Sí, ando últimamente dando bandazos literarios, es una terrible consecuencia de la facilidad de leer que te da un Kindle. Pero todavía no he conseguido saber cómo coño he acabado leyendo de cabo a rabo un libro sobre la historia del bacalao.
Tipo curioso este Kurlanski, que nació en Hardford, USA, pero ha sido capaz de publicar Una historia vasca del mundo. Toma ya. Que no me atrevería yo, que también me gustan los vascos, vivo más cerca y seguramente conozco más que él. Pero ya veis, se ha quedado fascinado por los vascos y por el bacalao, así que entre las pesquerías de Terranova, Nueva Inglaterra eGadus morhua para el mundo. Que es mucho, no se vayan a creer, pues si creemos a Kurlanski es directamente el responsable de las 200 millas de Zona Económica Exclusiva.Islandia, con ocasionales citas a Bilbao, se ha cascado todo un tratado sobre el significado del
Me ha hecho reflexionar mucho, incluso pensamientos profundos. Pero sobre todo sobre el Bacalao, ni sobre los vascos ni sobre las aguas territoriales. Y como además saltea el libro con recetas, históricas las más y recientes las menos, pues puedes guardarlo en la cocina.
Lo único que no le perdono es que, tan profundo maridaje entre vascos y el bacalao (que nadie pone en duda habiendo cosas tan maravillosas como el pie-pil y la salsa vizcaína), haya supuesto el olvido de los otros grandes adoradores peninsulares de este peixe: los portugueses. ¿Que fue del Bacalhau com natas, del bacalhau á bras o del bacalhau á grelha? Que no te enteras, Kurlanski.