Revista Viajes

El Ateneo Grand Splendid, hermosura mundial

Por Martineznotte Alejandro Martínez Notte @martineznotte

La librería El Ateneo Grand Splendid es Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de uno de esos lugares que, con su sola presencia, evocan una Buenos Aires que conversaba de igual a igual con París, Londres, o Madrid. Fue inaugurada, como librería, el 4 de diciembre de 2000.

En el edificio, ubicado en Santa Fe 1860, barrio de Recoleta, funcionó, desde 1919 hasta 1923, un teatro, en el que, además, se proyectaron las primeras cintas cinematográficas de Sudamérica. Toda la estructura merece renombre desde el punto de vista arquitectónico y estético.

Es importante destacar que su diseño tomó como punto de partida el casco del Teatro Nacional Norte, que ya funcionaba allí desde 1903. Es que Recoleta era, para entonces, el barrio con más glamour de la capital argentina. De hecho, se lo denominaba el Saint Germain porteño.

La alusión hacía referencia al barrio más elegante de París, donde se encuentra la catedral más antigua, y donde la vida cultural cobraba trascendencia a principios del siglo pasado. Buenos Aires -que alrededor del centenario de la independencia argentina pretendía ser la París sudamericana- ostentaba, pues, dos teatros de renombre, en Recoleta: Teatro Nacional, sobre la calle Corrientes, y Teatro Nacional Norte, luego Grand Splendid, sobre Santa Fé.

Una historia llena de cultura porteña

El hecho de que se haya conservado la construcción de 1903, le da mucha más trascendencia histórica al edificio. Sin embargo, de entre las mejoras y refacciones que se le practicaron para su re inauguración en 1919, se destacan el techo corredizo, la calefacción, y la sala de primeros auxilios.

A principios del siglo XX, su construcción lo ubicó entre los más importantes del mundo de entonces, e, incluso, se destaca la cúpula, pintada al óleo por Nazareno Orlandi, cuya temática festeja el fin de la Primera Guerra Mundial. El mensaje resultó más que apropiado si se considera que, el cine teatro, abrió sus puertas en mayo de 1919, 6 meses después de que concluyera el conflicto que puso en vilo al mundo entero por primera vez en la historia.

En 1923, se instaló en el mismo edificio, la Radio Splendid, que tomó su nombre del nombre que se le había colocado al teatro: Splendid Theatre (Espléndido Teatro) redondeando así, lo que ya era un icono de Buenos Aires. Desde allí, y por la frecuencia AM 990, se realizaron transmisiones culturales y deportivas que marcaron la época, hasta que la dictadura militar de 1955 intervino la emisora.

Por lo demás, aún cuando desde 2000 se convirtió en librería, sus balcones, galerías, columnas, y hasta el telón de rojo terciopelo, han sido conservados, y actualmente pueden apreciarse. Más aún, todo el detalle decorativo es también digno de mención. Respecto del acabado cemento tallado, se aprecia el estilo ecléctico de la época.

La marquesina, por su parte, es de estilo griego y tiene unas cariátides que sostienen los balcones del frente. Desde la vereda de enfrente se aprecia completamente bien. El escultor Troiani fue el autor de estas cariátides y los torsos de mujer situados sobre los ángulos del cielorraso, a los costados del escenario.

Los números de El Ateneo Grand Splendid

Los números de este monumento histórico, hablan por sí solos: desde que se convirtió en librería, en 2000, cada día, El Ateneo Grand Splendid recibe a más de 3000 visitantes, y vende unos 700 mil ejemplares por año. Sus representantes se jactan de que toda obra publicada, tiene al menos un ejemplar entre sus numerosos estantes.

Por lo pronto, en esta mega librería se contabilizan 120 mil títulos, por lo que es la más grande de Sudamérica, con 2000 metros cuadrados de superficie. La adecuación del cine teatro, a inicios de este milenio, costó, al grupo Ilhsa, 3 millones de pesos / dólares -en ese entonces, el tipo de cambio de la moneda argentina estaba sujeto a la convertibilidad 1 a 1-.

No obstante, más allá de la envergadura del proyecto, la decisión no estuve exenta de críticas, en la medida en que, aún conservando el valor histórico del edificio, se daba por tierra con su propósito cultural original, para comenzar a formar parte de la principal cadena de librerías comerciales de Argentina: Yenni – El Ateneo.

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Por supuesto, más allá de la polémica, El Ateneo Grand Splendid se ha vuelto un icono de la ciudad, y todos los portales de turismo reseñan sus cualidades y aconsejan no dejar de visitarla. La experiencia de subir al escenario, hoy convertido en cafetería, o de caminar los pasillos de sus 500 plateas, es verdaderamente extraordinaria. Lo mismo ocurre con sus cuatro hileras de palcos.

De entre tantos eventos históricos que cuenta en su larga vida, esta librería tiene el orgullo de haber visto debutar en radio a Carlos Gardel, probablemente el más grande cantor de tangos de todos los tiempos. Eso fue en 1924, un año después de que comenzara a emitir desde allí la LR4, Radio Splendid.

También es notable, por ejemplo, que este cine / teatro / librería tiene un tango homónimo, dedicado. El pianista y director de orquesta Roberto Firpo lo escribió y publicó en 1927. Fue una de las obras que impulsó la conformación de las orquestas típicas, para ejecutar un ritmo que hasta entonces no tenía instrumentación estándar.

El visitante que la elija como destino de su viaje, podrá recorrer las instalaciones observando las fotografías que dan cuenta de esta historia llena de épicos momentos. Incluso más, resulta placentero subir al escenario, donde hoy funciona el bar de la librería. Se puede escoger un libro, disfrutarlo, y escuchar en vivo algún tango al piano.

Esta librería icono de Buenos Aires, ofrece, además, todo su subsuelo a los niños. La literatura infantil tiene su propio y amplio lugar, con juegos didácticos y personal especialmente capacitado para trabajar con los más pequeños, orientarlos, e iniciarlos en la lectura.

En ese contexto, es lógico encontrarse con amigos amantes de la cultura argentina y mundial. De hecho, fue lo que ocurrió en el paseo que muestra el vídeo, en el que Alejandro Martínez Notte tuvo la oportunidad de compartir el placer de la literatura junto con Walter Chetoba, amante de la fotografía de aves, y nómade viajero.

Buenos Aires, ciudad de libros

No por nada, el periódico inglés The Guardian, que realiza regularmente rankings de edificios culturales de las principales ciudades turísticas del mundo, eligió en 2008 a El Ateneo Grand Splendid como la segunda librería más hermosa del mundo. Todo un elogio.

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Según ese medio, sólo la supera una librería holandesa, montada dentro de una iglesia de 800 años. Sin embargo, en la nota, The Guardian destaca que Buenos Aires es la capital de las librerías, porque posee más librerías por habitante que cualquier otra ciudad del mundo.

Al respecto, una nota publicada en 2015 por el mismo medio, titulada “A novel oasis. Why Argentina is the bookshop capital of the world”, (Un oasis de novela. Por qué Argentina es la capital mundial de las librerías) explica que Buenos Aires posee más librerías por habitante que cualquier otra ciudad del mundo.

Incluso, es interesante que, en la nota, Uki Goñi, el autor, esboza una hipótesis respecto de la razón por la cual en Argentina se lee tanto. Habiendo transitado una sangrienta dictadura militar,además de colapsos económicos, y teniendo una clase política particularmente sospechosa, The Guardian intuye que quizá sea por todo ello que los argentinos se refugian en un antiguo placer: la lectura.

El espíritu lector de Buenos Aires

En este sentido, cabe hacer lugar al contexto histórico y social en que esta firma, dueña de la cadena más grande de librerías argentinas, decidió hacer la enorme inversión que implicó El Ateneo Grand Splendid.

Una de las crisis más importantes de la Argentina, estalló en diciembre de 2001. Un año antes, cuando se inauguró esta librería, se preparaba sin prisa pero sin pausa, la debacle económica que fue el eje del problema. En ese momento, era usual ver cómo grandes teatros o cines, o incluso emprendimientos económicos de la más diversa índole, eran tirados abajo para convertirse en estacionamientos, o quedar, simplemente, arrasados.

Por eso resultó notable que la firma decidiera apostar por el proyecto, más allá de que significara que el cine teatro dejara de funcionar. Y, como morigerando los efectos de esa pérdida, además de tener en cuenta la realidad de entonces, los inversores definieron las condiciones contractuales con el Estado porteño.

Así, se estableció que se respetarían todas las características históricas del edificio, pero, además, los visitantes podrían entrar a la librería a recorrerla en tanto monumento histórico, incluso con la posibilidad de tomar un libro y leerlo sin comprarlo.

Y, dado que El Ateneo Grand Splendid conserva intactos los detalles de su pasado de teatro, cine y radio, condensa en su belleza un siglo de cultura. Por eso, es destino ineludible de todo turista que pretenda conocer Buenos Aires.

Para no dejar de conocer

Según el ranking de The Guardian, detrás de El Ateneo Grand Splendid, se ubican librerías de otras ciudades que también son turísticamente atractivas: Porto (Portugal), Los Ángeles (Estados Unidos) Glasgow  (Escocia), Cromford (Inglaterra), Bruselas (Bélgica) México DF, Kyoto (Japón) y Londres.

Algunas de ellas han sido valoradas por su historia, y otras por su estética. La número uno es una vieja iglesia dominicana de 800 años de antigüedad fue rehabilitada para albergar los libros de la comunidad. Su nombre es Selexys Dominicaen. Ha recibido premios por la redefinición de la arquitectura interior y es un bonito ejemplo de reconversión de un espacio religioso en un centro cultural contemporáneo.

Vale aclarar que, según el periódico ABC de España, El Ateneo Grand Splendid es la más bonita del mundo. Pero detrás de ella, se encuentra la Cafebrería (mezcla de cafetería y librería) El Péndulo Penasco, en el DF mejicano, también mencionada por The Guardian.

Allí, sobresalen las plantas colgantes que decoran los estantes abarrotados de libros. Coincide con la propuesta porteña en que también allí el lector puede leer una obra a elección y saborear algunas delicias propias, no importa a qué hora visite la librería.

La número 3, se encuentra en una estación de trenes de la época victoriana de Alnwick, al este de Inglaterra. No solo encanta por su calidez, sino que es famosa por tener un trencito de juguete en permanente movimiento, en su más alto.

No sólo de libros vive el Hombre, pero resulta evidente que sí es posible viajar por el mundo conociendo librerías. Sin dudas, desde 2000, El Ateneo Grand Splendid ha cautivado a turistas de todas partes del mundo. Las otras, también valen la visita. Al fin de cuentas, leer y viajar no hacen mal maridaje. ¿Verdad?


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