"El Avaro", adaptación de la obra teatral de Moliere representada por la compañía de teatro de la Asociación Cultural Castillo de Herrera.
Divertidísima adaptación de la creación de Moliere con algunos llamativos cambios que hacen que esta obra sea muy diferente a cualquier otra representada. Una comedia en estado puro con diálogos, acciones y situaciones cargadas de humor, la cual nos muestra la peculiar vida de un avaro contra el mundo por el bien de su fortuna.
Cuenta con un juego de luces y sonido bastante original. La escena está bien iluminada permitiendo así a los actores moverse por todo el escenario sin el problema de quedar en penumbra. Si peca quizá de demasiada intensidad y la luz cae sobre los actores de una forma demasiado cenital, pero esto no afea en demasía a los actores.
Hay que destacar de esta obra los variados efectos de iluminación, que van desde imitar la luz de la luna entrando por una puerta acristalada hasta un cambio de color en la luz que cae sobre el escenario, del cual se sirven para potenciar tanto el estado de algún personaje como para llamar la atención del espectador en un momento puntual. Incluso en una ocasión la luz juega un papel importante teniendo cierto peso narrativo y convirtiéndose en parte fundamental de una situación cómica.
Respecto al sonido, el uso de micrófonos permite a los actores poder modular la voz sin limitaciones; de igual manera, pueden representar conversaciones en escorzo y en un tono más suave. No necesitan forzar la voz para que se les escuche bien. Aunque, por supuesto, los actores tienen capacidad vocal suficiente para representar toda la obra, que dura cerca de dos horas, sin que sus voces desfallezcan en ningún momento.
Por otra parte, los efecto de sonido son únicamente los necesarios. Casi todos los efectos se dan en escena, por no decir todos, como son el sonido de monedas cayendo o el golpear de un trapo con un mueble. Tan sólo la música, empleada para abrir la obra y cerrarla, y el ladrido de un perro en un momento puntual son introducidos en la obra de forma electrónica.
Tanto la iluminación como el sonido están trabajados en esta obra, entrando en el momento preciso y fundiéndose con el resto de elementos haciendo así que no se rompa la continuidad de la representación en ningún momento. La voz de los actores es limpia y clara, y gracias a la microfonía se escucha a la perfección en toda la sala.
Algo que llama considerablemente la atención en esta obra es que todos los actores que figuran sobre el escenario están constantemente haciendo algo, aunque en ese momento el peso interpretativo no caiga sobre ellos. Los actores se reparten con suma coordinación y orden sobre el escenario para ocupar el máximo posible y, así, dinamizar y dotar de vida la representación. Esto es algo muy importante, ya que no permiten que el escenario quede desnudo ni que los actores que llevan el peso de la obra en ese momento se queden solos. Además, se le concede un grado de libertad al espectador permitiéndole mirar donde más desee.
Da una constante sensación de viveza entre los actores y el escenario sobre el que se desenvuelven. Y a pesar de que abunda el texto, los actores se mueven, hacen ademanes, expresan con cuerpo y rostro..., en definitiva, están vivos.
En ciertas ocasiones, algunos de los personajes se dirigen al público apartándose de su posición y hay un momento en concreto en el que el mismísimo Harpagón sorprende al público rompiendo con la cuarta pared, creando así una situación más que divertida.
Sobre el escenario hay unos pocos muebles que sirven como decoración en lo que intuimos un salón en el primera acto y un comedor en el segundo acto. Siempre omnipresentes están dos candelabros con sus velas casi extinguidas, lo cual dice mucho del protagonista de la obra. Un buen detalle, sin duda. El atrezzo es útil y no mera decoración. Los actores se sirven de ello y lo emplean en sus acciones.
La caracterización de los actores es acorde con el texto y la elección del vestuario no podía ser mejor, afín a el estatus de cada personaje. Gracias a esto, la inmersión del espectador en la historia es mucho mayor.
Esta es una gran y larga obra representada con valentía, entusiasmo y rotunda profesionalidad por parte de todos y cada uno de los actores. Cada actor sabe dotar de personalidad propia a su personaje, no sólo mediante la pronunciación del texto sino por sus gesticulaciones y ademanes.
Se les traban las palabras, deambulan con sentido por el escenario, cambian el tono de voz, mascullan... No dan la sensación de ser actores interpretando un personaje en un situación determinada sino de ser esos personajes viviendo esas situaciones.
La realización tiene gran parte de la culpa de que esta representación sea tan cual. De que los actores no se queden estáticos e inertes a un lado del escenario mientras que en el centro pasa la acción. La realización es la causante de que esta obra esté siendo un éxito y agote entradas allá por donde vaya.
Tuve la fortuna de ir a uno de los últimos ensayos antes de una representación, para la cual ya no había entradas, y pude observar el esfuerzo y el trabajo de todos y cada uno de los actores y de la directora para ofrecer una obra de calidad. Debo admitir que fui con prejuicios pensando que encontraría allí a un grupo de actores sin orden ni control pero no fue así. Me encontré con un grupo ordenado y capaz, actores en toda regla capitaneados por una directora de ideas claras y precisas.
El texto de esta obra nos muestra a un hombre capaz de todo con tal de mantener su fortuna. Pero también nos cuenta la historia de un amor furtivo y la de un amor secreto. La historia de un padre y un hijo enamorados de una misma mujer o la de un hombre que amansa una fortuna a base de su propia podredumbre.
De "El Avaro" podemos esperar una puesta en escena muy cuidada, una escenografía y caracterización apropiadas, unos efectos de iluminación y sonidos llamativos, un texto perspicaz y con grandes dosis de humor, una interpretación sublime y una realización impresionante. Pero sobre todo encontraremos a un grupo de personas que se han dejado la piel por un proyecto más que digno de ver.
Esta es una comedia que transmite el fuerte mensaje de que el dinero no hace más feliz al hombre, sino más avaro. Apta para todos los públicos y realmente divertida. Muy recomendada, sin duda, para todos.
Llevarán esta obra por los diferentes pueblos de la zona como Fuenlabrada de los Montes o Cabeza del Buey. Recomiendo que se compren las entradas con anticipación si no se lo quieren perder, ya que esta obra es un éxito rotundo que acaba con todas las entradas en cuestión de días.
¡¡No os quedéis sin vuestras entradas!!