Revista Opinión

El asunto catalán (Parte 1 de 2)

Publicado el 10 febrero 2014 por Fran_rey @elchigredefran

El 28 de Noviembre de 2010 CiU gana las elecciones autonómicas catalanas. No hablamos de un partido nuevo, hablamos del partido que ha gobernado Catalunya prácticamente durante la totalidad del periodo constitucional del 78, y durante todo ese tiempo, nunca se había mostrado como un partido independentista, al menos, hasta ahora, pues, como es sabido, Artur Mas está embarcado en una aventura soberanista dificilmente explicable. ¿Cómo se ha llegado a esa situación? ¿Cuál es la solución? En este artículo trataré de responder a ambas preguntas.
Guerra de Sucesión y Guerra Carlista.
Elegir una fecha para fijar el nacimiento de España es verdaderamente complicado y polémico. Desde luego, la idea de que España nace con los Reyes Católicos, como pretendía imponer el franquismo, no se ajusta a la realidad histórica. En tiempos de los Reyes Católicos Navarra era independiente y, muerta Isabel, Fernando sigue siendo rey de Aragón, mientras que la hija de ambos, Juana, pasa a ser reina de Castilla. Normalmente los historiadores oscilan entre dos fechas para fijar el nacimiento de España: La proclamación de Madrid como capital, por parte de Felipe II, y la unificación institucional mediante los Decretos de Nueva Planta, por parte de Felipe V. La llegada de Felipe V a la corona supuso una guerra, llamada Guerra de Sucesión, entre los partidarios de Felipe V, de la casa Borbón y los partidarios del Archiduque Carlos, de la casa Austria. Cataluña se posicionó del lado del Archiduque, y, tras la victoria del candidato Borbón, la represión contra los austricistas fue notable. Cataluña perdió aquí su autogobierno, y este hecho quedaría fijado en buena parte del pensamiento colectivo catalán.

carlismo
Siglos después, la historia se repite. A la muerte de Fernando VII, estalla una guerra entre los partidarios de su hija, Isabel, y los partidarios del hermano del difunto Rey, Carlos María de Borbón. Isabel fue apoyada por los liberales, que mayoritariamente defendían un sistema centralista, mientras que los seguidores de Carlos, partidarios del Antiguo Régimen, defendían los llamados fueros, es decir, una serie de derechos que poseían determinadas regiones. El carlismo tendría un importante peso en el surgimiento de los nacionalismos periféricos.

El surgimiento de los nacionalismos periféricos.
Con la llegada del liberalismo, aparece también el concepto de nación y, asociado a él, el nacionalismo. El 

Cambo
nacionalismo español aparece como reacción a la invasión de los franceses, y se articula en torno a los liberales españoles y la constitución de 1812 y sus sucesoras. Pero además del nacionalismo español surgen también nacionalismos periféricos, de dos tipos:

  • Un nacionalismo liberal, basado en los mismos conceptos que el nacionalismo español. Aparece fuertemente en Cataluña y es representado durante la restauración por partidos como la Lliga.
  • Un nacionalismo reaccionario, que desciende directamente del carlismo, y que surge en aquellas regiones con fueros defendidos por los insurrectos carlistas. Este nacionalismo, debido a su origen, era profundamente conservador, antiliberal, católico, y, en general, muy reaccionario. Su máximo exponente fue el PNV, fundado por Sabino Arana, un carlista reconvertido al nacionalismo vasco.

La diferencia entre ambos tipos de nacionalismos era notable, mientras el segundo era marcadamente independentista y, en general, xenófobo (Arana llamaba despectivamente Maketos a los no vascos), el primero era un nacionalismo más moderado, que defendía una España plurinacional y descentralizada.

CiU

Convergencia Democrática de Cataluña, el partido fundado por Jordi Pujol, pretendía ser sucesor de ese nacionalismo liberal de la Lliga, que propugnaba posiciones nacionalistas moderadas, más basadas en la adquisición de competencias que en la lucha por la independencia. Por su parte, Unión Democrática de Cataluña, aunque tenía orígenes relacionados con el carlismo, en su mayoría adoptó también un nacionalismo muy similar al de convergencia. Así, veíamos a una CiU que, durante décadas, gobernó una Cataluña española sin acarrear ello grandes problemas, y que pactaba con el PP y el PSOE en Madrid sin exigencias independentistas. En cambio, por aquel entonces, el PNV proponía el Plan Ibarretxe y su presidente, Arzalluz, hablaba de “raza vasca” en función del Rh de la sangre. ¿Cómo es posible que, ahora, CiU sea más independentista que el PNV?

El nacionalismo catalán hoy.
Hay un antes y un después en las relaciones de Cataluña con el resto de España (mal llamadas relaciones de Cataluña 

Pujol_Aznar
con España, como si Cataluña no fuese España). Ese momento es la segunda legislatura de José María Aznar, esa legislatura que empieza con el grito de los militantes del PP en Génova de “Pujol, enano, habla castellano”.  El PP tiene mayoría absoluta, no necesita a sus otrora aliados de CiU y PNV para pactar. El Aznar que hablaba catalán en la intimidad desaparece, y llega un nuevo Aznar, que hace gala de un nacionalismo español que confronta fuertemente con los nacionalismos periféricos. En esa lucha entre nacionalismos, empieza un ataque a todo lo catalán. La estrategia del PP era clara: En Cataluña no se vota al PP, se hable desde el PP mal o bien de Cataluña, por tanto, se puede sacar rédito electoral a crear una guerra entre Cataluña y el resto de España, que aumente los votos del PP en esas otras autonomías en las que sí se vota a ese partido. El resultado de esa política de ataque constante a Cataluña es que en las siguientes elecciones generales, Esquerra Republicana de Catalunya, el único partido del Parlament Catalán que era claramente independentista, pasa de 1 a 8 escaños en el Congreso de los Diputados.

La llamada catalanofobia aumenta drásticamente cuando Zapatero llega a la presidencia, pues el asunto catalán pasa a ser un arma del PP para desgastar a ZP. La idea con la que el PP quiere jugar es, de nuevo, transmitir al resto de españoles que ZP es aliado de los catalanes, que son unos señores muy malos, y ZP, que también es muy malo, va a ayudarles a romper España. Es curioso que en esta época, donde el independentismo era todavía una facción minoritaria en la política catalana, ya se insista en que los catalanes quieren separarse y romper España. Este mensaje llegó a calar en parte de la sociedad, y se empezó a oír hablar de boicot a los productos catalanes, a la par que se escuchaban insultos de todo tipo hacia todo lo catalán. ¿Cómo me sentiría yo, que soy asturiano, si veo que el resto de los españoles hablan de boicot a los productos asturianos, y nos insultan sin cesar? Pues así es como se sentían los catalanes. Y, evidentemente, en ese caldo de cultivo el independentismo creció notablemente.

catalanofobia

La gota que colmó el vaso fue el estatuto de autonomía de Cataluña. La reforma de los estatutos de autonomía siguen el siguiente proceso: primero, han de ser debatidos y aprobados en el parlamento autonómico, después, han de ser debatidos y aprobados en el Congreso y, finalmente, el texto resultante vuelve a ser votado por el parlamento autonómico, no sea que caigamos en el ridículo de que, tras los cambios hechos en el Congreso, se apruebe un estatuto que no cuente con el respaldo de la autonomía en cuestión. En el caso del estatuto de Cataluña, las modificaciones realizadas en el congreso hicieron que ERC retirara su apoyo al texto, y afirmase que la voluntad de los catalanes había sido truncada en Madrid. Más adelante, el tribunal constitucional sentenciaba que el estatuto, votado en referéndum por los catalanes, era inconstitucional, aunque, en realidad, la mayoría de las taras encontradas por el tribunal constitucional eran referidas a asuntos menores. La forma en la que el tribunal dictó la sentencia (completamente cargada de juicios de valor, con cargos sin renovar, y dictando inconstitucionalidad de algunos artículos presentes en otros estatutos de autonomía) causó un profundo descontento en Cataluña, descontento que sería utilizado por una CiU que iba a recuperar el gobierno, e iba a llevar a cabo drásticos recortes sociales. Necesitaba una cortina de humo, y la encontró en la independencia.

Continuará en la próxima entrada…


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