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La exactitud y la aspiración a la verdad no perdieron su privilegio en el discurso periodístico sólo por razones estilísticas. Es cierto que en el periodismo operaba desde siempre lo que puede llamarse la explicación literaria de la vida. No puedo desgranar aquí en qué consiste todo esto y me voy a ceñir a un rasgo concreto: el rechazo de la influencia de la naturaleza humana a la hora de explicar los conflictos sociales. El periodismo ha sido el motor de popularización de la doctrina de la tabla rasa, que desde Aristóteles afirma que el hombre viene al mundo como un lienzo blanco.
Hoy sabemos que tal doctrina es una piadosa ficción y que venimos al mundo con un cableado básico, responsable en ciertos aspectos claves de nuestra conducta. Pero el periodismo, en general, sigue sin leer a Steven Pinker, apegado a la tabla rasa y a la convicción de que los hechos son solo producto del entorno. Así desdeña la biología para explicar, por ejemplo, la conducta del psicópata, rematando sus conclusiones con la estupefaciente coletilla: "el asesino era un hombre normal".
Arcadi Espada
columnista de El Mundo y profesor de Periodismo en la Universidad Pompeu Fabra
De un nuevo periodismo, en Muy Interesante
Imagen vista en el Confidencial