Revista Sociedad

El autómata profesional

Publicado el 18 febrero 2013 por Miguel @MiguelJaraBlog

Me ha ocurrido esta mañana en una oficina de correos. He enviado unos libros a un periodista interesado en ellos. El operario, pese a que aparentaba la cincuentena, parecía que era la primera vez que hacía ese encargo. “Hoy estoy espeso”, no paraba de justificarse. Mientras, necesitaba casi un cuarto de hora para realizar una operación que suele durar tres minutos.

Yo reflexionaba en silencio mientras le observaba para no entorpecer más. Al llegar a mi despacho he encontrado en un correo que también invitaba a la reflexión las palabras que lo explican y que Laurence J. Peter escribió en su libro El principio de Peter: automatismo profesional.

“Para el automatismo profesional, está claro que los medios son más importantes que los fines; el papeleo es más importante que la finalidad para la que originalmente fue previsto. Ya no se ve a instrumento al servicio del público: ¡ve al público como la materia prima que sirve para mantenerle a él, a los impresos, a las fórmulas y a la jerarquía!

El autómata profesional, desde el punto de vista de sus clientes, o víctimas, parece incompetente. Por ello, sin duda usted se estará preguntando: ‘¿Cómo consiguen el ascenso tantos autómatas profesionales? ¿Y se halla el autómata profesional fuera del radio de acción del Principio de Peter?’”.

Pero ¿quién define la competencia?

“La competencia de un empleado es determinada no por los extraños, sino por su superior en la jerarquía. Si el superior se encuentra todavía en un nivel de competencia, puede valorar a sus subordinados en atención a la realización de trabajo útil; por ejemplo, el suministro de servicios médicos o de información, la producción de salchichas o patas de mesa, o el logro de los objetivos declarados de la jerarquía. Es decir, valora el resultado.

Pero si el superior ha alcanzado su nivel de incompetencia, probablemente evaluará a sus subordinados con arreglo a valores institucionales: Considerará la competencia como el comportamiento que secunda las reglas, rituales y formas del statu quo. La diligencia, la pulcritud, la cortesía con los superiores, el papeleo interno, serán tenidos en gran estima. En resumen, un funcionario de este tipo valora el trámite“.

La obediencia aunque sea a normas inútiles es más valorada que el servicio eficiente. El autómata profesional, explica el autor, es un “inverso de Peter”. Ha invertido la relación medios-fines.


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