exageración totalmente ficticio (a nadie lo matan con una regañá, producto típico de la zona y que nadie la llame regañada, porque eso es otra cosa). Múltiples personajes que son por todos conocidos y que tienen un reflejo en personas reales, los cuales no voy a revelar porque, esto es parte de la gracia de la narración. Este libro es pura diversión, para los que estamos aquí viviendo.
Estamos en Sevilla, en días previos a la internacionalmente famosa Semana Santa. Todo parece igual que siempre, pero un terrible y particular asesinato levanta el temor de una sociedad muy amiga de las tradiciones: aparece colgada una persona bocabajo enmascarada en la basílica de la Macarena. Lo que nadie da crédito es que el arma asesina es una afilada regañá clavada en el cuello, en una de las arterias carótidas.
Para resolver este crimen se recurre, desde la comisaría sevillana, a un experto de Madrid que llega en AVE y, sin saber exactamente qué se va a encontrar, comete el primero de los errores que le llevarán a una realidad diferente a la que está acostumbrado en la capital del Estado: se dice regañá no regañada. Para ayudarle en la investigación cuenta con un compañero sevillano que, aún siendo un poco torpe, le llevará por la senda que le permitirá resolver el crimen (¿o habrá más de un crimen?).
Fácil y divertida lectura y que encontré ayer por casualidad y que tiene una segunda parte, El crimen del palodú, y que me pongo a leer en cinco minutos. Ya contaré cómo continúa la cosa. Por cierto, para mi el descubrimiento de las regañá fue todo un acierto, porque es mejor entretenimiento que un paquete de pipas :-)
Contraportada del libro
¿Y si hubiera un serial killer de sevillanas maneras? ¿Y si mandar una nota al ABC después de cada crimen? ¿Qué pasaría si se confabulara con sus compinches en Cash Badía, alternara en el Tremendo o se hablara de él en el Garlochi? ¿Y si los sospechosos fueran caras conocidas de la Sevilla más tradicional? ¿Soportaría el presidente de uno de los equipos de fútbol de la ciudad un interrogatorio sobre un asesinato solamente con un zumo de naranja? ¿O un artista de la canción ligera? ¿Y una pareja de humoristas? ¿Y todos los demás? ¿Y si ese violento paisano asesinara con una afilada regañá... y sólo a modernos que no comulgan con las esencias de la ciudad?.