Internet dice que es la capacidad de controlar las emociones y los impulsos; una cualidad que nos ayuda a afrontar con calma y serenidad los problemas y los contratiempos, que nos anima a cultivar la paciencia y a desarrollar mucha comprensión, en fin, es el control que tenemos de nosotros mismos.
Generalmente pensamos que en efecto, el autodominio es una cualidad deseable, pero pocas veces consideramos el verdadero alcance de las consecuencias negativas de no sabernos dominar.
El saber dominarnos es un valor en el que la voluntad se sobrepone a la comodidad de dar rienda suelta a las emociones, decidiendo afrontar con buenas cualidades las relaciones que deseamos cuidar. Y precisamente por eso muchos de los problemas de este mundo se deben a que las personas no tienen autodominio y así dejan para después las cosas importantes. Las consecuencias son el no rendir bien en el trabajo o la escuela, problemas que con el tiempo traen más consecuencias nefastas.
Pero aun hay más. Otras consecuencias de nos saber dominarse son maltrato verbal, abuso de alcohol, violencia, divorcios, deudas innecesarias, adicciones, cárcel, traumas emocionales, enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados… ¡vaya! todas aquellas cosas por las que los evangélicos dicen que este mundo es el infierno.
Así que no hay duda de la necesidad de tener autodominio para evitar las consecuencias citadas arriba y tener menos problemas graves. Nos será más fácil llevarnos bien con los demás y evitar la cólera, la ansiedad y la depresión.
Así las cosas, en vez de decir: “No hagas hoy lo que puedas hacer mañana”, mejor pensemos “No quiero que me vaya de la fregada”.
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