Revista Religión

El ayuno que agrada a Dios

Por Campblog
El ayuno que agrada a Dios
El ayuno es un medio que nos ayuda a enfocarnos en aquel que realmente es el que vale la pena, Jesús, porque vivimos una vida con muchas comodidades, pero al final todo se acaba, porque nada es para siempre, el único que permanece siempre y para siempre es Jesús. Entonces, ayunar es un acto de abstinencia, de sacrificio muy personal que ofrecemos a Dios, y en esta ocasión, en Isaías capítulo 58, del 1 al 12 nos recuerda que Dios no tolera el ayuno que consiste sólo en abstenerse de comer y no se asocia con la justicia y la solidaridad. Y dice:
1 Grita con fuerte voz, no te contengas, levanta la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus rebeldías, a la descendencia de Jacob sus pecados.
2 Me buscan a diario, desean conocer mi voluntad, como si fueran un pueblo que se comporta rectamente, que no quisiera apartarse de lo que Dios considera justo.
Me piden sentencias justas, desean estar cerca de Dios.
3 Y, sin embargo, dicen: -¿Para qué ayunar, si tú ni cuenta te das? ¿Para qué mortificarnos, si tú ni te enteras? En realidad utilizan el día del ayuno para hacer lo que les da la gana y explotar a sus trabajadores.
4 Ayunan entre pleitos y riñas golpeando criminalmente con el puño. No ayunen de esta manera, si quieren que su voz sea escuchada en el cielo.
5 ¿Es a caso ese el ayuno que yo quiero cuando alguien decide mortificarse? Inclinan la cabeza como una caña, y se acuestan sobre cenizas con vestidos de luto. ¿A eso lo llaman ayuno, día grato para el Señor?
6 El ayuno que yo quiero es éste: que sueltes las cadenas injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las opresiones, 7 que compartas tu pan con el hambriento, que hospedes a los pobres sin techo, que proporciones ropas al desnudo y que no te desentiendas de tus semejantes.
8 Entonces brillará tu luz como la aurora y tus heridas sanarán en seguida, tu recto proceder caminará ante ti y te seguirá la gloria del Señor.
9 Entonces invocarás al Señor y él te responderá, pedirás auxilio y te dirá: -Aquí estoy. Si alejas de ti toda opresión, si dejas de acusar con el dedo, y de levantar calumnias, 10 si repartes tu pan al hambriento y sacias al que desfallece, entonces surgirá tu luz en las tinieblas y tu oscuridad se convertirá en mediodía.
11 El Señor te guiará siempre, te saciará en el desierto y te fortalecerá. Serás como un huerto regado, como un manantial inagotable; 12 reconstruirás viejas ruinas, edificarás sobre los antiguos cimientos. Te llamaran "reparador de brechas" y "restaurador de viviendas en ruinas".
Hay que hacer un trabajo importante, un trabajo muy importante, hay que aprender a reconocer que somos frágiles, débiles, necesitados, cuando tu y yo ayunamos, sentimos una necesidad, y al sentir esta necesidad nos damos cuenta de que no somos auto-suficientes, de que no somos absolutos, sino que soy un ser humano que necesita de los demás; hay que aprender a entregarnos a los demás, hay que aprender a ser agradecidos, viendo lo bueno que es Dios en nuestra vida, y no solo a sentarnos en un rincón a ver como las dificultades y los problemas nos absorben, todos tenemos problemas. 
Una vez le preguntaron a Jesús: -Oye mira, los discípulos de los Fariseos y los discípulos de Juan el Bautista, ellos ayunan, y ¿Por qué tus discípulos no lo hacen?- y en Lucas capítulo 5 versículo 32 dice: -Yo no he venido a llamar a los buenos, sino a invitar a los pecadores a que se arrepientan. Y todos somos pecadores, todos hemos pecado y seguimos pecando.
El ayuno nos acerca a Dios, el ayuno nos hace reconocer que necesitamos de Dios, dejemos de vivir en la frialdad, en el egoísmo, de seguir por el camino incorrecto, dice San Pablo: -La vida es corta y se termina el espectáculo. Rompamos pues, las cadenas de la depresión, de la tristeza, del pesimismo para poner nuestra mirada en Jesús, que todo lo puede, y aprovechemos ese tiempo ayudando a otros, ayudando en alguna actividad a la gente mayor, y aprendiendo de ellos; compartiendo nuestro pan con los pobres, nuestro abrigo con el que tiene que enfrentar esas noches frías; visitando a los enfermos, animando sus días con historias divertidas; sin duda existen muchas maneras de ayunar y que agradará a Dios, empieza ya!

Los invito para que celebremos nuestra cuaresma dando a nuestros sufrimientos, nuestra sangre, nuestro dolor, el mismo valor que Cristo dio a su situación de pobreza, opresión, marginación e injusticia. Así convertiremos nuestro sufrimiento en la cruz salvadora que redime al mundo y al pueblo.


Tu Amigo, Daniel Espinoza¡Consuela a mi Pueblo! Blog

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