Creo que en un principio los niños estaban más emocionados por subirse al avión que por el viaje en sí. No me creían que ya se habían subido varias veces… evidentemente, no recordaban nada, por lo que decidí darles por su lado y así, todos íbamos emocionados por su “primer” viaje en avión.
Poniendo mi propia lista de tips para viajar en avión a prueba, aproveché todas sus dudas para decirles lo que sí y lo que no estaba permitido, una vez que estuvieran adentro.
Metieron sus mochilitas debajo del asiento de adelante e inmediatamente se pusieron el cinturón de seguridad. Ellos ya estaban listos.
No pasaron ni dos minutos. Es más, la gente seguía abordando cuando ya parecía que tenían hormiguitas en los pantalones. Se comenzaron a retorcer hasta donde el cinturón se los permitía. Pablo abría y cerraba la ventana, mientras que Pía abría y cerraba la mesita de enfrente. De pronto, Pablo descubrió el tesoro más preciado de todo el avión…el folleto de las Instrucciones de Seguridad.
―¡Mira, Pía! ¡Busca en tu bolsita para ver si a ti también te tocó instructivo!
Fue una maravilla. Dicho instructivo los tuvo entretenidos por horas.
―¡Wow! ¿Ya viste? ¡Nos vamos a bajar por una resbaladilla!
―No, mi amor. Sólo es en caso de emergencia.
―No, mamá, tú no sabes porque no has leído el instructivo. Pero ya verás que sí…
… qué miedo. Qué bueno que lo que tiene mi hijo es mucha imaginación y no superpoderes para predecir lo que va a suceder. Si no, ya me hubiera bajado del avión.
―Mamá, ¡¿eso es lo que nos van a dar de comer?!
―No, eso es oxígeno.
―O sea, ¿el postre?
… claro, eso es lo único que le preocupa a Pía en la vida: el postre.
Llegamos a nuestro destino (gracias a Dios) sin resbaladillas ni probaditas de oxígeno. Mientras esperábamos para salir del avión, Pía preguntó:
―¿Ahora sí ya nos van a dar nuestros chalecos?
…o sea, eso fue lo que estuvo esperando todo el tiempo durante el vuelo.
Creo que los niños se sintieron timados porque de regreso ya ni siquiera quisieron ver el instructivo. Ya sabían que ese folleto era pura mentira. Pía mejor prefirió ver su revista de princesas.
Después de todo, eso sí es de verdad y no una tomada de pelo como el Instructivo de Seguridad…