El Consistorio pretende rehabilitar el inmueble con el objetivo de albergar un museo accesible a todos los ciudadanos
Julio Pérez y Clara Segura visitaron este espacio acompañados por el arquitecto municipal para comprobar el estado del mismo.
El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife trabaja para buscar financiación externa con el objetivo de sufragar los gastos derivados de la restauración del templo masónico ubicado en la céntrica calle San Lucas.El Consistorio capitalino ha mostrado su interés en varias ocasiones por rehabilitar el inmueble con el objetivo de que pueda albergar en un futuro un museo accesible a todos los ciudadanos.
Por ello, el primer teniente de alcalde, Julio Pérez y la concejal de Patrimonio Histórico y Cultura, así como del Distrito Centro-Ifara, Clara Segura, visitaron en la mañana de hoy el edificio para conocer de primera mano el estado actual que presenta. Durante el recorrido estuvieron acompañados por el arquitecto municipal, Germán Delgado, así como por el coordinador del distrito, Sergio García y los técnicos del área de Patrimonio Histórico y Cultura.
La visita al templo comenzó en la Cámara de Reflexión, último paso que tenía que dar el candidato antes de ser conducido por primera vez al templo. Tras recorrer este lugar, pasaron a la Sala de Tenidas, lugar en donde se celebraban los rituales masónicos. En la actualidad, la sala conserva el suelo ajedrezado original, pero ha perdido las pinturas que decoraban sus paredes y todos los elementos simbólicos, quedando únicamente las gradas que permitían acceder al Oriente, donde se situaba la presidencia de la logia. Por último, procedieron a recorrer las tres plantas que alberga la edificación.
Julio Pérez destacó la belleza del edifico de gran valor histórico, artístico y patrimonial y aclaró que por la propia naturaleza del inmueble, “el uso no puede ser otro que el de albergar un museo”.
En este sentido, recalcó que el objetivo de la restauración es el museístico, ya que “es un centro de irradiación de la cultura de los valores que inspiraron su edificación, y un elemento característico del siglo XX”. Además, manifestó que “la restauración de la logia será un atractivo indudable para los visitantes”, al tiempo que añadió que “de acertar con la fórmula de gestión idónea, será una fuente de ingresos para la ciudad”.
Pérez matizó que el templo se trata de un espacio que constituye “una verdadera seña de identidad de la ciudad, en el que se reconocen los chicharreros tengan o no relación con la masonería”.
Además, explicó que resulta muy significativo que en tan sólo unos pocos metros, la ciudad albergara durante muchos años una iglesia tan importante en la historia de la ciudad como es la parroquia católica de El Pilar, una iglesia anglicana tan característica como la de la plaza de Los Patos, así como el citado templo. “Este hecho da una idea del carácter abierto, tolerante y liberal de la sociedad de Santa Cruz”, comentó.
Por su parte, la concejal de Cultura y Patrimonio Histórico, Clara Isabel Segura, aseguró que la rehabilitación de este espacio constituye una de las prioridades para el área que dirige.
Por ello, la edil aclaró que “además de buscar la financiación externa, también se baraja la posibilidad de hacer uso de la normativa 1% Cultural para poder albergar el proyecto”. Esta Ley de Patrimonio Histórico establece la obligación de destinar en los contratos de obras públicas una partida de al menos el 1% a trabajos de conservación o enriquecimiento del patrimonio histórico.
Al término de la visita, el primer teniente de alcalde explicó que “las obras que conllevaría la restauración del edificio son de gran envergadura, por lo que por ahora no se ha podido establecer una estimación certera del presupuesto que se necesitaría para llevar a cabo la rehabilitación”.
El templo masónico, situado en la calle de San Lucas, fue construido entre 1899 y 1902, según el proyecto del arquitecto municipal Manuel de Cámara, cuya financiación corrió a cargo de la Logia Añaza. No obstante, la fachada no se concluiría definitivamente hasta 1923.
El 8 de noviembre de 1895 se alquiló para desarrollar la actividad masónica, un contrato formalizado en 1896. El edificio fue usado como centro educativo gratuito, la Escuela de Añaza, financiada por la logia. En 1936, se establece el primer decreto contra la masonería dictado por el General Franco, por lo que el inmueble es requisado y cedido a la Falange Española.
Poco después, se convertiría en el almacén de la Farmacia Militar, actividad que se compaginó después con una óptica para el Ejército, mientras en la parte superior se habilitó como acuartelamiento para soldados hasta que en 1990 quedara cerrado hasta la fecha. Finalmente, en época de democracia, el Estado vendió el edificio al Ayuntamiento de Santa Cruz en el año 2001 por más de 470.000 euros. El templo fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento en 2007, de acuerdo a la solicitud de la Logia Capitular Añaza Doscientos Setenta.
Fuente: La Voz de Tenerife