Revista Salud y Bienestar

El asesino de Oregon también tomaba peligrosos antidepresivos. Fármacos, suicidios y tiroteos en escuelas

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Hace unos días en una Universidad del Estado de Oregon (Estados Unidos) se produjo un tiroteo en el que murieron una decena de personas. Se da la circunstancia, como en tantas otras ocasiones, que el autor de los disparos, Chris Harper Mercer, de 26 años, abatido por la Policía en el lugar de los hechos, estaba bajo tratamiento médico y tomaba un cóctel de medicamentos antidepresivos conocidos por su peligrosidad.

Ocurrió el pasado jueves, en los alrededores de Roseburg (Oregón) en el campus del centro de estudios superiores Umpqua. Mercer entró armado en dicho colegio y se lió a tiros. El resultado son diez muertos y siete heridos. La masacre puede tener connotaciones religiosas pero eso ya es lo de menos, lo importante es que, como el propio Obama ha indicado, hechos así se han convertido en una rutina.

mercer Oregon

La prensa española no lo ha recogido pero gracias, sobre todo, al psiquiatra Peter Breggin sabemos que en su Facebook el asesino comentó en aguna ocasión y dos semanas antes del suceso que tomaba varios tipos de píldoras, entre ellas somníferos y que las mezclaba.

Breggin destaca la confirmación de que Mercer tomaba drogas psiquiátricas y que había asistido a una escuela especial para jóvenes con problemas emocionales y de comportamiento. Este psiquiatra fue experto médico en los casos de Eric Harris (tiroteo de Columbine) y James Holmes (el tirador Aurora).

Harris estaba tomando el medicamento antidepresivo Luvox (fluvoxamina) y para el médico esto es decisivo para entender lo que hizo. Como destaca, cuando se le hizo la autopsia tenía en su organismo un “nivel terapéutico” del fármaco.

Holmes fue recetado con otro antidepresivo, Zoloft (sertralina), el primer día que vio a su psiquiatra y le dijo que tenía sentimientos muy violentos. El muchacho se volvió más violento y aunque dejó de tomar la medicación 20 días antes del tiroteo que protagonizó, para entonces, siempre según el prestigioso médico, estaba demasiado psicótico y en un estado maniaco. Para él, tenemos buenas pruebas de que los antidepresivos causan violencia.

No hay más que basarse en los análisis que ha hecho la agencia estadounidense de medicamentos (FDA) sobre la relación de este tipo de fármacos y los actos violentos.

En este blog hemos estado atentos a las últimas masacres y la relación de sus ejecutores con la medicación que tomaban. Al publicar sobre la semblanza psíquica del asesino de la escuela de Newtown, Adam Lanza (hechos que ocurrieron en diciembre de 2012), ofrecí un enlace interesante sobre las conexiones entre medicamentos psiquiátricos y asesinatos en serie.

Merece la pena bucear en este gráfico sobre tiroteos en escuelas en USA y medicamentos que los protagonizaron:

El asesino de Oregon también tomaba peligrosos antidepresivos. Fármacos, suicidios y tiroteos en escuelas

Observad que los medicamentos “culpables” son casi todos antidepresivos. Los fabricantes de estos fármacos lo saben. Como publiqué hace dos semanas, un análisis del ensayo clínico en el que se basó el fabricante, GlaxoSmithKline (GSK), para justificar la receta del antidepresivo paroxetina (Paxil, Seroxat) a niños y jóvenes, revela que es inefectivo y además puede incitar al suicidio.

El debate está abierto, como cuando han ocurrido otras tragedias en las que el protagonista de los hechos sufría depresión y estaba bajo tratamiento de fármacos antidepresivos. Y no pensemos que esto ocurre sólo en Estados Unidos, donde es cierto que el cóctel uso masivo de los antidepresivos y utilización común de armas es un cóctel que resulta letal. ¿Fue el trastorno del copiloto alemán Andreas Lubitz lo que provocó el accidente aéreo en los Alpes de Francia en marzo de este año o tuvo algo que ver el propio tratamiento?

Se publicó muhco sobre ello y aparecieron recetas y pruebas que compusieron un amplio historial de depresión debido a una “crisis existencial” y demostraron que Lubitz estaba en tratamiento hasta el mismo día que estrelló el avión. Tomaba medicamentos contra la depresión, la ansiedad y los ataques de pánico y se suicidó matando sin contemplaciones a 150 personas.

Paxil1

Para Breggin está clara la relación de los medicamentos antidepresivos con casi todos los actos de violencia en masa. Parte de responsabilidad la tiene el propio sistema sanitario “mental” en el que hay muy notables profesionales con ganas de cambio, pero en el que por lo general, se obvian las necesidades de los pacientes y se limita a drogarlos, cuanto antes y cuanto más, mejor.

El debate es el siguiente: ¿Hasta qué punto la persona es responsable de sus horribles y condenables actos y hasta qué punto colaboran con ella los medicamentos que toma?


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