El atentado contra la selección togolesa en la Copa de África ha sido inmediatamente relacionado con la conveniencia de celebrar el Mundial en Sudáfrica.
El Mundo pregunta en un foro si debería cambiarse la sede del Mundial y son mucho los que dicen que sí; El País habla de la Preocupación por un Mundal Seguro y ABC lo califica de Macabro ensayo del Mundial.
Mientras, Sudáfrica se desgañita diciendo que no se puede comparar Sudáfrica con Angola y que las analogías son tan absurdas como si un atentado en México sirviera para cuestionar la organización de un evento en Estados Unidos. Peor, de hecho, porque estos dos países hacen frontera mientras que entre Sudáfrica y Angola hay una enorme distancia: los 800.000 km cuadrados que ocupa Namibia.
Asociar el Mundial de Sudáfrica con lo sucedido en Angola no es más que una comparación absurda que sólo sirve para crear miedo entre los aficionados que tuvieran pensado desplazarse hasta allí y, de nuevo, mostrar a África como un ente único lleno de peligros, guerras y terroristas.
De hecho, si se cuestiona la celebración del Mundial allí, por qué nadie se pregunta si España no debería dejar de presidir la Unión Europa cuando vemos titualres como éste: La banda ordena dos grandes atentados durante la Presidencia de la UE o por qué nos indignamos cuando Alberto de Mónaco puso en duda la seguridad de Madrid para organizar unos Juegos Olímpicos.
En fin, más de lo mismo.
[Añadido: Dos artículos interseantes sobre este asunto: El espectáculo debe continuar y Desafiemos a la muerte].