El Atleti, con Simeone al frente, eligió Pamplona para olvidar su mantra de partido a partido. Y lo pagó. Muy caro. Pensando en el derbi del domingo que viene, el Cholo dejó en el banquillo a tres de sus seis futbolistas más importantes: Miranda, Arda y Koke (apercibidos los dos primeros). Como con Martino el día anterior en Anoeta, sorprendió el escenario seleccionado para el experimento, un estadio donde ya habían tropezado Madrid y Barça. Osasuna, magnífico en la actitud y en los detalles, le hizo quedar fatal: le avasalló en el primer tiempo y se dedicó luego a disfrutar su bien ganada ventaja. Jamás sufrió. Si la goleada fue exagerada, la victoria es inapelable.
El desenlace se adivinó pronto. Desde el primer balón suelto, el Atleti parecía haber viajado el DeLorean deRegreso al Futuro tres años atrás, a aquellos tiempos en los que no ganaba una pugna. Gabi y Mario perdían balones infantiles, mientras Diego intentaba siempre lo difícil en vez de lo útil. Por delante de ellos, Adriánera el futbolista más reconocible sobre el campo porque era el que jamás corría. Villa fue un peso pluma y sólo Diego Costa parecía metido en el tema.
Pero el Atleti ya se había sobrepuesto en otras ocasiones a malos partidos ofensivos, lo realmente extraño es lo que sucedió detrás. Los tres goles de Osasuna mezclaron acierto individual con errores defensivos. Errores graves. El primero, muy pronto, a los 6 minutos. Osasuna sacó un córner en corto y sus futbolistas atacaron en grupo hacia el primer palo. Todo el Atleti mordió el anzuelo y se fue hacia allí dejando limpio el otro lado del área para la entrada sin oposición (sobre todo tras la faltita no pitada de Riera a Courtois) de Cejudo. El resto fue mérito rojillo: centro perfecto de Armenteros y la volea a la red de Cejudo. La pizarra se volvió esta vez contra Simeone.
La reacción del Atleti fue significativa por inexistente. Totalmente noqueado, vio como Osasuna anunciaba el segundo hasta que lo marcó, en el 21’. Juanfran dio un mal pase en la frontal y Gabi, irreconocible, no puso ningún problema a Armenteros para que recuperara. Como en el 1-0, el castigo del error llegó con mucho talento: gran disparo del argentino, que toca el poste y entra.
Esta vez, al menos reaccionó Diego Costa, que primero sufrió un penalti no señalado de Loties y de inmediato disparó fuera por poco. El único otro atlético que asumió responsabilidades en el primer tiempo fueDiego. No le salió bien nada y se le empieza a señalar como origen de los males rojiblancos. Los números respaldan esa tesis: cuatro derrotas cuando salió de titular y tres victorias cuando fue suplente. No trabaja como Arda, es cierto, pero incluso en su peor día parece más una solución que un problema. Seguiremos atentos.
Pero cuando el Atleti soñaba con acercarse, Osasuna le dio la puntilla al filo del descanso. Tercer acierto rojillo: buen centro de Damià y perfecto Roberto Torres llegando al cabezazo. Y tercer error defensivo: Godín, Alderweireld y Mario mirándose los unos a los otros mientras el goleador remataba. Miranda pone el orden en esa defensa.
El segundo tiempo fue prolongar la agonía. Sorprendió Simeone dejando a Diego Costa en el campo a una amarilla de perderse el derbi (pudo verla por fingir una falta) y la entrada de Arda despertó al Atleti, que mereció algún gol. Pero fue poco y tarde. La remontada nunca entró en sus planes. Ahora, pese a la debacle, volverá a la cabeza si gana al Madrid, pero se ha quedado sin comodines: su derbi es a doble o nada. Olvidar el partido a partido le costó muy caro.