Derribar la puerta antes que intentar abrirla, sería un resumen de lo que expone el siguiente artículo y de lo que, a lo largo de esta temporada, viene siendo el ataque en estático del Real Madrid. Ancelotti, cuando llegó a la casa blanca, predicó que su equipo iba a tener un juego más vistoso que el de la anterior etapa, parte de esta vistosidad pasaba por alargar la fase ofensiva, mantener más la posesión y conceder, así, menos opciones en defensa.
Esto se ha conseguido a medias, por diversas razones, la principal es la configuración de la plantilla, muy similar a la de temporadas pasadas, que estaba claramente orientada a jugar al contragolpe. Las novedades en fase ofensiva eran, a principios de temporada, Isco y Bale y las ausencias de Higuaín y Ozil. Isco era el encargado de poner la calma, junto a Modric, en la fase ofensiva blanca pero no ha llegado a cuajar en el esquema de Ancelotti. Su influencia anotadora ha sido mucho mayor que la pasadora o la organizadora. Se trata de un jugador muy joven en periodo de adaptación, su peso en el equipo debería crecer con el paso de las temporadas pero se ha visto que, en la actualidad, está verde para tomar el mando de operaciones del Real Madrid. El otro refuerzo, por su parte, sí que está empezando a aportar lo que se esperaba de él, esto es, tener un clon de Cristiano en la otra banda que a base de potencia y velocidad, consiga quebrar las defensas rivales y llegar a situaciones de gol. No está aún al 100%, pero hace números con facilidad y su presencia en el 11 titular es prácticamente segura.
Lo que quedaba de temporadas anteriores, favorecía esta tendencia galopante, Cristiano Ronaldo es, posiblemente, el mayor especialista mundial en aprovechamiento de espacios, cuando tiene espacio por delante se encuentra cómodo ya que su repertorio de acciones se multiplica. Karim Benzema también se encuentra cómodo cuando tiene que contragolpear, entiende perfectamente lo que tiene que hacer en cada momento y es un buen definidor de manos a mano. En ataque estático también es un jugador útil, ya que se asocia con facilidad, se abre a bandas y está casi siempre en posiciones de remate pero carece del potencial rematador de los grandes 9s y esto le hace fallar más oportunidades de las que se le suponen. Di María, tanto si juega de interior como de extremo, sólo tiene entre ceja y ceja la portería rival, le cuesta mucho jugar con pausa. Las alternativas a los titulares, principalmente Jesé, también es un jugador muy potente, al que le encanta galopar hacia la portería rival.
Con estos mimbres es complicado hacer una cesta distinta a la que es, ahora mismo, el juego del Real Madrid, Ancelotti se ha dado cuenta y ha optado por adaptarse, intentar mejorar la seguridad defensiva y dejar sueltos a los de arriba para que percutan, sin piedad a las defensas rivales. Esto hace que, en ocasiones y con el rival encerrado, el primer gol tarde en llegar, dando la sensación de que el equipo gana con menos facilidad que el Barça. El rendimiento en las segundas partes es sobresaliente, porque en cuanto se abren los espacios en la defensa real, los delanteros blancos comienzan a sentirse a sus anchas. El desgaste físico es mayor, ya que el resultado del partido suele estar en el aire durante mayor número de minutos. Veremos si este desgaste tiene consecuencias en la fase decisiva para la lucha por los títulos.